El 1 de diciembre de 2024, la Conferencia Episcopal del Paraguay (CEP) presentó la Carta Pastoral “La esperanza no defrauda” en el marco del Jubileo de la Esperanza al que invita el Papa Francisco para el año próximo: un verdadero horizonte de esperanza.
La esperanza: resistencia y virtud colectiva
“En nuestro pueblo se dice: ‘La esperanza es lo último que se pierde’, ‘esperanza nahavẽi’. En los momentos más oscuros y dolorosos, siempre hay en el corazón un espacio que se resiste, que se niega a rendirse. Este don es personal, pero suscita una virtud colectiva que compartimos en comunidad, apoyándonos mutuamente, especialmente en tiempos difíciles”, dicen los obispos.
Denuncias y esperanzas sobre roca
Luego de enumerar “sufrimientos y pruebas” para el sentir comunitario, esas deudas que aún esperan respuestas concretas para el pueblo paraguayo —educación en crisis; marginación, abandono y desprotección de las comunidades indígenas; abandono de los pequeños productores en la política de desarrollo rural; autoritarismo y abusos de poder; corrupción en la gestión pública y privada; explotación sin restricciones de la Casa Común; contaminación ideológica de los medios de comunicación social y la financiación de grupos de poder; incertidumbre en el futuro de nuestros jóvenes— el episcopado afirma que “a pesar de todo esto, seguimos creyendo que ‘otro país es posible’” y dan sus fundamentos.
“La esperanza que llevamos dentro debe hacernos más libres y creativos para imaginar y construir un nuevo orden, basado en la justicia y el bien común” y citando, Evangelii gaudium, afirman que “los cristianos tenemos una gran responsabilidad para contribuir al cambio de las estructuras de pecado que oprimen a los pobres, a los pequeños, a los vulnerables”. El Papa Francisco invita a los cristianos a ser signos de esperanza en un mix de esperanza y paciencia, “apostando por la humanidad y la unión en la construcción del bien común”.
El sínodo: un modo de vivir la esperanza
Caminar juntos viviendo la misión, el mismo sínodo con la oración, consultas, escucha, el método de la Conversación en el Espíritu, espacios en los que entran “todos, todos, todos”, van definiendo un ejercicio de humildad sinodal que se traduce en esperanza que abre los ojos y vive en esta realidad: “La Iglesia enfrenta los mismos desafíos que el mundo. Nuestras comunidades se dividen y se polarizan. Algunos agentes de pastoral y miembros del clero olvidan su vocación a la escucha y al servicio. Lamentamos el dolor de los abusos de poder, abusos sexuales y de conciencia, perpetrados también en nuestro entorno eclesial. Sentimos en la Iglesia la tentación de las explicaciones y soluciones rápidas que no toman en serio la realidad, ni el necesario diálogo con las personas y los grupos. Vemos nuestra oración como muy pobre que tal vez necesita abrazar su pobreza y atreverse a decir con mayor entrega: “Hágase tu voluntad…”.
Los signos de esperanza se perciben y son concretos, indican los obispos paraguayos, y los describen: la solidaridad, el cuidado de la Casa Común, “jóvenes involucrados en actividades solidarias, pastorales, y en movimientos para la justicia social y el cuidado ambiental”, preservación de los signos locales de identidad y de la cultura autóctona, priorización del trinomio familia- educación-valores; surgimiento de economías solidarias; “presencia de laicos y consagrados que impulsan proyectos de apoyo social o conforman comunidades intercongregacionales”; y una confianza en la fuerza de la fe del pueblo guaraní.
Celebrar el Jubileo 2025
Y así lo presentan: “El Jubileo es, ante todo, una celebración del don de Dios, recibido por la gracia de Jesucristo, en el Espíritu Santo, una celebración de nuestra esperanza. Por esto se están preparando varios eventos aquí, en Paraguay, en cada diócesis y pastoral: peregrinaciones, encuentros, retiros, gestos de solidaridad, momentos de oración en común, rememoración de caminos de evangelización… Animamos a todas y todos a participar en sus comunidades, parroquias y diócesis. La CEP tiene un equipo nacional que intenta coordinar las iniciativas. Invitamos a informar y recibir informaciones de este equipo al servicio de esta gran celebración de la esperanza”.
Se proponen fuertemente fortalecer los signos de esperanza entre las comunidades apoyando iniciativas locales para el cuidado de la Casa Común, seguir con las gestiones para que llegue el agua potable al Chaco, buscar el compromiso decidido de quienes tienen el poder para realizar los cambios prósperos orientados al bienestar de las personas, perseverar en procura de educación y servicios de salud accesibles y de calidad para todos, y asumir el compromiso de orientar los esfuerzos que logren una reforma en el sistema penitenciario.
PDF Carta Pastoral CEP, La Esperanza no defrauda, 01 dic. 2024
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