«No podemos cerrar los ojos a algunas carencias de nuestra práctica pastoral,» reconocen los miembros de las Comisiones Episcopales de liturgia de América Latina y el Caribe, un grupo de especialistas y referentes en la materia. Obispos, sacerdotes y laicos que vivieron del 4 al 7 de diciembre un itinerario programático y reflexivo sobre la vida litúrgica en el continente.
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Un Encuentro que además de conmemorar los 60 años de la Constitución Apostólica Sacrosanctum Concilium en la sede del Celam; analizó la realidad de la formación, la inculturación y la pastoral litúrgica en nuestra región, profundizando en sus fundamentos y compartiendo propuestas de acción, para caminar juntos en el fomento de la vida litúrgica de los pueblos del continente, lo que aparece descrito en el mensaje final del Encuentro.
La falta de una comprensión teológica de la liturgia, una pastoral ritualista y clericalista cuyo efecto es una «pastoral litúrgica muchas veces alejada de las otras pastorales diocesanas y parroquiales,» son aspectos que más allá de la autocrítica se convierten en prioridades, objeto de misión, causa de reflexión y un llamado certero a la acción para la Iglesia latinoamericana y caribeña, porque como afirman en el documento «esto nos ha llevado a la pérdida del entusiasmo e interés por la liturgia y en ocasiones la ha convertido en un escenario de disputas de ideologías eclesiológicas».
Acompañado por Mons. Aurelio García subsecretario del Dicasterio para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos, el encuentro no se apartó de la consideración de la liturgia como fuente y cumbre de la vida cristiana, dando prioridad a la formación litúrgica frente a la que constatan «hay fortalezas en todas las regiones y en los diferentes ministerios que participan de la liturgia,” un motivo para dar gracias a Dios. Para los liturgistas del continente, aunque la formación existente es buena, es prioritario seguir «profundizando en esta dimensión, ofreciendo nuevos espacios que vinculen el estudio de la liturgia con nuestra realidad y responda a las necesidades de las diversas regiones, desarrollando de este modo un pensamiento litúrgico latinoamericano».
Amando la cultura
Sin embargo, frente a este proceso advierten sobre las dificultades, los retos por superar, particularmente entre quienes hacen el camino de preparación académica y personal hacia la consagración a la vida sacerdotal. «La formación litúrgica en los seminarios tiene todavía mucho por mejorar, sobre todo atendiendo a su abordaje desde una teología litúrgica a la luz de los principios de la reforma conciliar,» aseguran.
En segundo lugar, está el tema de la inculturación, una prioridad para la Iglesia, un llamado constante del Papa Francisco y desde luego presente en la agenda del Encuentro de la que afirman en el mensaje «no es una dimensión opcional de la liturgia, sino que pertenece a su propia naturaleza,» por lo que invitan a reconocer la encarnación del Verbo como su principio básico. Bajo esta premisa insisten en que «todo proceso de inculturación de la liturgia debe ser fiel a la tradición de la Iglesia y el amor a la cultura de los pueblos».
Para lograrlo es necesario comprender que «la inculturación es una tarea de todo el pueblo de Dios y debe realizarse en clave sinodal,» esto en materia de acciones significa que los especialistas en liturgia «quieren conocer y apoyar los procesos de adaptación e inculturación que se están desarrollando en nuestra región». Un camino que pasa por el reconocimiento de la pastoral litúrgica y la riqueza de los equipos de liturgia en los contextos diocesanos y parroquiales, así como en los distintos ministerios que se han ido desarrollando en el tiempo, porque «entre todos han ido haciendo de nuestras celebraciones un espacio de mayor y mejor participación en el encuentro con el Señor y con la comunidad».
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Consolidar espacios de formación
La invitación de los liturgistas está dirigida a las generaciones de jóvenes y niños a que conozcan la liturgia, su lenguaje y la riqueza de sus símbolos, para que «conociéndola puedan amarla, de manera que participando mejor de las celebraciones puedan cultivar la vida cristiana en todo su esplendor».
Reflexiones, posturas y experiencias que motivan en principio la creación de una comisión encargada de promover el trabajo en red de todos los actores de la pastoral litúrgica en América Latina y el Caribe, bajo la coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM). «Queremos implicarnos en el trabajo para que se consoliden espacios de formación específicos para todos los niveles y especialmente se den los pasos necesarios para concretar el sueño de contar con un centro propio de estudios superiores en liturgia con identidad latinoamericana».
Iniciativa que ya podría considerarse como un fruto preliminar del Encuentro y muy en coherencia con las palabras del Papa Francisco en la Carta Apostólica Desiderio Desideravi. «Esperamos que este Encuentro nos ayude a reavivar el asombro por la belleza de la verdad de la celebración cristiana, a recordar la necesidad de una auténtica formación litúrgica y a reconocer la importancia de un arte de la celebración, que esté al servicio de la verdad del misterio pascual y de la participación de todos los bautizados, cada uno con la especificidad de su vocación».
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