Al cierre del Congreso Americano Misionero (CAM6), celebrado del 19 al 24 de noviembre en Puerto Rico, ADN Celam, dialogó con Jafet Alberto Peytrequín Ugalde, sacerdote costarricense y actualmente el director nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP), quien compartió un balance de lo vivido en el evento.
Superando fronteras geográficas y culturales, más de 1.300 misioneros, laicos, religiosos y obispos de América Latina y el Caribe, incluyendo a Canadá y Estados Unidos, se hicieron presentes en este escenario para vivir una fiesta de encuentro cultural, de reflexión y oración, marcando con ello un hito en la consolidación de una Iglesia misionera.
En un primer momento, el sacerdote resaltó la sede de Puerto Rico como un lugar estratégico para unir a un continente. “Escogimos este punto intermedio porque había que incluir a todas las regiones. Este CAM logró algo sin precedentes: una coordinación eficaz entre lo local, lo continental y los aportes de la Iglesia universal”, mencionó.
Asimismo, resaltó el trabajo realizado y la animación que según indicó reflejan el dinamismo de un continente, que, aunque ha mostrado cierta resistencia histórica hacia la misión Ad gentes, ahora expresa una renovada entrega misionera impulsada por el Espíritu Santo.
La misión: Renovación y esperanza
Continuando con la reflexión, mencionó el alejamiento que existe por parte de algunas iglesias locales con la misión Ad gentes. “Un 70% de la población mundial no es cristiana, y hemos perdido la perspectiva del mandato misionero de Jesús. La Iglesia avanza en la medida en que asume su misión”, expuso. Dijo además que, la misión no solo rejuvenece a la Iglesia, sino que puede ser la solución a muchos de sus problemas internos.
Se refirió igualmente al post-CAM que viene en camino como preparación para el CAM7 que se celebrará en Brasil en el 2007, sede elegida en este Congreso, al respecto el padre Peytrequín recalcó la importancia de convertir las reflexiones, experiencias y testimonios del CAM6 en proyectos concretos. “El reto del Post-CAM será traducir estos aportes de animación misionera, que tenga su correspondencia en una respuesta de cooperación misionera intercontinental y extracontinental», aseveró.
Un llamado a la juventud y a la creatividad misionera
En cuanto al desafío de animar a las futuras generaciones en el camino de la misión, el directivo afirmó que el Espíritu Santo pone siempre a la Iglesia en crisis. No para que la Iglesia se frene, sino para que siga asumiendo el reto en cada momento de su historia. “la Iglesia nunca envejece porque Cristo nunca envejece y mucho menos la misión envejece”. Observó que el CAM6 demostró que los nuevos retos requieren creatividad y audacia para encontrar caminos nuevos. “porque la Iglesia sigue siendo misionera, en el momento que deje de serlo no solo envejece, se enferma”, advirtió.
Brasil: Una nueva ruta para la misión continental
Por otra parte, celebró que Brasil fuera elegida como la próxima sede del CAM 7, pues advirtió que representa una oportunidad para fortalecer la cooperación entre el norte y el sur del continente. “El reto del idioma y las diferencias culturales deben ser enfrentados con apertura. La numerosa delegación brasileña que participó en Puerto Rico es testimonio de su compromiso al haber participado en este evento”, puntualizó.
Concluyó, señalando que el CAM7 será una oportunidad para abrirse a nuevas experiencias misioneras. Así advirtió que, «el reto es no quedarse encerrados, sino ampliar la visión que incluya a todos en los espacios de reflexión».
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