Las voces de los territorios estuvieron presentes en la primera jornada de los eventos eclesiales, propuestos para la COP 16, que arrancaron este 23 de octubre y finalizan el próximo 1.° de noviembre.
Bajo el título “Agua, Tierra y Territorio: Elementos esenciales para la Paz con justicia social y ambiental”, las redes eclesiales territoriales – RETEIS — han presentado los avances y desafíos que la Iglesia presente en el corazón de los diversos biomas de América Latina tiene de cara a los compromisos con el cuidado de la casa común y la justicia climática.
“Visibilizar el grito de la tierra y de los empobrecidos para exigir medidas a los Estados y a la sociedad en su conjunto que garanticen la vida digna humana”, fue uno de los objetivos de esta conversa en la que participaron la Red Eclesial Panamazónica (Repam), Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (Remam) y la Reg Eclesial del Gran Chaco y Acuífero Guaraní (Regchag).
Garras del extractivismo en Mesoamérica
Guillermo Navarro forma parte del equipo coordinador de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (Remam). Señaló que esta instancia realiza su trabajo pastoral y de incidencia en Centroamérica y México, “no sólo al sur sino también al norte hasta Chihuahua”.
De hecho, adelantó que en el marco de la COP 16 tienen previsto presentar el caso de la Sierra Tarahumara en las que las poblaciones rarámuri han estado bajo el asedio de grupos criminales del norte de México.
Destacó que en Mesoamérica hay una gran riqueza sociocultural y biológica en toda la región, que está amenazada por “un modelo económico que tiene como objetivo saquear a nuestro pueblo y a nuestra casa común”. Lo que ha desencadenado los llamados conflictos socioambientales.
“En la COP 16 queremos ponerle los diversos rostros a estos conflictos”, señaló toda vez que “estamos plantando cara contra los grandes megaproyectos extractivismo”. Es el caso de Panamá, El Salvador, Guatemala.
Navarro ha denunciado que en esta región se está dando un saqueo con “la complicidad de los gobiernos de nuestro país, que actúan de manera impune en una alianza, cada vez más clara con grandes corporaciones transnacionales generando, diversos conflictos territoriales”.
La Remam está allí para acompañar y ser voz profética con los líderes ambientales y las comunidades afectadas. Ha expresado su preocupación frente a los asesinatos contra miembros de la Iglesia.
“En Guatemala hace menos de un mes también fue asesinado un compañero, entonces es sumamente grave lo que está pasando”, denuncia. Esto se suma a la muerte de Juan López (laico) asesinado en Honduras y del sacerdote indígena, Marcelo Pérez en Chiapas (México).
Por eso, la Iglesia debe tener un papel estelar no sólo en el cuidado de nuestra casa común, sino en el cuidado de la dignidad humana frente al avance de los intereses particulares tanto de empresas trasnacionales como de las bandas criminales.
El segundo mayor reservorio de agua de América
Hermana Rosita Sidasmed, secretaria ejecutiva de la Red Eclesial del Gran Chaco y Acuífero Guaraní (Regchag), presentó un panorama de la región del Gran Chaco y Acuífero Guaraní, que comprende países como Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Esta red fue creada en 2020 – en plena pandemia – en este “bioma rico en recursos acuíferos”, por lo que el debate en la región se centra en políticas públicas que buscan comercializar los recursos para “el supuesto desarrollo” frente a propuesta de conservación y protección de este ecosistema.
Por eso, “les invitamos a abrir el corazón para poder escucharlos como signo de buena noticia del Espíritu, como una opción clara y valiente por la defensa de la dignidad y de la vida, por la justicia socioambiental y por un caminar intercultural entre pueblos y comunidades”.
La Regchag se lanza de manera formal en 2022. Así pues se erigen como custodios del segundo mayor reservorio de agua dulce de la región de Latinoamérica, “son dos pulmones poblados de biodiversidad y al mismo tiempo plagados de transmisiones y atropellos que matan”.
Por ejemplo, el Gran Chaco “es la segunda área boscosa más extensa de América del Sur”, pero en las últimas décadas “la expansión de la frontera agropecuaria ha provocado una drástica reducción de sus bosques”.
Este avance implica la habilitación de tierras para “la ganadería monocultivo como la soja, lo cual ha generado deforestación masiva o terminación de fuentes de agua, inmigración forzada de comunidades campesinas e indígenas”.
Respuesta profética en los territorios
Juan Felipe Martínez Vélez, del equipo coordinador de la Red Eclesial Panamazónica (Repam) en Colombia, habló del caminar de esta red en 10 años de su creación. Son 9 países, donde llega la acción eclesial: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Guyana Francesa, Guyana Inglesa y Surinam.
Recordó que esta entidad se creó para dar “una respuesta profética de la Iglesia en un territorio que habíamos acompañado como Iglesia muchísimos años en los procesos de evangelización, pero también en los procesos de defensa del territorio”.
Comentó que en 2024 más de 2 millones de hectáreas han sido deforestadas por cuenta de los incendios, “ pero no sabemos si en realidad cuáles son las cifras oficiales reales, habría que hacer un estudio diferente para ver si efectivamente es así”, cuestionó.
Además destacó que la Amazonía es una región multicultural, “no solo podemos tener el concepto de que es indígena, allí habitan campesinos, poblaciones afro y comunidades urbanas.
Por lo que nuestro trabajo como Iglesia debe reconocer que la Amazonía es hacer “vida el reino de Dios, también allí en ese territorio y no solamente hacer vida, pues que todos sean católicos; no, sino defendiendo los derechos de quienes han sido vulnerados”.
El propio Papa Francisco ha denunciado el abandono que sufren nuestros pueblos que es histórico, que va desde la fiebre del caucho hasta las actuales secuelas de la minería ilegal con todas sus secuelas sociales como la trata y la esclavitud.
Inclusive las poblaciones amazónicas están amenazadas por problemas aleatorios como la falta de acceso a la salud, al agua potable, a la educación, pérdida de la cultura. La fórmula, vencer la indiferencia es impostergable escuchar el grito de la madre tierra y, por supuesto, el grito de los pobres.
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