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62ª. Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones: Con esperanza, abiertos al amor de Dios y ante toda vocación que llame - ADN Celam

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62ª. Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones: Con esperanza, abiertos al amor de Dios y ante toda vocación que llame

El Santo Padre Francisco desde el Policlínico Gemelli —donde se encuentra internado desde el 14 de febrero recuperándose lentamente de una neumonía bilateral— dio a conocer esta mañana del 19 de marzo de 2025 su mensaje para la 62ª. Jornada Mundial de Oración por la Vocaciones que se celebrará el próximo 11 de mayo. Siguiendo el hilo temático de este año, el título es «Peregrinos de esperanza: el don de la vida».

El texto parte de que toda vocación es “una llamada a salir de nosotros mismos para emprender un camino de amor y servicio”, “sea laical, al ministerio ordenado o a la vida consagrada”, como “signo de la esperanza que Dios pone en el mundo y en cada uno de sus hijos”.

Ante las incertidumbres de los jóvenes con respecto a su futuro, Francisco señala una misión de la Iglesia: “A nosotros, los miembros adultos en la Iglesia —especialmente los pastores— se nos pide acoger, discernir y acompañar el camino vocacional de las nuevas generaciones”, para incentivar a esos jóvenes a “a ser los protagonistas de su vocación o, mejor aún, coprotagonistas junto con el Espíritu Santo”.

Los jóvenes: el ahora de Dios

Francisco propone a “santos y beatos jóvenes que respondieron con alegría a la llamada del Señor: santa Rosa de Lima, santo Domingo Savio, santa Teresa del Niño Jesús, san Gabriel de la Dolorosa, san Carlos Acutis, el beato —dentro de poco declarado santo— Pier Giorgio Frassati”, entre otros muchos que se plantearon “en qué forma de vida podemos corresponder al amor que Él [Dios] nos da primero”.

Paleta de vocaciones

Vocación y esperanza, por lo tanto, están entrelazadas en el proyecto divino para la alegría de cada hombre y de cada mujer, porque todos estamos llamados a ofrecer nuestra vida por los demás. Muchos jóvenes buscan conocer el camino que Dios les invita a recorrer: algunos descubren —muchas veces con asombro— la vocación al sacerdocio o a la vida consagrada; otros perciben la belleza de la vocación al matrimonio y la vida familiar, así como el llamado al compromiso por el bien común y al testimonio de la fe entre sus compañeros y amigos”, señala el Papa.

Y suma aspectos clave: que “toda vocación está animada por la esperanza, que se traduce como confianza en la Providencia”, más allá de “un simple optimismo humano”, “el mundo necesita jóvenes que sean peregrinos de esperanza, valientes en dedicar su vida a Cristo y llenos de la alegría por el hecho mismo de ser sus discípulos-misioneros”.

Discernir: Nunca Solos y en oración

La búsqueda de la vocación, dice Francisco, nunca es un proceso solitario “sino que se desarrolla en el seno de la comunidad cristiana y junto con ella”, y destaca la importancia de buscar en el silencio de la oración el discernimiento que desemboque en toma de decisiones fundamentales donde están involucradas las propias vidas:

“Quien se pone a la escucha de Dios no puede ignorar el clamor de tantos hermanos y hermanas que se sienten excluidos, heridos o abandonados. Toda vocación nos abre a la misión de ser presencia de Cristo allí donde más se necesita luz y consuelo. Los fieles laicos, en particular, están llamados a ser ‘sal, luz y levadura’ del Reino de Dios a través del compromiso social y profesional”.

Nunca solos II

Francisco le habla directamente a los agentes de pastoral vocacional,especialmente a los acompañantes espirituales, no deben tener miedo de acompañar a los jóvenes con la confianza esperanzada y paciente de la pedagogía divina. Se trata de ser para ellos personas de escucha y acogida respetuosa en las que puedan confiar, guías sabios dispuestos a ayudarles y a reconocer los signos de Dios en su camino”.

La oración: todas las vocaciones la necesitan

“La Iglesia necesita pastores, religiosos, misioneros y matrimonios que sepan decir ‘sí’ al Señor con confianza y esperanza. La vocación nunca es un tesoro que se queda encerrado en el corazón, sino que crece y se fortalece en la comunidad que cree, ama y espera. Y dado que nadie puede responder solo a la llamada de Dios, todos necesitamos la oración y el apoyo de los hermanos y hermanas”, describe yendo a lo hondo nuestro Papa.

En su despedida, el papa Francisco insistió: “No nos cansemos de pedir al Señor nuevos obreros para su mies, con la certeza de que Él sigue llamando con amor”.

 

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