La Iglesia argentina tiene dos nuevos beatos desde este 2 de julio en que el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, declaró como tales a los sacerdotes Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas SJ, los Mártires del Zenta, en una ceremonia realizada en San Ramón de la Nueva Orán, que contó con la participación de una multitud de fieles y de un buen número de obispos.
La persecución parte de la vida de la Iglesia
Tras ser realizada la petición de la beatificación por parte del obispo local, Mons. Luis Antonio Scozzina, y de la postuladora, Hna. Isabel Fernández, fue leída la carta apostólica enviada por el Santo Padre Francisco, que declara beatos a los Mártires del Zenta, cuya fiesta litúrgica será el 27 de octubre, y fue descubierta la imagen oficial de la beatificación.
El cardenal Semeraro comenzó su homilía recordando que la persecución y ejecución por odio a la fe es algo que ha estado presente en la historia de la Iglesia y que hoy continua. En ese sentido, recordó las palabras de San Agustín, en las que define a los mártires como semilla, del Papa Francisco, que, comentando las Bienaventuranzas, dice que “cuando el Nuevo Testamento habla de los sufrimientos que hay que soportar por el Evangelio, se refiere precisamente a las persecuciones”.
Movidos por el impulso misionero
El purpurado hizo una breve reseña de la vida de los nuevos beatos, recordando que “fue el impulso misionero el que los condujo hacia un encuentro mutuo. Juntos se pusieron al servicio del Evangelio y fueron fieles hasta el derramamiento de la sangre”. Así mismo, hizo ver la íntima relación que existe entre el martirio y la Eucaristía, insistiendo en que es de la Eucaristía “que nace la fuerza para ser cristianos, para seguir siendo cristianos, para vivir como cristianos”.
En sus palabras, el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos reflexionó sobre quienes sienten vergüenza en mostrarse como cristianos, pero también sobre quienes calculan el declararse como tales. También recordó a San Carlos Borromeo cuando reflexiona sobre “la fuerza de los primeros cristianos, de ambos sexos, ¡que se armaban para el martirio con este Santísimo Alimento… y con razón! Este pan de los fuertes, como lo llama la Escritura, da fuerza; para ellos las cuerdas, los grilletes, las cadenas en las manos, la prisión, el ayuno, el hambre eran más dulces que el panal y la miel… Fueron a la muerte con mayor diligencia de cuanto nosotros buscamos la vida”.
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Al final de la celebración fue leído el saludo del superior general de la Compañía de Jesús. También el obispo local agradeció por este momento, resaltando que “Los mártires nos unen”, y destacando el trabajo de la postuladora y sus colaboradores. Igualmente fue momento para hacer diferentes agradecimientos a quienes ayudaron a hacer realidad este momento.
Con informaciones de AICA.
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