La I Experiencia Vocacional Misionera Nacional en Brasil, organizada por el Consejo Misionero de Seminaristas (COMISE), las Obras Misionales Pontificias (POM), la Organización de Seminarios e Institutos de Brasil (OSIB) y la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), en sintonía con el camino misionero de la Iglesia en Brasil, quiere ser parte de un proceso, no sólo un evento.
Para ello, siguiendo las indicaciones de los 280 misioneros y misioneras de todos los regionales de la CNBB: laicos y laicas, seminaristas, sacerdotes, formadores, religiosos, Juventud Misionera y obispos, se indicaron algunas luces, basadas en lo que vieron, oyeron y sintieron.
Jesús es el Misionero del Padre
La primera luz nos dice que «Jesús es el Misionero del Padre. Anuncia e inaugura el Reino de Dios. La Iglesia, que coopera con la misión de Dios, es guiada e iluminada por el Espíritu», inspirado en el Evangelio de Lucas 4, 14-21, y en el Libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 8. Todo ello teniendo en cuenta que «la realidad de la región amazónica es más compleja, rica y plural de lo que imaginábamos. La Iglesia en Amazonía busca ser viva, ministerial y profética. Es importante considerar la fuerza de la realidad y de la cercanía al pueblo de Dios, iluminado por su Palabra, en el proceso de conversión: lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado de la Palabra de Vida, os lo anunciamos», algo que se inspira en el comienzo de la Primera Carta de Juan.
Otra luz nos hace ver que «la misión es vocación: en cada lugar y sector hay que trabajar por la construcción de una Iglesia en salida, fortaleciendo una cultura vocacional misionera: ‘corazones encendidos, pies en camino'», que nos dice el Evangelio de Lucas 24, 32-33. Nadie puede olvidar que «la misión es el fundamento de la vocación cristiana«, otra luz nacida de esta experiencia, que lleva a los participantes a afirmar que «los seminaristas, sacerdotes, formadores/as, religiosos/as, laicos/as y obispos estamos llamados a asumir la misión como forma de vida: ir al mundo entero y anunciar la Buena Noticia a toda la creación», como aparece en el Evangelio de Marcos 16,15.
La misión nace del encuentro con Jesucristo
La Primera Experiencia Vocacional Misionera Nacional reconoce «la transversalidad de la misión en el proceso formativo del discípulo misionero. La misión es la naturaleza de la Iglesia, forma parte de la vida cotidiana y debe conducir al cambio existencial y vocacional del cristiano. No se limita a acontecimientos, actividades o a una dimensión», como aparece en el Decreto Ad Gentes del Concilio Vaticano II. Una misión que nace del encuentro con Jesucristo, «que exige oración, estudio y participación en la vida de la comunidad eclesial misionera. Es un compromiso con la propia vocación para preparar bien una ‘Iglesia en salida’. En los seminarios el COMISE hace posible la cooperación, animación, articulación e integración de estos y otros elementos en el proceso formativo», idea tomada de la Encíclica Deus Caritas est del Papa Benedicto XVI.
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Estas Luces para el Camino son puestas bajo la intercesión de Nuestra Señora de la Concepción, la Virgen de la Amazonía, pidiéndole, con sentida gratitud, que acompañe a los misioneros y misioneras de esta I Experiencia Nacional Vocacional-Misionera en su camino como discípulos misioneros.
Luzes para o caminho.
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