Recta final de la primera fase del Sínodo de 2021-2024, muchas expectativas en el aula Pablo VI. Serán 11 meses de dulce espera y ver cómo germinan las primeras semillas. La semana comienza con la redacción del Mensaje al Pueblo de Dios y el Documento de Síntesis, además de una eucaristía en la Basílica de San Pedro, presidida por el cardenal Charles Bo, arzobispo de Rangún (Myanmar).
Los padres y madres sinodales de América Latina y el Caribe siguen esperanzados. El recién creado cardenal, monseñor Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba (Argentina) desde 2021, siente alegría cuando ya “estamos cerquita del final del sínodo, falta una semana”.
Resaltó que, al margen de los temas que quedarán para el año que viene, el Espíritu sopla, porque “realmente hay un espíritu de familia, un espíritu para nada combativo, realmente eclesial, realmente sinodal, que de alguna manera contradice una especie de fantasma de afuera que habla de una reunión de monstruitos”.
“La verdad es que es un espíritu de familia muy lindo, muy abierto, con discernimiento, con capacidad de escuchar. Entonces yo diría que esa ha sido la síntesis de este tiempo, en espíritu de amistad que suele ser el mejor de los ámbitos para poder decidir cosas lindas”, añadió.
Todos unidos
Néstor Esaú Velásquez Téllez viene de Nicaragua. Es gerente financiero y administrativo en medios de comunicación de la diócesis de León, occidente del país, jurisdicción sufragánea de la arquidiócesis de Managua.
En medio de las vicisitudes de su pueblo, este laico ha vivido una experiencia hermosa en este sínodo. Rescata el valor de la escucha y el discernimiento, ingredientes que “la Iglesia nos estamos disponiendo a poner nuestros ojos nuestros oídos en el pueblo de Dios ponerlo también en la palabra que ha sido fundamental”.
En especial, ha podido constatar “ese misterio de que somos un solo cuerpo con diferentes miembros, utilizando digamos diferentes servicios, sirviendo en diferentes espacios, en diferentes lugares, pero todos unidos”.
Seguir avanzando
Monseñor Luis Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt (Chile) desde 2020, está en el aula Pablo VI viviendo este momento de comunión “con mucha alegría”.
“Con esperanza”, así describe estas cuatro semanas de trabajo. Sobre el documento final ha mencionado que “nos va a permitir prepararnos para el próximo año para volver a tener las sesiones que nos permitirán ir avanzando”.
El prelado aseguró que “todo el pueblo de Dios se puede sentir partícipe de la comunión, de la participación y, sobre todo, la misión de la Iglesia”, porque “creemos que el Espíritu Santo nos está acompañando y esperamos que así sea hacia adelante”.
Variedad de la Iglesia
Rafael Luciani es un teólogo venezolano, asesor del Sínodo. Ha estado también vinculado con el equipo teológico del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam). Hace un inventario de estas tres semanas: belleza de la diversidad eclesial de vocaciones y carismas, trabajo en conjunto, lo que “nos permite apreciar la variedad de las iglesias que es lo más rico que hay”.
Cada Iglesia y cada continente “con su historia, con sus prioridades y también nosotros desde América Latina lo que hemos venido aportando”. Sin duda, asevera el laico, ha sido una experiencia que luego en nuestras Iglesias locales “debemos llevar y debemos profundizar hasta llegar a la asamblea del 2024”.
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