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Inteligencia artificial Dr. Parselis: Ante las brechas tecnológicas “la única respuesta es la formación, deuda inconmensurable”

Ayer domingo 12 de mayo, el día de la Festividad de la Ascensión del Señor, se celebró la 58.° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales para la cual el Papa Francisco emitió un mensaje centrado en la Inteligencia Artificial (IA) y la presencia e intervenciones humanas en esos procesos tecnológicos, “Inteligencia artificial y sabiduría del corazón para una comunicación plenamente humana” es su título. Para ahondar en algunos aspectos del tema consultamos para ADN Celam al Dr. Martín Parselis, académico argentino en el campo de tecnología y sociedad, investigador y profesor de la Universidad Católica Argentina (UCA).

 

Pregunta: ¿La IA es peligrosa para la humanidad? ¿Por qué?

Respuesta: Si bien el Santo Padre enfoca su mensaje en las distintas formas que fue adoptando la comunicación social posibilitada por algunas tecnologías, la respuesta a esta pregunta puede darse en forma general.

Hay cierta tradición en el pensamiento sobre las tecnologías (y que considero simplista) que sostiene que las tecnologías pueden tener buenas o malas consecuencias según el uso que le demos. En este sentido, es cierto que podremos ser juzgados si hacemos algún mal, pero también es cierto que algunas tecnologías entrañan malas consecuencias desde su diseño.

En el caso de la inteligencia artificial esta observación se hace más compleja porque busca que su producto imite rasgos humanos, aun cuando sus procesos no son los que realiza un humano.

Por lo tanto, al riesgo de “la mala aplicación” se suma el problema de qué tipo de decisiones delegaremos en la inteligencia artificial. En línea con esta idea, el Papa observa que vivimos en una época en la que en muchos contextos el humano pretende ser reducido a un conjunto de datos. El peligro es, entonces, esta aproximación antropológica que nos dejaría a merced de un algoritmo en situaciones de decisiones que requieren del corazón humano.

Para evitar la mirada catastrófica, también debemos valorar que estas tecnologías ayudan a salvar vidas aplicadas en la medicina, o que volemos entre continentes de manera segura.

 

Pregunta: Dice Francisco: “Estamos llamados a crecer juntos, en humanidad y como humanidad. El reto que tenemos ante nosotros es dar un salto cualitativo para estar a la altura de una sociedad compleja, multiétnica, pluralista, multirreligiosa y multicultural. Nos corresponde cuestionarnos sobre el desarrollo teórico y el uso práctico de estos nuevos instrumentos de comunicación y conocimiento. Grandes posibilidades de bien acompañan al riesgo de que todo se transforme en un cálculo abstracto, que reduzca las personas a meros datos, el pensamiento a un esquema, la experiencia a un caso, el bien a un beneficio, y sobre todo que acabemos negando la unicidad de cada persona y de su historia, disolviendo la concreción de la realidad en una serie de estadísticas”. ¿Cómo dar ese salto cualitativo y estar a la altura de los avances que nos ofrece este desarrollo deslumbrante? ¿Precisamos más formación técnica o más formación humana, o las dos?

R: Siempre necesitamos más formación técnica acompañada de la formación humana, porque nunca fueron cosas diferentes. La técnica es profundamente humana.

Desde hace décadas las disciplinas tradicionales han dejado de dar respuestas satisfactorias a los fenómenos que vivimos mostrando aspectos muy parciales y en muchos casos sobre problemas irrelevantes con respecto a las tendencias que fueron cambiando nuestra forma de vida. Necesitamos interdisciplinariedad, integración de los saberes, y abandonar prejuicios para visitar disciplinas aparentemente ajenas a nuestra racionalidad.

Resulta evidente que hay agentes que nos reducen a datos, o a simples consumidores; pero la técnica hoy tiene un poder inusitado: humanizarse desde el diseño. Esto significa la incorporación de una mirada más compleja y completa de la humanidad mientras las tecnologías se encuentran en sus etapas de desarrollo, para no sufrir sus consecuencias cuando ya es tarde.

Hay personas que afortunadamente están trabajando en esta idea.

 

P: IA vs. Periodismo. Una reflexión sobre esta ¿aparente? dicotomía.

R: Conversamos (en sentido amplio) con máquinas desde hace mucho tiempo. El contenido simbólico que utilizamos como analogías de procesos es una vía para crear representaciones mentales sobre qué son las tecnologías.

Con la IA generativa creamos un modo de interfaz dialógico, y la conversación entró en el campo del lenguaje (que algunos pensadores simplistas llaman “el sistema operativo de la humanidad”). El temor de todos los profesionales y trabajadores de campos relacionados con el lenguaje están llamando la atención sobre este punto.

Sin embargo, hay un ciclo corto que puede sacudir las oportunidades laborales, y un ciclo largo que tal vez nos dé la oportunidad de reflexionar acerca de lo que estuvimos escribiendo en una superproducción de contenidos que inunda librerías y redes.

En el estado de la IA actual, las piezas poco originales o muy sistematizadas pueden ser escritas en colaboración con la IA fácilmente. La interrelación profunda de ideas no es algo que podamos hacer fácilmente hoy con la asistencia de la IA.

 

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P: Países emergentes vs. Países desarrollados ante la IA y el acceso a estas nuevas tecnologías de la información. ¿Una brecha más entre ricos y pobres?

R: Es inevitable pensar en la Argentina, que desde algunos puntos de vista es un país pobre, pero que tiene muy buenos programadores de IA, como también tiene actividades nucleares y espaciales relevantes. Por ello es fundamental no perder esas capacidades locales.

Las brechas tecnológicas pueden darse por no contar con estas capacidades, pero también por la idea de “soberanía tecnológica” en términos de posibilidades locales y recursos para el desarrollo. Esta soberanía también puede construirse en forma colectiva: hoy un satélite tiene partes diseñadas en distintas partes del mundo.

En principio, con capacidades y posibilidades de colaboración internacional las brechas no deberían ampliarse. Por otra parte, la exigencia de tecnologías abiertas (o de transferencia completa) también es clave para reducir estas brechas entre países.

Desde el punto de vista de los ciudadanos, la única respuesta es la formación. Y en esto la deuda es inconmensurable.

Conozcamos a Martín Parselis

Académico en el campo de tecnología y sociedad. Es investigador y profesor de la Universidad Católica Argentina (UCA). Autor de libros, capítulos de libros y artículos académicos. Consultor, emprendedor, divulgador y speaker. Artista.

Es doctor en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología por la Universidad de Salamanca, Master en Administración de Empresas por la UCA, obtuvo un diplomado en Innovación tecnológica en la Universidad de Oviedo, es Ingeniero Electrónico (ITBA) y con estudios en Comunicación Periodística (UCA).

Sus trabajos de investigación se centran en las distintas relaciones entre tecnología y sociedad. En particular, en la legitimación (ética y política) del desarrollo tecnológico desde el diseño, la cultura tecnológica, la filosofía de la tecnología, la comunicación y la educación. La mayoría de las investigaciones tienen como resultado publicaciones en forma de capítulos de libros o papers.

https://www.parselis.com.ar/

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