Fernando López, sacerdote jesuita y oriundo de las Canarias (España) tiene 25 años en el Equipo Itinerante de la Amazonía, una red creada por Cláudio Peroni, también jesuita, en 1998, bajo la premisa “anden por la Amazonía y escuchen lo que el pueblo habla, sus demandas y esperanzas, sus problemas y soluciones, sus utopías y sus sueños”.
Fernando llegó como laico a Paraguay y en 1985 ingresó a la Compañía de Jesús. En 1998, lo envían a misión con el Equipo Itinerante, desde entonces vive cada día como si fuera el último, bajo la dinámica de las sorpresas de Dios, porque literalmente su casa es “la mochila”.
Por estos días, participa en el encuentro de la Comisión de Ecología Integral, que ha organizado el Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), del 24 al 26 de abril en Bogotá.
El Equipo Itinerante tiene 25 años y cuenta con tres ejes – explica el sacerdote – servicio institucional, servicio de inserción y servicio de itinerancia, que “si se articulan bien, tienen una gran capacidad de transformación e incidencia”, porque donde “no llega la institución y no hay presencia inserta, llega la itinerancia; para después ver cómo traer servicios institucionales y presencia que respondan con las comunidades a sus necesidades”.
El principio trinitario
Otra dimensión que destaca el padre López es “el cómo articular la unidad, diversidad y relación; eso es el universo, eso es la selva amazónica, esos son los pueblos del amazonía con la diversidad de especies que conviven”.
Por ende, “ese es el nombre de Dios: Unidad, diversidad y relación, es principio trinitario y todo está hecho a su imagen y semejanza” y “trabajamos en unidad aceptando la diversidad y cuidando las relaciones de cuidado, las relaciones amorosas, y eso sí, lo vivimos internamente también externamente”.
Considera que “debemos recuperar el compromiso con la Trinidad que al final es el principio estructurante de toda la realidad. Cómo aprender a vivir en unidad acogiendo la diversidad, no como amenaza, sino como oportunidad y con sentido de Dios con relaciones cuidadosas y amorosas, entre todos los seres de la tierra; eso es ecología integral, eso es cuidado de la casa común”.
Itinerancia que transborda
Para Fernando “la itinerancia transborda, la itinerancia nos hace salir de nuestra zona de confort e ir al encuentro de nuestros hermanos y hermanas; allí donde Dios ya está presente y muchas veces crucificado”.
Esta premisa va al quite que hace Francisco de salir al encuentro, puesto que “la itinerancia nos anima a salir de nosotros mismos, pero no en soledad. Entonces el equipo que hace sumar diversidades con recursos humanos, recursos materiales, recursos económicos, conseguimos llegar adónde solitos no podemos”.
Son 25 personas en itinerancia – mitad laicos y de este grupo mayoría mujeres – y “eso es una buena señal de que algo nuevo también están haciendo a partir de este servicio itinerante que es tradicional en la Iglesia”.
Así se desprenden “las misiones itinerantes desde San Pablo; Jesús es un profeta itinerante que iba de aldeas en aldeas y hombres y mujeres iban con él como nos dice el evangelio de Lucas capítulo 8:13”.
Acota: “Creo que ahí tenemos algo nuevo que recuperar y ver cómo colocarnos al servicio de estos pueblos para aprender con ellos los nuevos caminos a los que Francisco nos invita”.
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