28 son los latinoamericanos y latinoamericanas no obispos que estarán presentes en la primera sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo de la Sinodalidad como miembros y facilitadores. En total son 16 hombres y 12 mujeres, divididos en 6 mujeres y 4 hombres entre los miembros, 10 hombres y 3 mujeres como facilitadores, 2 representantes de los Superiores Mayores y tres religiosas designadas por el Papa Francisco.
9 mujeres y 6 hombres entre los miembros
En la lista de los miembros figura la teóloga laica boliviana Erika Sally Aldunate Loza, las brasileñas Maria dos Anjos da Conceição, de Caritas Brasileña, y Sonia Gomes de Oliveira, presidenta del Consejo Nacional de Laicos de Brasil, y Valeria Karina López, laica de origen argentino que es secretaria general adjunta de la Conferencia Episcopal de Chile. Las otras dos mujeres son las religiosas Rosmery Castañeda Montoya, hermana de la Caridad Dominica de la Presentación, teóloga nacida en Colombia y que reside en Panamá, y la Hna. Gloria Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), colombiana de la Orden de la Compañía de María.
Tres religiosas fueron designadas por el Papa Francisco, la Hna. María Dolores Palencia, mexicana, la nicaragüense Xiskya Lucía Valladares y la venezolana María de Fátima Vieira Diniz.
Los miembros de la asamblea hombres son Jesús Alberto Briceño Cherubini, laico venezolano migrante en Ecuador, el laico mexicano José Manuel de Urquidi González, en representación del Sínodo Digital, el padre Francisco Gerardo Hernández Rojas, presbítero diocesano de la arquidiócesis de San José (Costa Rica), y el laico nicaragüense Néstor Esaú Velásquez Téllez.
Como respresentantes de los Superiores Mayores participarán el padre Arturo Sosa, jesuita venezolano y el superior de los Hermanos Maristas, el mexicano Ernesto Sánchez.
10 hombres y 3 mujeres como facilitadores
Los facilitadores son los presbíteros Pedro Brassesco, argentino, secretario general adjunto del Celam, y Agenor Brighenti, brasileño, miembro del Equipo Teológico del Sínodo. Junto a ellos los laicos Leonardo Lima Gorosito, uruguayo, miembro de las Comunidades de Vida Cristiana, y Mauricio López, mexicano residente en Ecuador, coordinador de la fuerza de trabajo responsable de la Fase Continental del Sínodo sobre Sinodalidad y parte de la comisión metodológica. También están en la lista los jesuitas Adelson Araújo dos Santos, brasileño, Miguel Martín, que también ejerce su misión en Brasil, y el peruano Juan Jorge Bytton Arellano. A ellos se unen el teólogo argentino Carlos Galli, el teólogo laico venezolano Rafael Luciani y el colombiano que trabaja en la Curia Romana Mons. Juan Fernando Usma Gómez.
La tres mujeres entre los facilitadores son la Hna. Daniela Cannavina, argentina, secretaria general de la CLAR, la religiosa hondureña María Suyapa Cacho Álvarez y la también religiosa de la República Dominicana Isís González.
Sonia Gomes de Oliveira
Para Sonia Gomes de Oliveira, «es una gran emoción como mujer, negra, del interior, estar en esta lista». Una alegría que proviene del hecho de que «estoy representando a otras mujeres, mujeres de la Iglesia, mujeres de la sociedad», subraya la presidenta del Consejo Nacional de Laicos de Brasil. Junto con la alegría que dice sentir «cierta aprensión por la responsabilidad que tenemos». Es una oportunidad para llevar a la asamblea sinodal «lo que se ha escuchado, lo que se ha discutido, y muchos deseos que todavía existen, que muchas veces no hemos sido capaces de llevar a las agendas».
La laica brasileña destaca la importancia de llevar «lo que escuché durante este camino, esta trayectoria que hemos hecho, la escucha que hemos hecho, pero también muchos gritos que resonaron aquí durante esta etapa de Brasil». Insiste en «esta mirada de superación del clericalismo, esta mirada mayor y más amplia sobre las mujeres de la Iglesia de Brasil«. De ahí la petición de «una cierta autonomía, de una Iglesia más abierta, que nosotras las mujeres nos sintamos más evangelizadas, pero también evangelizadoras, y esto de ser evangelizadoras es mucho más que ocupar espacios, es también ocupar un espacio de testimonio y de profecía en la sociedad y en la Iglesia».
Valéria López
Esa misma alegría está presente en Valeria López, que igualmente insiste en la responsabilidad enorme que representa “poder estar en este grupo llevando la voz en mi caso particular de los laicos y de las mujeres”. La secretaria general adjunta de la Conferencia Episcopal de Chile dice querer llevar a la asamblea sinodal “una visión muy esperanza de que es posible ser una Iglesia donde las relaciones entre nosotros sean más evangélicas y donde nuestras estructuras sean verdaderamente sinodales”. De ahí su insistencia en “trabajar para que los procesos de toma de decisión dentro de la Iglesia sean verdaderamente participativos, donde existe un liderazgo que deje de ser identificado con un clericalismo, porque implica también la voz de todo el pueblo de Dios y no sólo del clero”.
Recordando el proceso de escucha del que ha participado, señala que “me ha permitido ver que hay una sintonía en el pueblo de Dios que escucha lo que el Espíritu Santo quiere decirle en este momento respecto de que esa Iglesia que estamos llamados a ser es posible”. En ese sentido, destaca que “el Papa Francisco al hacer esta convocatoria, abriendo la participación a no obispos en el Sínodo con derecho a voz y voto, ha querido que esta etapa del camino sinodal que es la asamblea sea muy fiel y tenga mucha fidelidad con todo el camino”.
Según Valeria López, “era lógico que, si todo este camino que venimos recorriendo fue con la participación de todo el pueblo de Dios, una participación que ha sido muy importante, que fue maravilloso verla en la Etapa Continental del Sínodo, entonces lo más justo es guardar esa fidelidad al camino desarrollado y que en la etapa de la asamblea, donde se van a ver los temas y donde va a haber que votar también se siga con esa misma lógica de todo el pueblo de Dios participando”. Desde ahí afirma que “el Papa Francisco ha dado un paso y también un paso en coherencia de todo lo que ha sido el camino sinodal que no podía la asamblea quedar ajena, desperfilada de todo lo que fue el camino recorrido”.
Agenor Brighenti
Entre los facilitadores, el padre Agenor Brighenti ve que «nuestro papel es ser apoyo a los miembros de la asamblea en el sentido de orientar la dinámica de trabajo y también en lo que se refiere a la organización de la agenda y de las fichas que serán trabajadas en grupos y estar presentes allí después en apoyo a la redacción de las contribuciones que cada grupo aportará a la asamblea general, porque la mayor parte de las referencias, discusiones, trabajos serán hechos en pequeños grupos para después converger al discernimiento y votación de la asamblea como un todo».
El teólogo brasileño subraya la importancia de la dinámica en pequeños grupos durante la asamblea sinodal, «la diferencia con otros sínodos es que las cuestiones están todas puestas para el discernimiento, la discusión y también para decidir de forma muy abierta en forma de preguntas», resalta. También se recomienda que la asamblea tenga en cuenta los documentos previos y las escuchas, y por tanto todo lo que se ha recogido durante este proceso a la luz del Instrumentum Laboris, caminando desde el consenso de los grupos que luego pasará al discernimiento y a una decisión de la asamblea en su conjunto”.
Pedro Brassesco
El padre Pedro Brassesco, que también será facilitador, destaca con relación a las comunidades de discernimiento, “la experiencia de las asambleas regionales que ha sido muy rica, porque nos ha permitido poner en práctica el método de la conversación espiritual y además con todo lo que han significado las asambleas en cuanto a aportes por parte de los participantes”. El secretario general adjunto del Celam ve que los representantes del continente latinoamericano y caribeño, que debían ser elegidos entre los participantes de las cuatro asambleas regionales, “somos de alguna manera responsables de poder llevar las voces de todos los que participaron”.
Recordando que “la síntesis continental recoge de manera muy esquemática, muy concreta, los grandes consensos”, recuerda que “también hubo muchas voces significativas que resuenan todavía y que es muy importante poder llevar al Sínodo para que también allí sean escuchadas”. Por eso, “lo que puede aportar el continente latinoamericano y caribeño es la conciencia de que somos pueblo de Dios y que desde esa dignidad es que todos tenemos la posibilidad de participar en la Iglesia y que por lo tanto esa posibilidad puede hacerse efectiva en distintos ámbitos”, poniendo como ejemplo el ámbito ministerial. Algo a concretar, “en el ámbito de distintas instancias, algunas existentes y otras que sería bueno pensar donde haya una participación más eclesial en la toma de decisiones a nivel de las comunidades, de las parroquias, de las diócesis”.
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En la toma de decisiones ve importante “poder promover algunos estamentos de la Iglesia que actualmente participan de manera intensa, pero que no tienen la posibilidad de participar en ámbitos de decisión como por ejemplo las mujeres o los jóvenes”. También insiste en la mirada hacia la realidad social, “que implica un compromiso fuerte por parte de los católicos y que abre las puertas a la comunión, a la misión y a la participación, y esta relación que debe ser pensada más en profundidad entre lo que la colegialidad, la sinodalidad y la eclesialidad, que son instancias que deberían pensarse de una manera más concreta sobre cómo se relacionan”.
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