El otoño regaló una mañana apacible en la Plaza San Pedro en el Vaticano. Al mediodía de este domingo 10 de noviembre de 2024, el Papa Francisco se asomó a la tradicional ventana del Palacio Pontificio, el sol pegaba de lleno en su rostro y la gente reunida en la Plaza lo recibió con vivas y aplausos.
El Evangelio del día —San Marcos 12, 38-44— se desarrolla en torno a la escena en la cual Jesús, hablando con sus discípulos, advierte de la hipocresía de algunos fariseos que escribían y proclamaban las Sagradas Escrituras en la comunidad de Israel.
Sobre los fariseos
“La gente les tenía gran estima y se les rendía reverencia”, detalló Francisco al comentar el Evangelio, “sin embargo, más allá de las apariencias, su comportamiento no se correspondía con lo que enseñaban”.
Francisco se detuvo “en el prestigio y poder del que gozaban, menospreciaban a los demás, miraban de arriba para abajo, eso es muy feo, ellos se daban estos aires de superioridad ocultándose tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismos, se arrogaban privilegios e incluso llegaban a cometer auténticos robos contra los más débiles, como las viudas”.
“Convertían en instrumento de arrogancia y manipulación” esa porción de poder a la cual accedían, describió el Santo Padre, resaltando que ese poder era un servicio a los demás al que no estaban honrando. “Ocasión de respetabilidad fingida”, así definió Francisco la oración de aquellos fariseos hipócritas a los continuó delineando como “corruptos”, garantes de la injusticia y la impunidad.
¿Qué recomienda Jesús al estar frente a estas personas?
“Alejarse: tener cuidado, no imitarlas. Al contrario, con su palabra y su ejemplo [Jesús] enseña cosas muy distintas sobre la autoridad. Habla de ellas en términos de abnegación y de servicio humilde, de ternura maternal y paternal hacia las personas, especialmente hacia los más necesitados”, señaló Francisco. “Esperanza y ayuda” es lo que se espera de quienes ocupan espacios de poder en nuestras sociedades.
El Papa Francisco invitó a un autoexamen: “¿Cómo me comporto en mis ámbitos de responsabilidad? ¿Actúo con humildad o me enorgullezco de mi posición? ¿Soy generoso y respetuoso con las personas o las trato con rudeza y autoridad? Y con la gente más frágil, ¿estoy cerca de ellos, puedo agacharme para ayudarles a levantarse?”.
Al finalizar su comentario encomendó a la Virgen María que nos ayude “a combatir en nosotros la tentación de la hipocresía, que nos ayude a hacer el bien con sencillez”.
Beato Torres Padilla, Laudato si’, Indonesia y Valencia
Francisco puso el foco en Sevilla, España, y pidió un aplauso para el nuevo beato don José Torres Padilla, cofundador de la Congregación de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, quien vivió entre 1811 y 1878, y dio testimonio de caridad con los más necesitados.
“Tres años atrás se iniciaba la plataforma Laudato si’”, señaló el Santo Padre al saludar a los trabajadores de ese espacio y agregó: “deseo que la Conferencia para el Cambio Climático COP 29 que se inicia en Bakú [Azerbaiján, mañana 11 de noviembre] que sea un aporte eficaz para el cuidado de la Casa Común”.
Se movió en el mapa y se acercó hasta la Isla de Flores en Indonesia cuyo pueblo “fue afectado por la erupción de un volcán”. Francisco pidió por las víctimas, sus familias y todos los desolados. Allí mismo recordó también a los habitantes de Valencia (España) “y de otras partes de España que están sufriendo las consecuencias del aluvión”.
Una pregunta y Mozambique
“¿Han rezado por Valencia? ¿Han pensado en ayudar a esta gente? Es una pregunta solamente”, deslizó Francisco mirando hacia la Plaza San Pedro e inmediatamente pasó al África.
“Son preocupantes las noticias que llegan desde Mozambique”, país que acaba de atravesar comicios y sobre los cuales se han elevado sospechas de fraude. El Papa invitó “al diálogo, la tolerancia y a la incansable búsqueda de soluciones justas: Recemos por toda la población de Mozambique para que la presente situación no haga perder la confianza en el camino de la democracia, de la justicia y de la paz”.
Llamamiento a la paz
El Papa Francisco pidió una vez más rezar por la paz en “la atormentada Ucrania donde se están atacando hospitales y edificios civiles, por Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán, y por la paz en el mundo entero”.
Gracias por cultivar la tierra
Además, expresó su acción de gracias a Italia por “el mundo agrícola y animo a que cultiven la tierra de tal modo que puedan cuidar su fertilidad para las generaciones futuras”.
Al finalizar saludó con afecto a todos los fieles presentes y, en particular, a los jóvenes de la Inmaculada, los peregrinos romanos, y los llegados desde Kasajistán, Moscú, Nueva York, Bastiá (Córcega), el Algarve en Portugal, Varsovia y otras ciudades de Polonia, a los promotores del Pacto Educativo Global (PEG), a los jóvenes de la confirmación de Empoli, a los voluntarios del Banco Alimenticio y a una Banda de Música que estaba con sus instrumentos en la Plaza.
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