ADN Celam

Este 12 de marzo se cumplen 48 años del martirio del padre Rutilio Grande y sus dos compañeros laicos: Manuel Solórzano, de setenta y dos años, y Nelson Rutilio, de quince. El asesinato ocurrió en la carretera hacia El Paisnal en El Salvador, cuando se dirigían a celebrar la eucaristía, nunca llegó porque en el camino fueron emboscados. Al conmemorarse un aniversario más de la muerte de este sacerdote, su legado se mantiene en la memoria de las comunidades que trabajan en la defensa del bien común.

El 22 de enero de 2022, Rutilio Grande y sus compañeros fueron beatificados en San Salvador, siendo reconocidos como mártires de la fe. Rutilio fue un convencido de la teología de la liberación y promovió el trabajo de las comunidades eclesiales de base.

Su misión la desarrolló en la organización y acompañamiento de los campesinos y en la cercanía con los sectores más vulnerables. En un momento donde afloraba una creciente ola de violencia en El Salvador, el padre Grande tuvo que padecer la persecución, por cuenta de las denuncias que hacía en sus prédicas exigiendo el respeto por los derechos de las personas y una justicia social equitativa.

«Rutilio sigue convocando a los pueblos»

Para unirse a la conmemoración de esta fecha, Gabina Dubón de García, destacada líder campesina, quien ha dedicado gran parte de su vida al trabajo con las comunidades de base y actualmente es coordinadora de la unidad de Pastoral Social en la oficina nacional Caritas de El Salvador, ofreció una entrevista a ADN Celam, donde hizo una reflexión sobre la influencia del padre Rutilio en el contexto actual.

Dubón, quien tuvo lo oportunidad de trabajar codo a codo con el sacerdote Rutilio, afirma que el legado del beato es innegable, pero igualmente advierte que la justicia frente al caso del asesinato del sacerdote y sus dos acompañantes parece una posibilidad remota. «No lo veo posible, dado que tanto las autoridades eclesiales como las comunidades hoy más que nunca se olvidaron del tema. No es relevante, hay miedo, no existe esa voz profética. Por parte del Estado, ellos fueron los victimarios y no asumirán responsabilidad alguna», señala Dubón.

Una iglesia desafiante, pero en crisis

La líder campesina, asegura que Rutilio Grande fue una pieza clave en la formación del clero salvadoreño y en la implementación del Concilio Vaticano II en este país. Pero advierte con preocupación, la situación actual de la Iglesia. «Hoy tenemos una evangelización mediocre, referencial y conservadora. No se promueve la participación de las mujeres, laicos y nuevos liderazgos tomadores de decisiones clave», enfatizó.

Por otra parte, destaca a nivel social la escasez de nuevos liderazgos y el desencanto de los jóvenes con las estructuras políticas tradicionales. «Los partidos son politiqueros, traidores, corruptos, defensores de su poder, sus intereses mezquinos. Nadie les confía, no trabajan por el bien común», expuso.

El llamado a la juventud

Frente al panorama ensombrecido que se percibe, Dubón inspirada en el testimonio del sacerdote Rutilio Grande, lanza un mensaje de esperanza a la juventud, que dice, cada vez se ve más dispersa y desinteresada en los problemas sociales. «Jóvenes, son el presente y el futuro depende de ustedes. Hagan lío del bueno, si no deciden, otros lo harán por ustedes», citando al papa Francisco.

Asimismo, continuando su inspiración en el beato Rutilio, instó a los jóvenes a no dejarse tocar y desbordar por el consumismo ni la inteligencia artificial, les pidió luchar por sus metas, formarse y mantener un sentido crítico frente a la realidad que les toca vivir. «Sean sujetos, no objetos. Busquen ayuda, gestionen sus emociones, no se dejen llevar por sus impulsos ni las drogas», exhortó.

Conmemoración del 48º aniversario

Este 12 de marzo, diversas actividades recordarán la entrega del padre Rutilio Grande y sus compañeros. Se llevarán a cabo misas, procesiones y proyecciones de documentales que subrayan su compromiso con los más pobres y su incansable búsqueda de justicia.

El beato Rutilio Grande sigue siendo un símbolo de resistencia y fe, una voz que aún clama por justicia en un país donde su mensaje es más necesario que nunca.

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