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Neocardenal Jaime Spengler: «Promover y testimoniar la comunión es el gran desafío de los cardenales»

Dom Jaime Spengler, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) y de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) hace parte del grupo de los 21 cardenales que serán creados en el consistorio de este 8 de diciembre. Una misión para la que se dispone y sobre la que comparte sus impresiones y reflexiones de cara al momento que vive la Iglesia universal, marcado por la necesidad de avanzar hacia la siguiente etapa del sínodo dirigida a la implementación y que la experiencia de la sinodalidad se asuma como un modo de ser y quehacer al interior de la Iglesia. Una tarea que involucra directamente a los cardenales desde su condición de pastores y respaldo continuo del Papa.

¿Cómo recibe este encargo pastoral que le hace el Papa Francisco?

En primer lugar, como una gran sorpresa y en segundo lugar, con una gran disposición de seguir sirviendo de la mejor forma posible a la iglesia que está presente en el continente latinoamericano. Ahora, con esta función yo diría que se trata de una responsabilidad mayor, pensando en la universalidad de la Iglesia.

¿Cuál es el rol de un cardenal en la iglesia sinodal que propone el Papa Francisco?

Yo diría que en realidad es la función de todo obispo, promover y testimoniar la comunión que debe existir entre todos los obispos. Cuando hablamos de comunión, no hablamos de uniformidad, porque existen modos de pensar distintos, pero siempre necesitamos buscar nuevos puntos de convergencia, sin que esto implique separarnos del Evangelio, más bien se trata de asumir la bella y rica tradición de la Iglesia.

 

¿Cuál es la misión de los cardenales frente a la necesidad que planteó el Sínodo de purificar las relaciones y proponer nuevas formas para ejercer la autoridad?

Cuando hablamos de relaciones y la misión de los cardenales, debemos tener presente el misterio central de la fe cristiana o sea la Santísima Trinidad.

La Trinidad es relación y con este modo de ser, estamos llamados a promover ese vínculo de unidad en todas las relaciones. La relación con nosotros mismos, la relación con Dios, la relación con los hermanos, la relación con el medio ambiente, con la casa común. Promover las relaciones al interior de la sociedad es un gran desafío para el pastor de la Iglesia hoy. Y de una forma especial para aquellos que el Papa llama para un trabajo más intenso junto a Él. Y con esa condición deseamos hacer aquí todo lo que esté a nuestro alcance para que las relaciones puedan profundizarse y al mismo tiempo se tornen más vigorosas. La relación es vida, la relación promueve esperanza; siempre partiendo de la inspiración que nos da el misterio de la Santísima Trinidad.

Una de las funciones de los Cardenales es acompañar al Papa… ¿Cómo ha vivido este pontificado y cómo ha nutrido su ministerio?

Acompañando los 11 años del Pontificado del Papa Francisco, pienso que no estaría de más afirmar que él desea una mayor internacionalización del colegio cardenalicio o sea lograr que sus integrantes sean expresión de una mayor representatividad de los más diversos ambientes, regiones, culturas y contextos geográficos en donde la Iglesia está presente. Yo creo que nuestro desafío como cardenales pasa por ahí, aportar y enriquecerse con esa unidad en la diversidad.

Este consistorio se celebra en la fiesta de la Inmaculada Concepción y la participación de la mujer en la Iglesia sigue siendo materia de análisis, lo fue durante la asamblea sinodal… ¿Qué opinión le merece este tema?

En primer lugar decir que para mi la solemnidad de la Inmaculada es una fecha muy especial, porque en esa fecha, fui ordenado diácono por el patriarca de Jerusalén de entonces en Nazaret en la Basílica de la Natividad.

Entonces, recuerdo ese día con mucho cariño, mucha gratitud y un momento muy especial de mi vida personal. Ahora analizando lo que me plantea me surge una pregunta ¿Qué sería de nuestras comunidades, en Brasil o América Latina sin la presencia de las mujeres? O ¿Que sería de los procesos de iniciación a la vida cristiana que para nosotros son tan importantes sin la colaboración y disposición de las mujeres? o ¿Que sería de las comunidades pequeñas o grandes parroquiales o no? O cómo sería la Iglesia por ejemplo ¿sin la presencia de las mujeres en los diversos ministerios, en la vida de las comunidades?…Voy a utilizar una expresión propuesta por el Santo Padre: «La Iglesia es mujer». Yo también diría que las comunidades no se podrían mantener, sin esa presencia bonita y delicada de las mujeres ¿Podemos avanzar en la Ministerialidad en la Iglesia para las mujeres?

Ciertamente, hacemos votos para que con el tiempo podamos encontrar puntos de convergencia para que la figura de la mujer pueda brillar de una forma especial y aquí siempre la gran referencia es María de Nazaret. Ella siempre estuvo presente en los grandes momentos de la vida de su hijo amado, o sea en la vida de las comunidades.

Voy a utilizar una expresión de los hechos de los apóstoles, cuando se dice que después de Pentecostés, estaban reunidos y estaba junto a ellos. Y… ¿Qué estaba haciendo ella? Yo diría, esperanzando aquellos hombres, incentivando aquellos hombres, rezando con aquellos hombres.

Podríamos decir, complementando el camino que ellos también realizaron en medio de incertidumbres, dudas pero también esperanzas, la figura de María nos inspira y mucho. Y después están las grandes mujeres de la historia de la Iglesia. Muchas veces no resaltamos lo suficiente a mujeres como una Clara de Asís, Catalina de Siena, una Teresa de Ávila, una Edith Stein en los tiempos presentes, una Teresa de Calcuta, una Hna. Lucy en nuestro Brasil o una Teresa del niño Jesús, y tantas otras.

Las mujeres hacen, colaboran, para hacer comunidad para hacer Iglesia de una forma muy bonita, con eso no quiero decir que no podemos avanzar, pero si creo que no estamos avanzando como podríamos… Dejemos que frente a ese tema el Espíritu de Dios nos inspire en esta parte de la historia.

¿Cuáles considera que son sus principales desafíos como cardenal teniendo en cuenta su  rol como presidente del Celam y de la CNBB?

Bueno, primero hablando de la presidencia de la CNBB y del Celam, yo creo que el gran desafío es y siempre será el de promover la comunión entre los obispos y las diversas instancias. Como Iglesia, yo creo que sí tenemos un gran desafío y es llevar y transmitir la fe a la sociedad de hoy.

Una sociedad marcada por el secularismo, por el positivismo, etc. Son tantos los «ismos» presentes en el contexto cultural dentro del cual nos encontramos y ciertamente nos desafían para que la obra de evangelización pueda avanzar en la comunión, en el diálogo y la escucha recíproca; ya sea entre los obispos, entre los líderes de nuestras comunidades, el clero, la vida consagrada o el pueblo de Dios; porque ciertamente el Espíritu nos ofrecerá indicaciones viables, para que juntos como Iglesia en comunión podamos llevar a término nuestra misión como pueblo bautizado: ser luz del mundo, sal de la tierra y fermento de transformación.

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