Continúa el Congreso de Vida Religiosa, que la Conferencia de Religiosos de Colombia ha organizado del 25 al 27 de junio en Bogotá. Tres días de jornada en la que importantes referentes nacionales e internacionales están reflexionando sobre la sinodalidad desde las diversas miradas teológicas de cara a los nuevos escenarios de la Iglesia.
En el segundo día, además de Emilce Cuda, secretaria en la Pontificia Comisión para América Latina, también participó el sacerdote Ignacio Madera, teólogo, docente e investigador de la Universidad Agustiniana de Bogotá y expresidente de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos /as (CLAR).
El padre Madera lanzó una provocadora pregunta: Sinodalidad: ¿oportunidad o moda pasajera? Sobre esto ha planteado “asumir la sinodalidad que se nos pide desde la Iglesia Universal como una gran oportunidad para nuestro estilo de vida en el contexto de las urgentes llamadas del papa Francisco de construirnos como Iglesia en salida”.
Temas aún vigentes
Sin embargo, el sacerdote ha señalado que la Vida religiosa debe transcender las modas: “Nos preguntamos qué de nuevo será lo que nos dirán y qué nuevos personajes serán portadores de estas novedades. Y vamos sustituyendo con una ligereza sorprendente temáticas y personajes por ello, así como los asuntos, las teólogas y teólogos también vamos pasando de moda porque se quiere oír novedades, aunque no hayamos logrado mayor cosa de lo anteriormente propuesto”.
Por ello, recomienda que debe hacerse una revisión exhaustiva entre lo verdaderamente fundamental para el proyecto evangelizador, no permitir que lo urgente prime sobre lo importante, porque “en la vida religiosa podemos vivir un poco esta euforia o necesidad de modas pasajeras”.
“La gran propuesta de las conferencias episcopales latinoamericanas de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida con relación a la opción por los pobres y las comunidades eclesiales de base tuvieron eco y furor en algunos años, pero no es ese el asunto que apasione y comprometa la globalidad de la Iglesia del continente”, ha dicho.
En definitiva, explica Madera que “el ritmo de los cambios, sobre todo lo que Aparecida ha denominado cambio de época suscitan la necesidad de reflexiones nuevas, pero no necesariamente declarar caduco o ventolera de los años 80 del siglo pasado, lo evangélico innegable, como por ejemplo la opción por los pobres y su causa. Hoy más que nunca necesaria y vigente”.
Sinodalidad en el plano real
En el actual contexto sinodal “hemos caminado discutiendo en el camino por lo que han generado comprensiones de Iglesia piramidal, el clericalismo como mal que afecta al continente y la vida cristiana en este país desafía a seguir andando hacia una nueva eclesialidad, como la pide la sinodalidad”.
Y precisamente la sinodalidad consiste en estar “todos en el camino sin distinciones ni diferencias ónticas, porque todos somos partícipes de un mismo bautismo”, porque “vivir en y desde Dios que caracterizó la propuesta de desarrollar una vida mística desde la vida religiosa sigue siendo oportunidad sin par que suscita el superar la mentalidad de moda pasajera”.
“Hagamos cosas con palabras, realicemos en hechos diarios la sinodalidad de nuestro estilo de vida porque estamos auto implicados en el contenido lógico de lo que decimos, porque retomando las grandes opciones que a lo largo de los últimos años hemos hecho en la vida religiosa del país, nos negamos a hacer de la sinodalidad un tema de moda para que llegue a ser una realidad de la Iglesia”, apuntó
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