Cada 8 de enero miles y miles de devotos concurren en manifestaciones populares al santuario de la Cruz Gil, en memoria del Gauchito Gil —su nombre real fue Antonio Cruz Mamerto Gil Núñez y se lo considera uno de los “santos de los pobres” no declarado oficialmente por la Iglesia —, ubicado a 7 km de la ciudad de Mercedes, Corrientes, en Argentina.
Y este año no fue la excepción: el obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecín, acompañó la fiesta con la Carta Pastoral “Salve, oh, Cruz, única esperanza” dirigida a los peregrinos y devotos de la Cruz Gil: “Los invito a contemplar y a tocar la Cruz depositando en ella la gratitud, intenciones, pesares y aflicciones; recibiendo la salud, paz y bendición que brotan de ella. Así podrán regresar a sus hogares llenos de alegría, gozo y paz. Les pido que sean testigos y llevar como propósito: marcar sus cuerpos, casas y cosas, cada día, con la señal de la Cruz”.
Se organizó un Triduo (misas y oraciones comunitarias) durante los 3 días previos a cargo de los sacerdotes de las 3 parroquias de la ciudad de Mercedes: Ramón Felipe Espinoza, Adolfo Gutiérrez y Luis Adis. Y el día propiamente de la recordación, 8 de Enero, hubo una gran misa concelebrada y durante toda la jornada se bendijeron imágenes y ofreció el sacramento de la reconciliación a los peregrinos.
Video de la entrevista al padre Ramón Felipe Espinoza realizada por Es Noticia Mercedes, en los días previos a la celebración del 8 de enero:
Es oportuno señalar también que se encuentra en construcción un templo ubicado a 500 metros del Santuario que se llama de la Santísima Cruz y que en su momento fue sugerencia del Papa Francisco.
El Gauchito y el Papa Francisco
Teñida de leyenda, esta expresión de fe popular no integra el santoral católico. Sin embargo, los obispos con jurisdicción en el sitio donde se lo venera vienen acompañando desde hace muchos años el paso de la fe de la gente, en una actitud que cuenta con el apoyo y el aporte de orientaciones clave del mismísimo Papa Francisco.
El actual obispo local ya citado, monseñor Adolfo —en declaraciones a esta cronista en el año 2015— relató “el ABC” que le regaló personalmente Francisco al propio Canecín cuando le pidió consejo para acompañar a los peregrinos del Gauchito Gil.
Esto dijo el Papa: “Es muy simple. Te voy a dar un ABC. Primero: es una obra de misericordia rezar por los difuntos; si Antonio Gil ha existido, es una obra de misericordia rezar por él como rezamos por tantos queridos fieles difuntos, familiares conocidos o no. La Iglesia nos enseña a rezar también por las almas del purgatorio, aunque no conozcamos a las personas fallecidas”.
Y continuó Francisco: “Segundo: el entonces obispo Faifer —anterior a Canecín— llevó adelante la confección de un novenario para rezar por los difuntos y también por Antonio Gil. Vuelvan a imprimir ese novenario, reedítenlo, recen con él por los difuntos y por Antonio Gil, y a partir de allí vean cómo concretar el abordaje. Yo conocí ese novenario cuando estaba en Argentina, hice algunos aportes, está muy bien hecho. Tercero: ustedes como diócesis habían comprado un terreno a unas cuadras de donde está enclavada geográficamente la devoción a la Cruz Gil. Construyan allí el templo a la Santísima Cruz, ya que ella es uno de los grandes amores del pueblo correntino y desde ese templo ustedes como Iglesia ofrezcan todos los servicios que la Iglesia ofrece a los peregrinos y devotos de las distintas expresiones religiosas, en este caso la Cruz Gil”.
Los devotos se acercan hasta el santuario con imágenes de la Virgen y veneran la Cruz Gil.
¿Quién fue el Gauchito Gil?
Según consignan varios portales de noticias, Antonio Gil nació en Pay Ubre, cerca de Mercedes, Corrientes, alrededor de 1840. Fue ejecutado el 8 de enero de 1878. Es por esto que se toma ese día como el dedicado al Gauchito Gil.
Hay varias historias que relatan parte de su vida: una de ellas describe cómo, tras servir como soldado en la Guerra de la Triple Alianza —Brasil, Uruguay y Argentina lucharon contra el Paraguay entre 1864 y 1870— y desertar de las milicias locales, fue capturado y ejecutado bajo un árbol. Antes de morir, pidió a su verdugo que rezara en su nombre por la salud de su hijo enfermo. Al hacerlo, según el relato, el niño sanó milagrosamente, dando inicio a la veneración popular.
Otra versión de la historia lo señala como un cuatrero que ayudaba a los pobres. En ambos casos, su figura se asocia con justicia, libertad y milagros. El color rojo lo caracteriza en los lugares donde se lo venera: desde lejos se distinguen las banderas coloradas al viento y los devotos se visten también de rojo apropiándose de uno de sus símbolos.
Con fotos de La Nación, IUS Noticias y de archivo propio.
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