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Amoris Laetitia: “La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia” - ADN Celam

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Amoris Laetitia: “La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia”

Con motivo del Día Internacional de la Familia, proclamado por la ONU cada 15 de mayo, vale la pena volver a las palabras del Papa Francisco, que entregó al mundo su exhortación apostólica Amoris Laetitia, publicada en 2016 tras dos sínodos sobre la familia.

El documento es una invitación a mirar con ternura, realismo y esperanza la vocación familiar. Allí, el Papa propone una pastoral del amor, encarnado, capaz de acompañar las luces y sombras de la vida familiar cotidiana.

La familia, imagen viva del amor de Dios

Desde el primer capítulo de Amoris Laetitia, el Papa Francisco introduce en una visión bíblica de la familia. Inspirado en el Salmo 128, señala: “Tu esposa como parra fecunda en medio de tu casa; tus hijos como brotes de olivo alrededor de tu mesa” (n. 8). La familia es vista como un espacio bendecido donde el amor conyugal y la generación de la vida reflejan el misterio mismo de Dios.

Asimismo, afirma que “la pareja que ama y genera la vida es la verdadera ‘escultura’ viviente (…), capaz de manifestar al Dios creador y salvador” (n. 11). Así, la familia se convierte en un “icono de la Trinidad” (n. 29), porque en ella se experimenta la comunión, el cuidado mutuo y la transmisión de la fe.

Uno de los capítulos más sobresalientes del documento es el cuarto, titulado “El amor en el matrimonio”. Allí, el Papa Francisco desgrana con ternura las características del amor conyugal: “El amor se manifiesta más en las obras que en las palabras” (n. 94), afirma, recuperando la sabiduría de san Ignacio de Loyola.

Paciencia, servicio, perdón y esperanza

El pontífice desarrolla una lectura del himno al amor de 1 Corintios 13 y describe las virtudes necesarias en la vida en pareja: paciencia, servicio, perdón, confianza, esperanza. “No es bueno acostumbrarse a la tristeza, a la rutina, ni dejar que el amor pierda su intensidad” (n. 134), advierte con claridad.

El amor familiar no se agota en la crianza biológica. En el capítulo quinto, el Papa Francisco habla del “amor que se vuelve fecundo”, destacando que “el amor da siempre vida” (n. 165). La fecundidad se expresa también en la hospitalidad, en la apertura a los demás, en la construcción de redes comunitarias.

Una familia que vive esta fecundidad y esta apertura (…) se vuelve un signo de contradicción frente a una lógica de egoísmo y aislamiento” (n. 181), escribe. En un mundo marcado por el individualismo, la familia que acoge, cuida y comparte es un testimonio profético.

Iglesia que acompaña, no que juzga

Una de las grandes novedades de Amoris Laetitia es su enfoque pastoral. Lejos de idealizar la familia, el Papa llama a un acompañamiento realista y misericordioso: “No todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales” (n. 3), aclara.

En el capítulo octavo, insiste en que “la Iglesia no está llamada a juzgar, sino a integrar y acompañar con discernimiento y misericordia” (n. 296-312). Ante situaciones de fragilidad, rupturas o conflictos, la comunidad cristiana debe ser un espacio de acogida, y no de condena.

En el capítulo séptimo, dedicado a la educación de los hijos, el papa recuerda que “la familia es la primera escuela de los valores humanos” (n. 274). Allí se aprende a convivir, a perdonar, a confiar, a esperar. Subraya además que “los padres tienen el deber de cumplir con seriedad su misión educadora” (n. 17) y anima a promover un acompañamiento paciente y amoroso: “Cada hijo merece el amor de una madre y un padre, ambos necesarios para su maduración integral” (n. 172).

Familias heridas, pero no descartables

Con una mirada evangélica, el Papa Francisco invita a mirar la realidad familiar sin idealizaciones ni moralismos. Reconoce que hay dolor, rupturas, fracasos, pero insiste en que “cada familia, aun herida, puede ser luz en la oscuridad del mundo” (n. 291).

Debemos ayudar a descubrir que la familia es un bien del cual la sociedad no puede prescindir” (n. 44), señala, insistiendo en el deber de los Estados de garantizar políticas públicas que fortalezcan a las familias, especialmente a las más vulnerables.

Amoris Laetitia es una propuesta humanista que valora a la familia como célula vital de la sociedad. El Papa Francisco cierra su exhortación con una hermosa afirmación: “No nos desanimemos por nuestros límites, ni renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido” (n. 325).

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