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7º. Seminario PLAPA: La pobreza y la humildad necesarias en el camino de la recuperación en adicciones

El pasado 4 de octubre, se llevó a cabo de modo virtual el 7º. Seminario organizado por Cebitepal y PLAPA (Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de las Adicciones) que llevó por título “La pobreza y la humildad necesarias en el camino de la recuperación”.

Compartieron sus experiencias y saberes el sacerdote jesuita Fernando Cervera (Centro Barrial Papa Francisco, Hogar de Cristo en San Miguel, provincia de Buenos Aires, Argentina) y el sacerdote brasileño César Alberto Dos Santos de Fazenda de la Esperanza de distintos países de América Latina.

 

Padre Fernando Cervera SJ

Padre Cervera: Desde la pobreza, acompañamos

“La pobreza y la humildad son evangélicas porque a través de ella vemos algo fundamental del amor: cuando decimos amar a alguien —no se aman a grupos o a ideas, sino a personas, en singular— estoy diciendo ‘soy pobre, necesito de vos’”, inicia el padre Fernando.

Describió el servicio que damos a nuestros hermanos cuando estamos a su lado en sus adicciones así: mendigos de amor, “esa es nuestra primera pobreza”, “es bueno que nuestras heridas nos mantengan indigentes del amor de Dios”.

“Nuestra humildad tiene que ser aceptar nuestra indigencia, que no somos dueños de los demás, no somos héroes, no venimos a sostener una causa, sino que venimos a acompañar a personas que viven un dolor —muy grande quizás—, un desamparo… Cuánto de ese dolor y ese desamparo es reflejo del que yo tengo”, profundizó.

Y se preguntó: “¿Por qué me acerco a acompañar a estas personas? ¿Yo también necesito un lugar en el mundo?”. El padre Cervera va al hueso de quienes eligen ser ese bastón para superar las adicciones: “Nosotros creemos en la esperanza, no en la eficacia. La respuesta es entre Dios y ellos. Nuestra indigencia como acompañantes es nuestra propia necesidad de amor”.

Y afirma: “Solo puede cambiar el corazón de alguien con una cuota de amor gratuito y absolutamente libre tanto para aquel que se brinda como para el que acepta”.

 

 

Padre Dos Santos: Pobreza, humildad y trabajo

“La humildad es una virtud que nos hace reconocer lo que somos, para liberarnos de nosotros mismos es necesaria una buena dosis de humildad. Salir de nuestro egoísmo requiere humildad, es decir, mucho autoconocimiento porque quien se conoce se pone humilde”, describió el padre César, “en las Fazendas de la Esperanza ayudamos a los tóxicodependientes, nos abrimos al otro para ir más allá de la condición de cada uno, de su nada”.

La centralidad de San Francisco: “Francisco elige la pobreza como estilo de vida”. Y citó una alabanza del santo que amó y respetó la creación toda: “Señora Santa Pobreza, El Señor te salve con tu hermana la Santa Humildad”.

 

P. César Dos Santos

El secreto está en donarse

Y en esa centralidad franciscana de las Fazendas en la recuperación también está el trabajo: “Mantenerse con el trabajo lleva a vivir la vida en comunión y también la vida económica”, dijo el sacerdote brasileño. Las Fazendas se mantienen con el trabajo de cada uno de quienes eligen recuperarse en ese ambiente de oración, fraternidad y, por supuesto, trabajo compartido. Y llega la dignidad, la comunión, el deseo de devolver con voluntariado esa recuperación conseguida: muchos jóvenes vuelven a Fazenda a dar lo que recibieron.

Reviva el 7° Seminario PLAPA completo




 

 

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