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En ocasión de la 2.ª Sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebra del 2 al 27 de octubre de 2024, el espacio “En Clave Sinodal” conversó con varios teólogos que participan en esta importante etapa eclesial, donde se discuten los pasos hacia una Iglesia de comunión, participación y misión.

Hacía la construcción de una Iglesia Sinodal

La profesora Valeria López, secretaria adjunta de la Conferencia Episcopal de Chile, ofreció una reflexión sobre el papel de los laicos en la construcción de una Iglesia sinodal.

Como católica laica, López planteó la necesidad de preguntarse cómo aportar desde esa identidad y vocación a la Iglesia, a la sociedad, al trabajo y los diversos entornos en los que los fieles se desenvuelven: “La vivencia de la sinodalidad al ir creciendo en conciencia, pero igual dignidad de la riqueza, de la diversidad, de la forma de relacionarnos y de vivir, va configurando actitudes, modos de obrar y de vivir, en el trabajo y en el ejercicio de la profesión”.

Aseguró que hay más espacios para la escucha activa, acudir al consejo del otro y tomar decisiones en conjunto, involucrando a más personas. Por ello, desde su perspectiva, “se va construyendo con pequeños pasos, pero decididos, una cultura del buen trato, una cultura de la transparencia y, también, de la rendición de cuentas”.

La Iglesia que Jesús quiere

El padre Carlos María Galli, perito teológico sinodal de Argentina, compartió su visión sobre el camino que debe seguir la Iglesia en esta segunda fase del proceso sinodal.

Con la mirada puesta en los desafíos y oportunidades que enfrenta la Iglesia, P. Galli expresó su expectativa de que los participantes continúen y mejoren lo logrado en la primera sesión, “¿Cómo ser Iglesia sinodal y misionera en el mundo actual?”, cuestiona.

Con un enfoque en la misión evangelizadora, el padre Galli hizo hincapié en la necesidad de buscar formas concretas de ser una Iglesia más cercana, inclusiva y capaz de responder a los problemas actuales: “Caminando con nuestra humanidad querida y sufriente y, al mismo tiempo, que podamos avanzar en el discernimiento y en la propuesta de innovaciones o de reformas, que ayuden a que la Iglesia se parezca más a lo que Jesús quiere de ella”.

Una Iglesia de comunión, participación y misión

Por su parte, monseñor Javier Román Arias, obispo de Limón, Costa Rica, habló sobre la necesidad de avanzar hacia una Iglesia más cercana al ideal de comunión, participación y misión.

La autoridad eclesial valoró el tiempo otorgado por Dios para reflexionar y madurar las conclusiones de la primera etapa del Sínodo: “Hemos tenido todo un año para reflexionar en las conclusiones de la primera etapa”.

Para Mons. Román, la segunda fase ofrece la oportunidad de llevar a la práctica las ideas plasmadas en los documentos sinodales, y pone de relieve la necesidad de ser una “Iglesia de comunión, participación y misión”, afirmando que, “si logramos estos tres verbos, ya sería un éxito para nuestra Iglesia y llevar a cabo lo que la Iglesia de hoy necesita en el mundo entero”.

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