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Misa Apertura Encuentro Madres y Padres Sinodales: “Este momento de la Iglesia debemos abordarlo como Jesús, hombre libre”

A continuación del Congreso de Teología Sinodal organizado por el Celam (del 9 al 11 agosto), con una Misa el día de hoy, 12 de agosto de 2024, se dio por comenzado en Bogotá el Encuentro Madres y Padres Sinodales que participarán desde América Latina y el Caribe en la segunda fase de Sínodo de la Sinodalidad de octubre de este año en Roma.

La celebración eucarística fue presidida por monseñor Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo de los Obispos, quien concelebró junto a monseñor Dante Braida, obispo de La Rioja (Argentina) y monseñor Luis Fernando Ramos, obispo de Puerto Montt (Chile).

 

La homilía

Compartimos algunos tramos de la predicación de monseñor Luis Marín de San Martín quien se centró en cómo colocarnos en la perspectiva de Cristo para mirar nuestro mundo actual.

“El profeta Ezequiel nos anima a romper estos muros opresivos y a hacerlo en la contemplación de la gloria del Señor, contemplando la gloria del Señor. La respuesta a todo es contemplar la gloria del Señor. El conocimiento experiencial del Dios vivo que se revela en Cristo Jesús. No hay otro camino, no hay otra vía.

”¿Cómo podemos hacerlo? Todo esto puede quedar muy bien en la teoría, bellas frases, ‘conocer experiencialmente al Señor, abrirnos al Dios vivo’… En la práctica nuestra, en la práctica de mi vida personal, de mi comunidad, la práctica cotidiana, ¿es esto una realidad?, ¿cómo podemos hacerlo?

 

(De izq. a der.) Mons. Luis Fernando Ramos, Mons. Luis Marín de San Martín, Mons. Dante Braida

 

«La llave que abre solo es una: la humildad. Sin humildad no es posible la experiencia de Dios.» (Mons. San Martín)

«Y ahondó en este concepto de humildad como clave y llave, sentirnos hijos de Dios y situarnos desde su amor:

”Sabemos muchas cosas, diremos mucho, haremos muchas acciones, trabajaremos… pero no nos encontraremos con el Dios vivo. La humildad como llave, esto nos lleva a reconocer nuestro lugar de criaturas pequeñas y fugaces pero grandes —no por nosotros— sino por el amor de Dios, por el amor que Dios nos tiene que nos hace hijos siendo nada, no valiendo nada, siendo pobres, un instante fugaz en el tiempo, una partícula insignificante en el espacio. Somos grandes porque Dios nos hace sus hijos por su amor, por voluntad suya, no por nuestras fuerzas o méritos sino por el don amoroso de Dios.

Y esto nos hace ser hijos de Dios, entrar en la perspectiva de Dios. Aquí necesitamos ese cambio de perspectiva, como Ezequiel que mira la realidad difícil y dolorosa que le ha tocado vivir, no desde él mismo, desde su pequeñez, sino desde la grandeza de Dios. Esto le abre a la esperanza y a la confianza. Hay que entrar en otro lenguaje, en otra realidad, donde hay que morir para vivir, hay que perder para ganar, donde el último es el primero, y el niño es el más importante. Esto no nos suena al lenguaje del mundo de hoy, pero es el lenguaje del Evangelio. Esta es su perspectiva y también para nosotros, cristianos, principal y esencialmente para nosotros cristianos.» (Mons. San Martín)

Mons. Luis Marín de San Martín propone concentrarnos y pasar de la desesperación ante la muerte de Señor a la esperanza en su resurrección que no defrauda:

”Tenemos el Evangelio que tiene dos partes… el segundo anuncio de la Pasión… el primer anuncio había logrado una reacción airada de Pedro, no entendía cómo se iba a morir, cómo iba a padecer… ‘’¡no, Señor, no!’. En el segundo anuncio de la Pasión la reacción es más moderada, más suave: ‘se llenaron de tristeza’. Jesús dice ‘el hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán pero resucitará al tercer día’. Esto les llena de tristeza, se quedan en la primera parte. No pasan a la segunda.

 

”Para nosotros —diría San Agustín— es más fácil quedarnos sentaditos al pie de la cruz, en un perpetuo Viernes Santo, quietecitos, gimiendo y llorando, tristes mirando la cruz. ¡El Señor ha resucitado!

«Decía San Agustín: debemos ser los vigilantes de la noche de Pascua que se llena de alegría, que sentimos una enorme alegría, el Señor venció a la muerte y ha muerto por nosotros. No hemos hecho el itinerario de la Pascua.» (Mons. San Martín)

”Claro que hay que pasar por la muerte, claro que hay que pasar por la cruz, no hay otro camino. La clave es la resurrección. Nosotros nos relacionamos, proclamamos, seguimos a una persona viva, no vamos detrás de un muerto que no existe sino que vamos atrás de Cristo Jesús vivo que llena de amor nuestra vida.

”Pasamos a la segunda parte del Evangelio que nos hace ver cómo quieren envolver a Jesús con criterios mundanos, lejanos al Evangelio. Se ve envuelto en una disputa engañosa de los nacionalistas sobre los impuestos. Hay una vinculación con la primera comunidad cristiana, cuando todavía no se había destruido el templo de Jerusalén, cuando primaba la participación de la comunidad cristiana en el ritualismo judío. Jesús saca esta polémica y la coloca en la debida perspectiva, siempre en la perspectiva de Dios, el lenguaje de Dios, el lenguaje del Evangelio. Jesús no se presenta como un anárquico o como un individualista, no rechaza las pertenencias sociales o religiosas de su tiempo, pero las reconduce y las sitúa en su debida perspectiva.

«No es esclavo, no es ritualista, Jesús es siempre el Hijo de Dios, el hombre libre.» (Mons. Luis Marín de San Martín)

”Desde ahí debemos actuar en nuestra vida cristiana, desde ahí debemos abordar este momento importantísimo que estamos viviendo en la Iglesia. Desde ahí también vivimos e impulsamos el proceso sinodal, cualquier proceso de renovación en la Iglesia. Siempre desde Cristo resucitado. Desde el lenguaje del Evangelio. Desde la perspectiva del Evangelio.

”Nosotros, hoy y siempre, miramos a Cristo. Ser cristiano es ser Cristo. Miramos a Cristo que no acepta privilegios sino que dona su vida por el mundo pagando con la vida la paz de nuestro rescate. Esta es nuestra oferta. Esto es lo que el Señor nos pide. Gastar la vida por amor y recuperarla en Él.”

 

 

Este Encuentro latinoamericano y caribeño de participantes de la segunda sesión de la Asamblea Sinodal cuenta con la participación de 42 padres y madres sinodales y se centrará en el discernimiento, a través de iluminaciones teológico-pastorales y “conversaciones en el Espíritu”, del Instrumentum laboris 2024.

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