El 1 de mayo la Iglesia católica celebra la fiesta de san José Obrero, patrono de los trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial del Trabajo y que representa la reivindicación de los derechos laborales.
La Iglesia siempre ha propuesto una enseñanza de carácter social, consiente que su misión y vocación más profunda no es política, económica o cultural respectivamente, sino religiosa. Así entonces, a la luz del Evangelio y del magisterio, la Iglesia para esta fecha se hace presente con una palabra de cercanía a los trabajadores; así como también, una reflexión dirigida a quienes tienen la responsabilidad o el poder de dictar leyes y generar empleo.
En este sentido, ADN Celam ha invitado al padre Euclides Carrillo, secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Pastoral Social – Caritas en Ecuador, quien nos ofrece una reflexión sobre la dignidad del trabajo, desde un sentido litúrgico, doctrinal y concluye su mensaje aterrizándolo al contexto de la realidad social que viven hoy los trabajadores.
San José muestra de justicia y humildad
PREGUNTA: El 1 de mayo se unen dos celebraciones, por un lado, el día de San José Obrero y por otro el Día del Trabajo. ¿Qué reflexión podría ofrecernos desde la figura de San José, un obrero trabajador?
RESPUESTA: Cada primero de mayo la Iglesia católica, desde 1955, celebra la fiesta de san José obrero, padre y custodio de Jesús, hombre justo y humilde que ejerció la carpintería; trabajo sacrificado y honesto. Fue su como medio de vida para proveer las necesidades de la familia de Nazaret.
San José nos enseña a ser segundos en todo, nunca ocupar los primeros puestos. Nos enseña que, en el silencio, el sueño de Dios se hace presente y en su mismo sueño, san José, pone a Dios primero obedeciendo en todo. Su vida es una vida entregada a su familia: a María y a Jesús, a quien le entrega su vida desde su trabajo y así alcanzar lo que Dios le ha pedido: cuidar de María y su hijo.
Hoy la figura de San José nos debe recordar a todos la dignidad del trabajo hecha desde los sueños de Dios. Todos los oficios son dignos cuando buscamos servir y amar a los demás, lejos de las ambiciones fáciles económicas y de la búsqueda del poder que nos lleva a ser egoístas, a buscar los primeros puestos y olvidarnos el plan de Dios, que en su hijo nos da el gran ejemplo, su entrega hasta una muerte de Cruz.
San José, con su trabajo humilde y honesto nos enseña que el pan es más pan cuando se lleva a la mesa con el sudor de la frente, con sus manos encallecidas y con el cansancio de cada día. Frente a este mundo de vida fácil, de dinero fácil y muchas veces llenos del dolor de los inocentes y manchado de sangre de tantas víctimas por la trata de persona, por el tráfico de las drogas y por las nuevas esclavitudes. San José obrero nos recuerda con su vida, con su ejemplo lo que debemos hacer entregando nuestra vida al plan de Dios.
La dignidad del trabajo desde el magisterio
P: La Iglesia atenta a las necesidades de las personas, se acerca a esta fiesta con el compromiso de seguir clamando por la dignificación del trabajo. Frente a esto ¿Qué nos dice el magisterio de la Iglesia?
R: Desde el papa León XIII y con la encíclica Rerum Novarum, escrita en 1891, como respuesta de la Iglesia frente la explotación laboral se da inicio a la doctrina que defiende a la persona del capitalismo que esclaviza. El trabajo digno tiene que llevar a atender unas demandas que enumera la Rerum Novarum:
1. Reconoce el derecho de los trabajadores a organizarse. Nacen los sindicatos.
2. Prohíbe el trabajo infantil.
3. El deber de un salario justo que dignifique
El Papa Benedicto XVI define trabajo digno en Caritas in veritate, 63 “Un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de la comunidad; un trabajo que de este modo haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores a organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación”
San Juan Pablo II, en Laborem Exercens. Nos habla de la dignidad del trabajo “Aquel que, siendo Dios, se hizo semejante a nosotros en todo, dedicó la mayor parte de los años de su vida terrena al trabajo manual junto al banco del carpintero. Esta circunstancia constituye por sí sola el más elocuente “Evangelio del trabajo”, que manifiesta cómo el fundamento para determinar el valor del trabajo humano no es, en primer lugar, el tipo de trabajo que se realiza, sino el hecho de que quien lo ejecuta es una persona humana. Las fuentes de la dignidad del trabajo deben buscarse principalmente no en su dimensión objetiva, sino en su dimensión subjetiva” (LE, 6).
El Papa Francisco en la homilía del 1 de mayo del 2020 nos dice: “Creó el mundo, creó al hombre y le dio al hombre una misión: administrar, trabajar, llevar adelante la creación. Y la palabra «trabajo» es lo que la Biblia usa para describir esta actividad de Dios: «Él llevó a término la obra que había hecho y cesó en el séptimo día de toda su obra», y le dio esta actividad al hombre: «Debes hacer esto, cuidar aquello, aquello otro, debes trabajar para crear conmigo – es como si Él lo dijera – este mundo, para que pueda continuar. Tanto es así que el trabajo no es más que la continuación del trabajo de Dios: el trabajo humano es la vocación del hombre recibida de Dios para la creación del universo.
Y el trabajo es lo que hace al hombre semejante a Dios, porque con el trabajo el hombre es un creador, es capaz de crear, de crear muchas cosas, incluso de crear una familia para seguir adelante. El hombre es un creador y crea con el trabajo. Esta es la vocación. Y dice en la Biblia que «Dios vio lo que había hecho y vio que era algo muy bueno. Es decir, el trabajo tiene en sí mismo una bondad y crea la armonía de las cosas – belleza, bondad – e involucra al hombre en todo: en su pensamiento, en su actuación, en todo. El hombre está involucrado en el trabajo. Es la primera vocación del hombre: trabajar. Y esto le da dignidad al hombre. La dignidad que lo hace parecerse a Dios. La dignidad del trabajo.”
Le puede interesar: Cáritas América Latina y el Caribe, presente como observador en las elecciones presidenciales de Panamá
Las esclavitudes rompen con la dignidad de la persona
P: Hoy los índices de desempleo son altos en la mayor parte de América Latina y el Caribe, prima el trabajo informal y en algunos casos ningún tipo de seguridad social y en Ecuador esto no es la excepción. ¿Qué mensaje enviar a quienes tienen en sus manos el poder de generar empleo y legislar reformas laborales?
R: Cuando no hay trabajo digno se presentan formas de esclavitudes y esta esclavitud muchas veces empiezan en el hogar cuando se impone el machismo o feminismo que no sabe recocer todo lo que hace; ya sea el hombre o la mujer que dentro del hogar no tiene un empleo remunerado, cuanta violencia especialmente contra la mujer se ha vivido. Por eso. El llamado es reconocer el trabajo de muchos en el hogar, que mientras uno trabaja en una empresa o institución que le provee un salario y con unos derechos laborales, otro en casa, hace los oficios domésticos de más de 12 horas diarias. Sin remuneración, sin días de descanso y sin reconocimiento.
Ecuador en la política, en derecho laboral, ha logrado grandes cosas, que no estamos dispuestos a perder y signo de ellos es el pronunciamiento del pueblo en la última consulta popular que pretendía enmendar la constitución de la república para dar paso a la contratación por horas o plazos fijos. El 70% de los ecuatorianos dijeron no.
La política laboral está bien, queda que el gobierno fortalezca la seguridad jurídica para las inversiones extranjeras y nacionales. Que sea flexible para la creación de las pequeñas empresas llenas de tanta burocracia que desalienta a quienes desean invertir. El gobierno debe reconocer en las empresas un aliado, no tratarles como enemigos, ya que son las empresas quienes generan, con sus inversiones empleos dignos.
También recordemos a todos aquellos trabajadores del mundo que realizan labores duras en minas o fábricas donde son explotados. Un llamado para que sean respetados sus derechos como persona.
Lamentablemente, son los más empobrecidos que hoy les toca llevar los trabajos más duros y difíciles y no reciben un salario digno. La minería y la explotación del petróleo en América Latina solo dejan contaminación, pobreza y muerte en las zonas intervenidas. La amazonia ecuatoriana es testigo de ese clamor que el mundo y las autoridades callan.
Defender la dignidad de cada persona debe ser un reto para nuestra fe y un compromiso de nuestros gobernantes en hacer cumplir lo escrito en nuestras leyes. Las normas no deben ser letra muerta. Deben servir para exigir los derechos en aquellas personas a quienes les han sido vulnerados sus derechos.
Acciones de la Iglesia para este primero de mayo
Por suerte el 1 de mayo es un día donde estaremos juntos y descansaremos el día viernes que es declarado día feriado, por lo tanto, para Cáritas Ecuador, será un día de reflexión en torno a San José obrero. Viviremos un momento de Fe, reflexionaremos sobre el sentido del trabajo, daremos gracias a Dios por nuestro trabajo y seguramente pensaremos en aquellos a quienes nos debemos.
Trabajar en Cáritas es un privilegio, ya que le servimos al mismo Jesús presente en tantos hermanos empobrecidos.
Conmemoración del día del trabajo en Ecuador
En Ecuador, por iniciativa de la Asociación de Abastecedores del Mercado de Guayaquil, se conmemoró el Día del Trabajo por primera vez en 1911, durante el gobierno de Leonidas Plaza Gutiérrez.
Al año siguiente, en 1916, se decretó en el país la jornada de 8 horas laborales, aunque no fue sistemáticamente aceptada de inmediato. Sin embargo, el feriado del 1 de mayo se mantiene cada año y está estipulado su cumplimiento en la Ley de Feriados, que asegura que es un día de asueto obligatorio y no recuperable.
Recibe gratis por WhatsApp y Telegram las noticias de la Iglesia latinoamericana y caribeña https://bit.ly/3HcXLDU
Sigue toda la información sobre el Sínodo 2021-2024 aquí https://bit.ly/3RguCLO
Conozca las ofertas formativas de Programación 2024 del Centro de Formación Cebitepal
https://bit.ly/cebitepal_24
Post a comment