La Cuaresma es un tiempo en el que «somos llamados por Dios a recorrer un camino de verdadera y sincera conversión, reorientando toda nuestra vida hacia Él», afirma el Papa Francisco en el mensaje enviado a la Iglesia de Brasil con motivo de la Campaña de Fraternidad 2023 (ver aquí en portugués). Desde hace 60 años, la Iglesia brasileña realiza durante la Cuaresma la Campaña de la Fraternidad, invitando a la sociedad a reflexionar sobre temas presentes en la vida social. Este año el tema es “Fraternidad y hambre”, y el lema “Dadles vosotros de comer”.
Mirar a los afectados por el flagelo del hambre
El mensaje señala que es un tiempo en el que «encontramos en la oración, la limosna y el ayuno, vividos más intensamente durante este tiempo, prácticas penitenciales que nos ayudan a colaborar con la acción del Espíritu Santo, autor de nuestra santificación”. Desde ahí invitó al pueblo brasileño «a volver la mirada hacia nuestros hermanos más necesitados, afectados por el flagelo del hambre«. Recordando sus palabras a los Movimientos Populares, afirmó que «millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte, toneladas de alimentos son desechados. Esto es un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la comida es un derecho inalienable».
En este sentido, el Santo Padre recuerda que «el mandato dado por Jesús a sus apóstoles: ‘Dadles vosotros de comer’ (Mt 14, 16) se dirige hoy a todos nosotros, sus discípulos, para que compartamos -tengamos mucho o poco- con nuestros hermanos y hermanas que no tienen ni siquiera para saciar su hambre». Y es que «satisfaciendo las necesidades de los hambrientos, estaremos satisfaciendo al mismo Señor Jesús, que se identifica con los más pobres y hambrientos«, como nos recuerda Mateo 25.
Acciones concretas y constantes
El Papa Francisco pide una acción concreta, que ve necesaria, «que acuda de manera urgente en ayuda de los hermanos más necesitados, pero que también genere en todos la conciencia de que compartir los dones que el Señor nos concede en su bondad no puede limitarse a un momento, a una campaña, a algunas acciones puntuales, sino que debe ser una actitud constante de todos nosotros, que nos comprometa con Cristo presente en todo hambriento».
Un compartir que pide que esté presente en las parroquias y diócesis, pero también en los órganos de gobierno a todos los niveles y en las entidades de la sociedad civil, «para que, trabajando juntos, puedan erradicar definitivamente el flagelo del hambre de las tierras brasileñas», porque «los que sufren la miseria no son diferentes de nosotros«.
Bajo la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida, el Papa envía su Bendición Apostólica a todos los brasileños, «de modo especial a los que trabajan incansablemente para que nadie pase hambre«.
Mucha gente pasa hambre en Brasil
Una Campaña que es vista por el Cardenal Steiner como una llamada a «ser más fraternos, a ser personas que saben compartir, a vivir la solidaridad», que denunció que «tenemos mucha gente pasando hambre, la inseguridad alimentaria es muy grande en Brasil«. Para el arzobispo de Manaos «hay hambre de ocio, hay hambre de salud, hay hambre de educación», llamando a descubrir que «hay necesidad de compartir, de cuidar, hay necesidad de empleo, hay necesidad de cambiar este sistema económico que privilegia a algunos y descarta a otras personas». Una reflexión, un debate y una oración en la que desea que participen todas las personas. Recordando las prácticas que la Iglesia de Manaos lleva a cabo para combatir el hambre, llamó a crear «políticas públicas que ayuden a transformar esta situación».
Por su parte, Mons. Tadeu Canavarros dijo que «el hambre no es un hecho natural. No es fruto del azar o del destino. No es la mera consecuencia de la pereza o de la comodidad personal. Tampoco es voluntad o castigo de Dios». El obispo auxiliar de la archidiócesis de Manaos denunció que el hambre «es el resultado de tremendas injusticias y desigualdades que caracterizan a nuestra sociedad y hacen que unos tengan tanto y otros tengan poco o casi nada».
El hambre es un pecado mortal que clama al cielo
Mons. Tadeu recordó la situación del pueblo yanomami en Roraima como ejemplo de injusticia y desigualdad, un ejemplo más del drama del hambre presente a lo largo de la historia de Brasil. Por eso, afirmó que el hambre «es la expresión más cruel y perversa del modelo de sociedad capitalista implantado aquí a lo largo de más de 500 años», en un país que ha vuelto a entrar en el mapa del hambre como consecuencia del «desmantelamiento progresivo de las políticas públicas a partir de 2016».
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Haciendo un recuento de los números del hambre en el país, una situación «escandalosa y criminal si consideramos que en Brasil no faltan alimentos», Mons. Tadeu insistió en que «el hambre en Brasil es fruto de la injusticia y de la desigualdad social. ¡Es un pecado mortal que clama al cielo! Y se puede eliminar con la solidaridad de todos y con voluntad y decisiones políticas». Vencer el hambre «¡es una cuestión de humanidad y de justicia social! ¡Es una cuestión de fe y un criterio de salvación o condenación!», concluyó el obispo auxiliar.
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