La 39ª Asamblea General Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño eligió a Mons. José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo (Venezuela), como primer vicepresidente. En esta entrevista nos habla sobre las perspectivas ante la misión que la Iglesia del continente le está confiando. Igualmente hace un balance del camino recorrido en el proceso de renovación y reestructuración de este organismo, algo que conoce como coordinador del Consejo del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral, servicio asumido en el último cuatrienio.
Asume un nuevo servicio en la Iglesia de América Latina y el Caribe, en el Celam, ¿por qué es importante asumir estos servicios de animación, de coordinación, de impulsar la vida eclesial y pastoral en nuestro continente?
Cuando nos llaman a un servicio pastoral es un llamado, una interpelación que nos hace en un contexto global, de servicio, de entrega, de generosidad, del tiempo, porque al fin y al cabo casi todos nosotros somos obispos de una Iglesia local, a la cual tenemos que servir, y lo hacemos siempre con una motivación fundamental, que es servir al Pueblo de Dios a través de nuestras instituciones.
En este caso, servir a nuestras conferencias episcopales a través del Consejo Episcopal Latinoamericano, porque esa es su esencia. La esencia del Celam es el servicio a las conferencias episcopales, un servicio que es fundamental, que es el servicio de la comunión y la colegialidad de los obispos. Esto no implica que se vaya a un servicio eclesial, porque nosotros, nuestro trabajo en las distintas diócesis, vicariatos apostólicos, o bien organización de la Iglesia, lo hacemos en función de todo el Pueblo de Dios, y eso es lo que nos anima tantas veces a asumir estos servicios con la confianza de que el Espíritu de Dios ha estado presente en tantos hermanos que a través de un voto manifiestan su preferencia.
Haciendo un balance del servicio que usted prestó en el último cuatrienio, Mons. Miguel Cabrejos, presidente del Celam en el periodo 2019-2023, decía que el CEPRAP, el Centro de Redes y Acción Pastoral, puede ser considerado el corazón del Celam y de sus cuatro centros. Dentro del procesos de renovación y reestructuración del Celam, algo que fue encomendado en la Asamblea de Tegucigalpa, en 2019, ¿qué ha supuesto para usted poder animar y acompañar este centro?
Lo primero un gran aprendizaje, porque fue algo que salió de la experiencia de muchos, pero no teníamos nada. Cuando se crearon los centros, y con la metodología del trabajo en redes y articulación, pues eso no estaba caminando con el Celam anterior, el Celam anterior trabajaba a través de departamentos, que muchas veces no se relacionaban unos con otros, aunque se hacían muchas cosas y muchas cosas valiosas. Pero miramos las nuevas instituciones inteligentes, que tienen que trabajar sobre todo en un proceso de articulación y redes.
Ha sido un proceso de aprendizaje que hemos ido aprendiendo, haciendo, y esto ha sido en pandemia también. Hay que tomar en cuenta que la pandemia nos ha marcado a todos y que dentro del ámbito de la pandemia no dejamos de trabajar, porque esta nueva estructura nace en estos dos años de pandemia. Ha sido un proceso de aprendizaje, pero también de mucha conexión, como el Papa nos indica, en función de que todo está interconectado con las distintas redes, instituciones, que hacen vida en América Latina y que trabajan por el Pueblo de Dios.
En este caso la Confederación de Religiosos y Religiosas de América Latina (CLAR), lo que es Caritas América Latina, y muchas otras instituciones, como también las mismas conferencias episcopales en las distintas comisiones que a bien con los temas necesitábamos nosotros sopesar. El CEPRAP tiene una riqueza inmensa, porque asume los dos temas fundamentales del Celam, que es Iglesia sinodal en salida y desarrollo humano integral y ecología integral. Esos son los dos temas fundamentales que el Celam dentro de su articulación asumió para la misma estructura pastoral. Esta ha sido una dinámica de mucha interconexión, de muchas relaciones, de mucho diálogo, de mucha escucha, de discernimiento para que ayuden a decantar elementos propicios y propuestas pastorales para el Pueblo de Dios.
Por encima del cargo que cada uno ocupa, ustedes componen la Presidencia del Celam, en una Iglesia sinodal, que nos llama a caminar juntos, también a aquellos que marcan la pauta y animan la vida pastoral como Presidencia, que son llamados a vivir y practicar esa sinodalidad. ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan como Presidencia en este próximo cuatrienio?
El primer desafío es seguir profundizando en lo que ya se viene realizando en la nueva estructura del Celam. Apenas tenemos dos años con esta estructura, vemos que se va consolidando, pero es necesario la profundización y recordar que no es una estructura cerrada, es una estructura abierta. Bien lo acaban de decir algunos obispos, que es una estructura flexible. Es decir, puede haber cosas, como también pueden salir cosas, como pueden llegar otros elementos. Considero que eso es prioritario.
En segundo lugar, el acompañamiento a las conferencias episcopales. Teniendo una estructura, teniendo una institución más asentada en lo que viene a ser la organicidad del servicio, también eso va a facilitar el acompañamiento a las distintas conferencias episcopales. Son conferencias episcopales diversas, unas con una estructura muy orgánica, muy compleja, otras con una dinámica más flexible, más pequeña, y como comentaban algunos obispos, muchos de ellos forman parte de dos y tres comisiones episcopales, pues en un país puede haber ocho o diez obispos, pero en otro como Brasil hay 300 obispos. Hay que mirar también la realidad de cada una de las conferencias episcopales. El Celam está llamado a servir y acompañar también estos procesos de las conferencias episcopales.
También la dinámica de la eclesialidad implica acompañar algunos otros elementos, como lo hemos tratado de hacer los últimos años, un trabajo en redes, donde todo esté integrado y donde todos que participan en la vida pastoral de América Latina tienen su importancia. Nadie se descarta, sino que, por el contrario, se asume y se integra a un trabajo que podríamos llamar acorde a los temas que se vayan suscitando en América Latina. Por ejemplo, hemos logrado la creación, y el próximo año cumple REPAM diez años de existencia, luego CLAMOR, REMAM, CEAMA, la Red del Acuífero Guaraní y el Gran Chaco, y algunas otras plataformas de derechos humanos, democracia.
Son elementos que están integrados dentro del ámbito del servicio del Celam. El Celam presta sus servicios en colaboración con las conferencias episcopales, pero también a una dinámica más amplia en cuanto a la eclesialidad de la Iglesia en toda América Latina y el Caribe.
Mons. Jaime Spengler, nuevo presidente del Celam, insistía en la necesidad de dar continuidad al proceso iniciado en los últimos años. Para alguien que ha formado parte de ese proceso como coordinador del consejo del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral del Celam, ¿por qué es importante dar continuidad?
Porque los tiempos nos llevan a cambiar las estructuras, ya en Aparecida se nos pedía un cambio de estructuras caducas. Siempre las instituciones que se mantienen mucho tiempo con las mismas estructuras, quizás se hacen más cómodas, pero se hacen más autorreferenciales, como nos dice el Papa. Hacer más de lo mismo y llevar adelante un proceso de mucho activismo, pero que no deja procesos. Es importante llevar adelante lo que ya se ha iniciado, porque en una dinámica de articulación a nadie se le excluye y ayuda en una dinámica de procesos.
La lugarización es fundamental, porque se pude dar un curso de cualquier tema, se va al curso y no quedaba nada. Lo que queremos es que realmente haya procesos, se den procesos en el tiempo y estos procesos tengan también una vitalidad tal que se vayan plantando en muchos lugares de América Latina y el Caribe. Esto nos da a nosotros una garantía, que no es solamente el Celam, sino muchas instituciones, conferencias episcopales, comisiones episcopales de diversos ámbitos los que se involucran, y esto genera comunión y un trabajo sinodal de caminar todos juntos.
Como primer vicepresidente, ¿qué es lo que les dice a sus hermanos obispos, que al final son quienes le han elegido, y al Pueblo de Dios que vive su fe en el continente latinoamericano y caribeño?
Lo primero que les diría es lo que el Papa pide, recen por nosotros, porque realmente estos tiempos para América Latina y el Caribe y también para la Iglesia que peregrina en ella son tiempos de muchos desafíos, y por ende la oración es fundamental. No es tirarlo a uno al ruedo, sino que haya también un acompañamiento. Necesitamos mucha solidaridad y necesitamos un camino sinodal, un caminar juntos, un sentido sinodal. Se habla mucho de la conversación espiritual, eso también lo necesitamos. Es decir, que haya un proceso de escucha, discernimiento, porque al fin y al cabo esta Iglesia la hacemos entre todos, guiados por el Espíritu Santo, y sobre todo las tomas de decisiones que sean siempre concertadas, eso es fundamental. Pero nos da una motivación, que es el sentido espiritual con el que hemos asumido este servicio.
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