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Aportes del Celam al Sínodo 2021- 2024: «Es necesario una catequesis en salida misionera y centrada en la escucha»

Dentro del documento preparatorio para el Sínodo, se presenta una serie de núcleos temáticos como puntos a destacar en la vivencia sinodal. En el marco de dicha propuesta, se hace hincapié en el tema de la catequesis como un instrumento renovador, el cual tiene la gran responsabilidad de promover no solo un nuevo modelo cristiano, sino también un proyecto renovado de Iglesia sinodal.

En este sentido, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), a través de las Comisiones de Catequesis para el Sínodo, presentó sus aportes para el Instrumentum Laboris, rumbo a la segunda vuelta del Sínodo 2021-2024, que se celebrará en Roma en el mes de octubre de este año.

Los aportes expuestos en este documento inician recordando que la catequesis es, en una Iglesia sinodal misionera, un espacio esencial de la vida de las comunidades. Y resaltan que “el encuentro con Jesucristo, que acontece en la catequesis, llena de alegría a quienes lo comparten y los capacita para dar razones de su fe”. Así también recuerdan que «el anuncio del kerigma es el eje perenne de toda acción evangelizadora y de la experiencia mistagógica como objetivo principal de todo conocimiento, celebración, experiencia comunitaria y ejercicio del compromiso cristiano en el mundo».

A razón de ello, agregan que “los catequistas están llamados a asumir una renovada conciencia eclesial, comprendiendo, realizando con acciones y experimentando la Iglesia como un lugar de intercambio de dones, donde comunitariamente se da y se recibe, se camina juntos como Pueblo de Dios”.

Aportes para una reflexión

En este contexto y desde el punto de vista de la reflexión teológica, ofrecen 9 notas que la sinodalidad le aporta a la catequesis, interpretadas, según lo indican, desde las prácticas pastorales.

1) Hablan de una catequesis centrada en la escucha. «En la escucha de interlocutores, catequistas, y en la escucha del Espíritu en ellos. Es una escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender”;

2) Una catequesis que integra la escucha de la Palabra de Dios como fuente principal. «Para ello resulta fundamental situarse y recibir ‘la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura’, que están íntimamente unidas y compenetradas como expresión de la Palabra de Dios confiada a toda la Iglesia (…) Los itinerarios catequísticos deberían contemplar en primer lugar, tiempos de escucha»;

3) Una catequesis en la que catequistas e interlocutores disciernen la acción de Dios en sus vidas. «No son solo los interlocutores son los que se transforman, los catequistas también lo hacen en el encuentro, escucha y diálogo con ellos (…) Es preciso profundizar la conversión pastoral y misionera de la catequesis».

4) Una catequesis “relacional”, “vincular”, con un modo de encontrarse y relacionarse específico, que se inspira en “Dios mismo, Uno y Trino, que es comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (…) en la catequesis y en la sinodalidad deben expresarse en una “catequesis de la comunión (koinonía)” en sus variadas formas, especialmente en las familias, las comunidades cristianas y la sociedad;

5) Una catequesis celebrativa que une fe y vida. «Al mismo tiempo que educa a sus interlocutores en y para la fe, los lleva a celebrarla en la comunidad y a testimoniarla en la sociedad (…) Es urgente recuperar la conexión profunda entre la realidad de la catequesis, su itinerario formativo y los pasos que conducen a ella»;

6) Una catequesis animada por una comunidad de servidores. «La comunidad de catequistas se distinguen por una espiritualidad misionera (…) un gran desafío para nuestra catequesis es ir al encuentro de los excluidos y descartados, los migrantes y los que se encuentran solos”;

7) Una catequesis de acompañamiento y de misericordia. «La catequesis es un espacio comprometido con la vida de los interlocutores y sus familias, especialmente con los que sufren en su fragilidad, los pobres, débiles y excluidos»;

8) Una catequesis que se comprende como itinerario catequístico permanente. «Aquí los discípulos misioneros (catequistas, catecúmenos y comunidades en salida) se siguen formando a lo largo de toda su vida;

9) Una catequesis que integra los saberes de las culturas ancestrales. «Promoviendo espacios de encuentro entre la fe católica y las tradiciones espirituales indígenas para buscar puntos de convergencia y comprensión mutua (…) Este camino hacia una mayor sinodalidad en la catequesis no solo enriquecerá la fe de los individuos, sino que también fortalecerá la misión de la Iglesia, haciéndola más vibrante, inclusiva y misionera».

 

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Retos que interpelan la catequesis

A partir de estas notas sugeridas anteriormente y con el ánimo de hacer de la Iglesia un rostro vivo, las Conferencias Episcopales plantean siete retos a la catequesis, que llevarán a «formar no sólo creyentes informados, sino discípulos misioneros comprometidos con la vida de la Iglesia». Son ellos:

1) Mentalidad sinodal desde la Iniciación a la Vida Cristiana. «La catequesis como Iniciación a la Vida Cristiana desempeña un papel fundamental en la formación de una Iglesia sinodal, al ofrecer un sólido proceso formativo de fe, estos procesos son la brújula que orientan los esfuerzos de toda la catequesis para una mayor fidelidad a la misión que el Señor le ha encomendado (…) Por lo cual es necesario revisar los itinerarios de iniciación a la vida cristiana para adoptar una perspectiva catecumenal.”

2) La catequesis como Iniciación a la Vida Cristiana promueve una mentalidad sinodal. «Será primordial en este proceso sinodal profundizar la dimensión vocacional del ministerio del catequista, apoyando el discernimiento espiritual que ayude a descubrir que nadie está por encima del otro, sino que cada uno pone sus dones al servicio del reino.»

3) La catequesis como un camino de encuentro y crecimiento sinodal. «Para ser verdaderamente sinodal, la Iglesia desde la catequesis debe fomentar una cultura de escucha y participación, donde se valore la diversidad de opiniones y se promueva el diálogo como medio para construir a la unidad en la fe.»

4) La Iglesia se entiende como el Pueblo de Dios en camino hacia el Reino, donde todos los bautizados participan en la misión de la Iglesia con un papel activo en la vida y la dirección de la comunidad. «La catequesis puede ser concebida como un proceso de formación que capacita a los fieles para ser discípulos misioneros comprometidos y colaboradores en la construcción del Reino de Dios, propiciando espacios y oportunidades para que todos los miembros de la comunidad participen activamente en la vida eclesial.»

5) Desde la catequesis fomentar una cultura de participación y corresponsabilidad en la vida eclesial. «Promover un cambio de paradigma donde se reconozca la igualdad en la dignidad de todos los miembros de la comunidad de fe y se promueva que todos se impliquen de forma activa en la toma de decisiones y en la vida de la Iglesia.»

6) Buenas prácticas para la sinodalidad. «Es fundamental adoptar prácticas que fomenten la participación activa, el diálogo fraterno, el crecimiento espiritual comunitario, y para ello ha de ser valorada la presencia y aporte de las mujeres».

7) Una catequesis más inculturada. «Siendo allí un desafío la catequesis en ámbitos urbanos donde conviven diferentes contextos culturales, sociales y generacionales que pueden convertirse en un motor para la construcción de una Iglesia sinodal».

Acciones sugeridas

El documento concluye ofreciendo algunas acciones que ayudarán a potenciar desde la catequesis la corresponsabilidad en una Iglesia sinodal en misión. Son ellas:

a) Una catequesis en salida donde la comunidad se acerque a quienes no participan de la vida de la Iglesia.
b) Repensar los procesos de Iniciación a la Vida Cristiana en las culturas andinas y amazónicas.
c) Promover una catequesis de inspiración catecumenal en la cual toda la comunidad cristiana esté implicada en el proceso de evangelización de los interlocutores.
d) Favorecer espacios de Catequesis familiar que asuman las nuevas configuraciones familiares, animando a su vez a los adultos a ser parte de la iniciación a la vida cristiana de sus hijos.
e) Promover visitas a las familias del barrio, especialmente a quienes viven solos o son marginados por la sociedad, saliendo a su encuentro y generando así instancias de escucha.
f) Realizar acciones de trabajo orgánico con otras pastorales parroquiales y diocesanas.
g) Generar y fortalecer proyectos para catequesis inclusiva (anteriormente denominada Catequesis especial), involucrando a las familias en el proceso de formación de la fe, reconociendo las capacidades y necesidades pastorales de las personas con capacidades diferentes.
h) Promoción de la cultura de la transparencia y el cumplimiento de los protocolos de protección de menores y personas vulnerables.
i) Coordinación y colaboración entre las Iglesias particulares (…) además de establecer redes de comunicación y apoyo mutuo entre las diferentes regiones.
j) Dar protagonismo a la Palabra de Dios, generando espacios de lectura e interpretación de la Biblia, invitando a que sea entronizada en los hogares. (cada familia elabora un ángulo de oración), etc.
k) Acompañar a los catequistas mayores y enfermos que ya no ejercen su servicio.
l) Adoptar la metodología de la conversación espiritual en nuestros encuentros.
m) Fomentar una pastoral juvenil en la que se promueva la formación permanente de la fe.
n) Tener lineamientos claros para una catequesis sinodal en las Iglesias particulares.
o) Promover una formación catequética más integral en los Seminarios mayores.
p) Diálogo abierto entre catequistas, coordinadores y presbíteros, de modo que refleje una comunidad catequística que busca el mejor camino para educar en la fe.
q) Que la catequesis sea “un laboratorio de diálogo”.

El presente documento recoge las aportaciones que fueron el resultado de las consultas realizadas por las diferentes Iglesias a nivel latinoamericano y caribeño a través de las Conferencias Episcopales. En este caso, con las Comisiones de Pastoral Catequética de países como: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Antillas.

 

APORTES DE LAS COMISIONES EPISCOPALES DE CATEQUESIS - CELAM

 

 

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