En el contexto del Sexto Congreso Americano Misionero (CAM6) que, durante los días 19 al 24 de noviembre de 2024, tiene lugar en la ciudad de Ponce, Puerto Rico, monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de Istmina-Tadó y miembro de la delegación colombiana formada por un total de 31 participantes, expuso su experiencia en la realización de este acontecimiento eclesial.
«Ha sido una experiencia hermosa que prolonga lo vivido en el Congreso Centenario Misionero celebrado en Colombia en el mes de julio», mencionó. Igualmente, indicó que este espacio da cuenta de un fortalecimiento de la misión de la Iglesia en Colombia hacia la misión Ad gentes en muchas partes del mundo, especialmente hacia África, Asia u Oceanía. «Es un desafío que nos llama a comprometernos más en el envío de misioneros a lugares donde el primer anuncio se vuelve urgente».
Aportes de Colombia al congreso
Colombia llegó al congreso con todo el entusiasmo que le caracteriza, debido a la rica trayectoria misionera, presentando experiencias claves, como el Congreso Centenario y las iniciativas de la diócesis de Istmina-Tadó. Sobre esta última, el obispo puntualizó que es, en esta jurisdicción, la misión la primera prioridad del plan de acción pastoral. «Y desde el envío de seminaristas a lugares de misión y el envío de sacerdotes a África y al interior del país, estas acciones enriquecen a la Iglesia en vocaciones y fuerza espiritual», señaló.
La misión como camino hacia la paz
Al observar las dificultades que existen de orden público en algunas regiones del país, Álvarez Gómez expresó: «No deja de ser complicado y preocupante, pero seguimos alentando el tema de la misión. Con este espíritu, hallaremos el camino hacia la reconciliación y la paz».
Al final, destacó que la misión es importante para poder promover la reconciliación en el país. “La misión es vivir la vocación, es el llamado al perdón, a la reconciliación y al encuentro con los demás. Este espíritu nos hace ir poco a poco hacia la paz que tanta falta le hace a la nación”.
“La Iglesia es misión, o no es Iglesia”
Por su parte, monseñor Francisco Ceballos, obispo de Riohacha, quien hace parte también de la delegación colombiana, compartió su perspectiva sobre la misión como esencia de la Iglesia y el compromiso necesario de todos los bautizados en esta labor.
El prelado habló de la importancia de participar en este encuentro continental como respuesta al llamado a ser una Iglesia en salida. «Sabemos que la Iglesia es misionera por excelencia. Si un grupo apostólico no es misionero, no sirve para nada; la misión es una respuesta al bautismo. Anunciar el Evangelio no es una obligación, es un deber de cada bautizado», aseguró.
Del mismo modo, fue enfático en afirmar sobre la necesidad de que los sacerdotes y agentes de pastoral sean verdaderos replicadores del mensaje recibido. “Dios quiera que estas enseñanzas lleguen a nuestras jurisdicciones. Es fundamental que obispos, sacerdotes y laicos vivan con amor y entusiasmo la misión, aceptando la invitación del Papa Francisco de salir a las periferias”, añadió.
Citando al Pontífice, monseñor Ceballos recordó: «Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por quedarse en las sacristías y en los espacios parroquiales».
La misión en La Guajira: un desafío esperanzador
En su labor pastoral en La Guajira, una región golpeada por la pobreza y el clima extremo, el obispo destacó los retos y avances misioneros. “La Guajira ha sido misionada por los Capuchinos durante más de 100 años. Aunque el clero se ha formado en la misión, los laicos han sido más bien agentes pasivos. Mi interés como obispo y misionero redentorista es convertir esta diócesis en una Iglesia viva, evangelizada y evangelizadora, una Iglesia siempre en salida”.
Al respecto indicó que, aunque este proceso es lento, el testimonio de los pastores y las oportunidades brindadas a los laicos son claves para madurar en el sentido de misión. «El pueblo colombiano nos pide que seamos misioneros y que les demos la posibilidad de ejercer su bautismo como tales, dando testimonio de su fe con intensidad».
Finalmente, monseñor Ceballos dejó claro que la misión es la esencia de la Iglesia: “La Iglesia es misión. Si no es misionera, apague y vámonos. Nuestro compromiso es anunciar el Evangelio, de manera ordinaria o extraordinaria, pero siempre con entrega y pasión”.
La delegación colombiana sigue reafirmando su compromiso con el espíritu de la misión llevando un mensaje de esperanza y de renovación, no sólo en América, sino que llega a los mismos confines del mundo que suplican el anuncio del evangelio.
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