Expresar solidaridad y cercanía asegurando su oración fraterna en medio de la dificultad, es la intención del mensaje enviado por la Conferencia Episcopal peruana al P. José Domingo Cuesta, superior provincial de la Compañía de Jesús en Centroamérica. Congregación que por estos días viene padeciendo una grave situación que se une a la lista actos que hacen evidente una vulneración a la libertad religiosa por parte del gobierno del presidente Daniel Ortega.
«Saludamos la continuidad de la presencia de la Comunidad Jesuita en el trabajo pastoral que, aunque ahora limitado, certifica su amor y cercanía a la población que sufre la insania aplastante de sus derechos y el maltrato de su dignidad, por ser fieles a la verdad y la vida,» afirma la carta firmada por Mons. Miguel Cabrejos, presidente del Episcopado peruano y arzobispo de Trujillo.
Oración que une
En la comunicación la Iglesia peruana reconoce que la pasión y el dolor siempre preceden a la resurrección y en «la dolorosa experiencia del pueblo de Nicaragua, muchas instituciones y organizaciones han sido hostigadas por el régimen que se vislumbra cada día más autoritario». Situación que advierten permite constatar que «cuando el poder es ciego, acaba siendo violento y asesino. Enmudece voces, corta vidas y anula la libertad de pensar y expresarse con la dignidad de los Hijos de Dios».
Para los obispos peruanos, situaciones como la cancelación de la personería jurídica de la Compañía de Jesús en Nicaragua y la expropiación de sus bienes, particularmente de la Universidad Centroamericana (UCA) constituyen una represalia que «nace del miedo de quienes prefieren el terror a la fraternidad y la opresión a la libertad,» mucho más cuando saben que se trata de un centro de Educación Superior que vela por la producción del conocimiento y el desarrollo del pensamiento crítico.
Sin perder de vista que «a lo largo de la historia cristiana la cruz ha sido y seguirá siendo la huella que marque la fidelidad del discípulo al Maestro que logró redimir al mundo desde una cruz» los prelados del país andino cierran su comunicación ratificando a la Compañía de Jesús y al pueblo de Nicaragua su cercanía espiritual a través de la oración y la bendición de sus pastores.
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Los antecedentes
Al cerrar el mes de agosto el gobierno de Daniel Ortega canceló la personería jurídica de la Compañía de Jesús en el país centroamericano, esgrimiendo como argumento que la comunidad religiosa no presentó sus estados financieros durante los últimos años, lo que consideran un incumplimiento de la ley. Esta medida se presentó luego del cierre de la Universidad Centroamericana de Nicaragua (UCA) que fue acusada de ser centro del terrorismo, situación que igualmente fue rechazada por la organización y la misma comunidad religiosa.
La situación de la Compañía de Jesús en Nicaragua se une a otros acontecimientos que han atentado contra la comunidad católica en el país y que van desde la prohibición de actos solemnes como las procesiones durante la Semana Santa hasta la detención de Mons. Rolando Álvarez obispo de Matagalpa desde 2011 y Administrador Apostólico de la diócesis de Estelí desde 2021 y quien optara por la cárcel antes que el exilio.
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