El inminente paso del tiempo y nuestra respuesta al llamado de Dios hacen parte de los temas que propone Mons. Jorge Lozano en su reflexión semanal. El secretario general del Celam recuerda que ya estamos en el cuarto domingo de la Cuaresma y es importante aprovechar el tiempo, no se trata de seguir de forma automática hasta la Pascua. «Hace falta ser proactivos. Aprovechar el llamado de Dios ahora. Este es el tiempo de Dios,» afirma.
Llegar a tiempo
Retomando algunos ejemplos de la vida práctica, el arzobispo de San Juan de Cuyo recuerda que existen personas que están acostumbradas a llegar tarde. Por ejemplo, en las celebraciones de los matrimonios que la novia llegue tarde es algo casi normal o en un partido de fútbol, si jugadores en posiciones como la defensa «llegan tarde» a la jugada, corren el riesgo de cometer una infracción, generando una lesión para otro de sus compañeros.
También en el campo religioso existen personas que siempre llegan tarde a la misa sin ningún motivo, le ocurre hasta los mismos sacerdotes, sin olvidar que entre las familias y grupos de amigos, hay algunos que están totalmente habituados a llegar tarde como deporte o costumbre.
Tomando como punto de referencia que la impuntualidad es no estar a punto o pasarse de la hora o no llegar a tiempo, la pregunta es si esto significa no valorar a las personas que esperan. Al respecto, el obispo argentino asegura que en realidad no puede asegurarlo, no se anima a decirlo porque cada caso es totalmente distinto.
Según Mons. Lozano, influyen factores como el dormir más de la cuenta, mantener un ánimo de dispersión constante, no hacer un cálculo efectivo del tiempo que necesitamos para hacer una u otra actividad, si es que deseamos verlo desde el punto de vista cronológico. Pero también hay otros aspectos que van más allá de eso y tienen que ver con las implicaciones es decir, el no valorar las oportunidades, evitar la toma de decisiones y dejar que las cosas fluyan, actitudes que se definen con la acción de procrastinar. «No querer resolver es propio de la inmadurez o el miedo. Aceptamos la libertad, pero hasta ahí, sin compromiso,» advierte.
Comprometer la libertad
Este 19 de marzo celebramos la solemnidad de San José, esposo de la Virgen María y Padre adoptivo de Jesús. En él reconocemos a un varón cabal, íntegro. «Varias escenas evangélicas lo pintan de cuerpo entero. Dios le habla en sueños y José obedece. No tiene todas las evidencias en claro, pero se juega todo acompañado por la gracia de Dios. Confía en esas señales que Dios le muestra aún en forma borrosa, pero que en su corazón resuenan a modo de interpelación e impulso audaz,» explica el obispo argentino
Para Mons. Lozano en la figura de San José está el hombre que confía esas señales que Dios le muestra aún en forma borrosa, pero que en su corazón resuenan a modo de interpelación e impulso audaz. Entonces, no posterga las decisiones y compromete su libertad. Se trata de un hombre de pueblo que valora la historia y mantiene una firme esperanza en el cumplimiento de las promesas de la Salvación.
«Se trata de un conocedor y practicante de su religión y el Evangelio lo muestra como un varón piadoso que acompaña a María y al Niño Jesús a las celebraciones en el Templo. Tanto a los 40 días del nacimiento para presentar al Primogénito, como en la peregrinación con muchas familias vecinas a Jerusalén cuando Jesús tenía siete años de edad».
José fue migrante en la huida a Egipto ante la persecución de Herodes que buscaba al Niño para matarlo. Y allí partió José cuidando a su familia. Le tocó vivir en un país extranjero, sin vecinos, ni amigos, sin conocidos. «La dura experiencia que hoy atraviesan tantas familias desplazadas por razones étnicas, religiosas o políticas. Los que buscan escapar del hambre o los desastres naturales,» indica.
Otro aspectos que le caracteriza es su rol de hombre trabajador en la carpintería para ganar el sustento familiar. Tanto es así que a Jesús lo conocían por el oficio de José: “el hijo del carpintero”. Es patrono de la Iglesia y por eso confiamos en que, así como cuidó a María y a Jesús, nos protege a todos nosotros.
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Mirar a José
La invitación de Mons. Lozano es a mirar a José y reconocer en él un modelo a imitar para los varones. «Miremos a José y pidamos que interceda por quienes sufren a causa de la paternidad,» por ejemplo los padres que tienen a sus hijos enfermos, presos, en la pobreza. Por quienes ven con dolor a sus hijos encadenados en el consumo de drogas, el alcohol o el juego. Por quienes están impedidos de acercarse a sus hijos y abrazarlos. Por quienes lloran su muerte temprana y absurda.
Mons. Lozano cierra su reflexión recordando que el próximo 22 de marzo de marzo se conmemora el día Mundial del agua, lo que considera es una oportunidad para analizar la crisis que vive la provincia de San Juan de Cuyo sobre este tema y la necesidad de acoger otros caminos o propuestas.
Y el próximo viernes se realizará la Asamblea Arquidiocesana, de la cual participarán representantes de las parroquias, movimientos y áreas pastorales, será la unión de las diversas vocaciones, carismas y ministerios del Pueblo de Dios. «Podremos discernir cómo seguir caminando juntos como Iglesia,» lo que para él significa un motivo para unirse en oración.
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