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Aprender a “Sinodear”, una Iglesia al estilo de Jesús

Con motivo de la 2.ª sesión de la Asamblea Sinodal, el espacio de la “Tienda de la Sinodalidad reflexionó sobre la conexión entre el Sínodo para la Amazonía y el Sínodo de la Sinodalidad.

En este encuentro, celebrado el 11 de octubre, participaron el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, y la Hna. Liliana Franco, presidenta de la Confederación de Religiosos y Religiosas de América Latina y Caribe (CLAR), que exploraron el camino recorrido entre los procesos sinodales.

Padre Pablo Bonavía, moderador del conversatorio, planteó un primer enfoque, centrado en la escucha activa, presente como línea de continuidad del Sínodo Amazónico al actual Sínodo de la Sinodalidad.

Sínodo para la Amazonía

El cardenal Czerny dijo que fue el símbolo del río una “orientación inspiradora, concreta, relevante” para el Sínodo para la Amazonía: “Que nos animó a trabajar, como dice el lema, para descubrir ‘nuevos caminos para la Iglesia y para la ecología integral’”.

El purpurado explicó que lo que se reflexionó durante el Sínodo de la Amazonía fue, precisamente, “¿qué tiene que ver la renovación de la Iglesia con la ecología integral? A tal punto que al final llegamos a la conclusión radical que la renovación de la Iglesia en la Amazonía era vital, clave para la ecología de toda la región”.

También la Hna. Liliana Franco expresó que el Sínodo para la Amazonía significó una “gracia de Dios” en su historia personal, y fue una oportunidad invaluable para vivir la interconexión y la sacralidad de toda la creación: “Yo lo viví como desde la experiencia profunda de que realmente el Espíritu es el protagonista”.

El Espíritu sabe abrirse paso

“En todo encuentro de seres humanos, en toda experiencia de tejer juntos, lógicamente hay tensiones contradicciones, y más cuando estamos en torno a la Amazonía”, dijo la Hna. Liliana, recordando que, en medio de lo que suponía la reflexión y el discernimiento, también estaba la tensión, donde “el Espíritu sabe abrirse paso más allá de resistencias o de posiciones ancladas o aprendidas”, lo que resultó en “un signo fecundo que trajo muchísima vida”.

Como fruto de este proceso, la religiosa mencionó la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), la Red de Educación Intercultural Bilingüe Amazónica (Reiba), y el aumento de la presencia de congregaciones religiosas en la región amazónica en los últimos tres años: “Los procesos sinodales son fecundos, traen vida nueva, lógicamente muchas cosas suponen paciencia entre nosotros, pero el Espíritu sabe abrirse paso. Por lo menos en el Sínodo de la Amazonía yo percibo que ha habido muchísima fecundidad y vida nueva para el territorio y para la Iglesia del territorio”.

La escucha en el proceso sinodal

La Hna. Franco recordó la importancia de la escucha en todo el proceso sinodal y describió el Sínodo de la Amazonía como un “laboratorio de escucha”, donde la Iglesia aprendió a habitar los territorios para poder escuchar a las personas con respeto. Y esta experiencia, según la Hna. Liliana, ha servido como base para el Sínodo sobre la Sinodalidad: “Creo que este Sínodo de la Sinodalidad nos está poniendo de cara a un método que ha pasado la prueba del tiempo, de los años, y de estos procesos de búsqueda sincera que se van haciendo en el corazón de la Iglesia, cuando con libertad nos disponemos”.

También recordó de manera especial a don Cláudio Hummes, de quien dijo fue una referencia clave por su compromiso con los pobres y su invitación a reconocer al otro y las culturas: “Estoy segura que don Cláudio, desde el corazón de Dios, también disfruta de ver que realmente el Sínodo Amazónico ha dado muchos frutos de procesos, de acciones concretas, de itinerarios distintos que se están gestando en el corazón de la Amazonía”.

La Ceama es una expresión de la Iglesia sinodal misionera

El cardenal Michael Czerny compartió sobre el motivo de contar con una Conferencia Eclesial en una región como la Amazonía, explicando que la Amazonía en cada país es la “periferia” y dijo que la Ceama permite enfocar las preguntas y procesos específicos de la región amazónica, además de la ventaja de que sea mixta, es decir, no solo de obispos, sino también de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, lo que hace que sea una continuación del proceso sinodal.

En su opinión, la Ceama es una concreción y continuación del proceso sinodal: “La Ceama tiene que liderar, inspirar y orientar la búsqueda del camino para la Iglesia en toda la Amazonía y, por eso, Ceama, en un sentido, es una concreción de la sinodalidad, pero, por otro lado, y más importante, es la continuación del proceso, es seguir caminando juntos”, expresó, también recordando que es urgente debido a los problemas crecientes que enfrenta la región.

Por su parte, la Hna. Liliana Franco afirmó que “la Ceama ya es una expresión de lo que significa ser Iglesia sinodal y misionera” por dos razones: la primera,  la Junta Directiva de la Ceama se encuentra integrada por religiosos y laicos, “y eso ya da cuenta de una manera distinta de establecer los modos relacionales”; y en segundo lugar, “nos unimos para la misión, nos unimos para responder a las necesidades concretas de un territorio, nos unimos para no hacernos los sordos frente a ecos que nos están llegando de las culturas, de las personas”, sostuvo.

La escucha conduce a la conversión

La Hna. Franco compartió cómo la vida religiosa ha experimentado una transformación a partir del Sínodo de la Amazonía y su continuidad en el Sínodo de la Sinodalidad. Para ella, una de las frases más significativas del documento del Sínodo de la Amazonía es “La escucha conduce a la conversión”, y dijo que “la escucha es la que moviliza el cambio”.

Mencionó que muchas congregaciones han respondido al llamado, incluso en condiciones adversas: “Era muy cómodo decir ‘somos muy mayores, estamos envejecidos, tenemos mucha artritis, somos poquitos, somo pocas vocaciones’, eso es muy cómodo decirlo y eso nos ubica en un lugar de confort y de estabilidad, pero yo siento que muchísimas congregaciones religiosas –lo sé porque he acompañado sus procesos– pues han dado el paso de ir”.

En los últimos tres años, varias congregaciones han fundado nuevas misiones en la Amazonía, superando los desafíos y contribuyendo al proceso de transformación: “Mi congregación incluso lo hizo en territorio amazónico el 25 de marzo del año pasado, y está acompañando procesos de formación de maestros en 37 escuelas rurales de la Amazonía”.

A su vez, el cardenal Czerny manifestó su alegría por el aporte de la vida religiosa, y el valor de la obediencia en la vida religiosa, una práctica que, aunque desafiante, aporta libertad y es un misterio que la vida consagrada ofrece a la Iglesia.

Los círculos menores propician una reflexión vital y profunda

La presidenta de la CLAR reflexionó sobre la experiencia de la sinodalidad y el impacto del Sínodo en la vida de la Iglesia: “Llevamos ya tres años en esta dinámica de hablar de la Iglesia en comunión, participación y misión, y ha sido un proceso en el que se ha intentado privilegiar la escucha”, dijo.

Y explicó que el método que el Sínodo ha incorporado –el de la conversación en el Espíritu–, “lo que suscita ya en las asambleas sinodales, es la posibilidad de escucharnos y de escucharnos acogiendo la palabra, cogiendo la experiencia del otro, mi experiencia personal”.

Para la Hna. Franco, uno de los momentos más significativos dentro de este proceso sinodal ha sido el trabajo en los círculos menores, que describió como espacios donde se han podido discutir y discernir temas vinculados con la vida y la realidad de la Iglesia: “Los círculos menores propician una reflexión vital y profunda”.

La verdadera reforma de la Iglesia es la santidad de cada uno de sus miembros

La religiosa hizo hincapié en que cualquier reforma o transformación dentro de la Iglesia debe comenzar con una “limpieza del corazón”. Citando al Papa Francisco, afirmó: “El criterio de la verdadera reforma de la Iglesia es la santidad de cada uno de sus miembros”.

Habrá transformación de las estructuras, cuando haya transformación de las actitudes; habrá transformación de los modos relacionales, cuando nos dispongamos de una manera más reverente a escucharnos y habitar el territorio del otro”, señaló la Hna. Liliana, invitando a ejercitarse en la paciencia para lograr una necesaria reforma.

A su vez, el cardenal Michael Czerny se refirió a la magnitud de la consulta sinodal, señalando que ha sido “la más amplia en la historia de la humanidad”, Czerny dijo que vamos aprendiendo una nueva manera de caminar o de navegar: “La sinodalidad no se aprende con la cabeza, hay que hacerla para entenderla, y practicarla toma su tiempo”.

El método supone liberarnos de intereses mezquinos

Sobre el método de conversación en el Espíritu, el cardenal Czerny explicó que “estamos acercándonos a la consistencia”, y destacó que es como aprender a caminar o nadar, se trata de un proceso que, al principio, no se puede explicar con claridad, pero que se va comprendiendo a medida que se avanza.

Asimismo, la Hna. Franco dijo que el método de conversación en el Espíritu ha ido asentando, no solo en las asambleas, sino también en la vida religiosa: “El método supone apertura, supone liberarnos de muchos intereses mezquinos que a veces tenemos, trascender posiciones ideológicas y ubicarnos desde la lógica del Evangelio”, afirmó y añadió que “el método ya es suyo, supone conversión, pero es un proceso de escucharnos y de discernir para buscar la voluntad de Dios”.

“Yo creo que por ahí hay una intuición muy significativa para crecer y para madurar como Iglesia, también en una eclesiología que nos sitúe de una manera más circular y que haya habido cambios significativos con relación a otros sínodos”, subrayó la religiosa.

Escucharnos para construir colectivamente

Uno de los avances que destaca es la centralidad de la Palabra de Dios en el proceso, y señaló que los teólogos tienen un papel importante en este camino, ayudando a la Iglesia a buscar la voluntad divina: “Escucharnos, construir colectivamente, discernir juntos”.

Para el cardenal Michael Czerny, este proceso puede entenderse como un experimento científico en el que no se espera un resultado inmediato, “estamos en un gran laboratorio, y no se puede pedir el resultado al comienzo”, afirmó, manifestando que el proceso sinodal requiere paciencia y tiempo para madurar.

La autoridad eclesial recordó que este proceso sinodal busca involucrar a toda la Iglesia y el efecto del Sínodo Amazónico inspiró la gran consulta.

La Hna. Liliana también hizo hincapié en que lo que pase en los nueve países de la Amazonía no es únicamente responsabilidad de las personas que lo habitan, sino de “todos los ojos del mundo, de la Iglesia entera, pues tienen que estar volcados a este territorio, pero sobre todo a la conversión ecológica, a la necesidad de poder establecer modelos de desarrollo en donde los criterios comerciales no estén por encima del medio ambiente, o no estén por encima de los derechos humanos, y ahí, creo que todos como sociedad tenemos una gran responsabilidad”.

El Espíritu es el protagonista

El Espíritu es el protagonista y él sabe abrirse paso”, reiteró la religiosa durante el conversatorio, afirmando que muchas veces “los seres humanos tenemos la tentación de querer tener el control sobre muchas cosas”, pero que la “lógica del Reino es distinta”.

En su reflexión, recordó la celebración del Papa Juan XXIII, una figura inesperada que generó vida y transformación en la Iglesia: “Dios es capaz de sorprendernos”, dijo, invitando a creer más “que todo es historia de salvación, que lógicamente nos toca hacer la parte que podemos, pero que hay muchísimas otras cosas que se salen de nuestro control”.

Cardenal Czerny aportó un ejemplo concreto del poder del Espíritu en la Sinodalidad, relató cómo, durante días de discusiones difíciles, su grupo de trabajo logró alcanzar conclusiones inesperadas y esperanzadoras que nadie había imaginado al comienzo: “Ese es el sello del Espíritu: orden, esperanza, alegría y paz”, remarcó.

Aprender a “Sinodear”

Cardenal Czerny manifestó que este momento no se trata simplemente de obtener un buen resultado, sino de aprender una nueva manera de ser Iglesia: “Es más importante aprender a sinodear que llegar a otro resultado”, afirmó, y explicó que el desafío es aprender una nueva forma de trabajar juntos como Iglesia, algo que, aunque pueda parecer abstracto o menos concreto, es esencial para la evolución y el fortalecimiento de la comunidad eclesial. Czerny insistió en la paciencia, afirmando que no se debe acelerar el proceso para llegar a conclusiones prematuras.

Por su parte, la hermana Liliana Franco resaltó la misión de la mujer en la Iglesia, no solo en el contexto del territorio amazónico, sino en la Iglesia universal. Repasó sobre los avances significativos tras el Sínodo de la Amazonía, donde varios obispos, acogiendo el derecho canónico, han fortalecido o creado ministerios para mujeres: “Son ellas las que están jaloneando también una Iglesia al estilo de Jesús”.

Citó la dignificante relación de Jesús con las mujeres en los Evangelios, lo cual puede servir como guía para la misión de la mujer en la Iglesia sinodal: “La sinodalidad no es otra cosa que aprender el modo de Jesús y también con relación a este tema de las mujeres en la Iglesia”.

Vivir cada día como Iglesia Sinodal

El Cardenal Czerny utilizó la figura de la “periferia” como un concepto que se aplica todas las situaciones y contextos: “La invitación es no esperar que Roma o Bogotá nos iluminen el camino, sino al revés, que nosotros, cada uno, cada una, tiene que descubrir”, afirmó, y remarcó “no es difícil descubrir la periferia, depende de nosotros, con la ayuda del Espíritu, pasar más allá y ahí está, esperándonos Jesús ya trabajando”.

Por su parte, la Hna. Liliana Franco puso énfasis en la necesidad de pertenencia y participación en la Iglesia.  En sus palabras, la transformación no puede lograrse desde la crítica pasiva, sino desde la participación activa: “Yo animaría a las personas a que no tengan miedo de participar, de ayudar a construir la Iglesia, de ayudar a ese Reino en la Iglesia”.

En cuanto a su propio compromiso, Hna. Liliana compartió su entusiasmo por un proyecto en Bogotá: la creación de la “Casa de la Sinodalidad”, un espacio donde se formará a los niños en los sinodalidad, enseñándoles que aprendan “nuevos relacionales”.

En un mundo roto y en conflicto, la Iglesia está llamada a ser un modelo de nuevas formas de relación donde el otro no sea visto como un enemigo, sino como un hermano, independientemente de su fe o cultura enseñó la Hna. Franco: “Estamos llamados a dar frutos, entonces los invitaría a mantener la esperanza, la alegría y con mucho ánimo”.

Cardenal Michael Czerny y la hermana Liliana Franco invitan a los fieles a abrazar la Sinodalidad como un estilo de vida, a descubrir las periferias que los rodean, a participar activamente en la vida de la Iglesia y a mantener viva la esperanza.

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