En una carta publicada en El Mercurio, el arzobispo de Concepción y secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Sergio Pérez de Arce Arriagada, se refirió a la regularización de extranjeros en situación irregular y habló sobre el posible proceso de regularización acotada que el Gobierno estudia implementar, orientado a extranjeros con arraigo laboral o familiar en el país.
En su misiva, cuestionó las posturas contrarias a la medida, remarcando que la irregularidad expone a los migrantes a situaciones de vulnerabilidad y abuso, además de limitar su integración plena en la sociedad chilena.
“Los obispos de la Conferencia Episcopal nos hemos referido en diversas oportunidades a este tema y hemos llamado a las autoridades y a otros actores políticos a favorecer estrategias eficaces que permitan la regularidad migratoria de quienes no tienen problemas delictuales o penales”, recordó.
“Es mejor un migrante regular que uno irregular”
Monseñor Pérez de Arce dijo que más de 180.000 personas han entregado voluntariamente sus datos a través del empadronamiento biométrico realizado entre 2023 y 2024, y muchos de ellos ya cuentan con lazos familiares, trabajan y forman parte del sistema educativo chileno. Además, resaltó que los migrantes representan una fuerza laboral necesaria para el funcionamiento de la economía del país.
“Es difícil entender la porfía de algunos a negar la regularización. Mantener la irregularidad expone a las personas a condiciones abusivas y a más vulnerabilidad, porque no pueden celebrar contratos laborales o participar de la vida económica con total normalidad”, afirmó el arzobispo, y añadió que una regularización contribuiría a un clima de confianza y transparencia en el país: “Es mejor un migrante regular que uno irregular, uno plenamente integrado que uno que se conoce a medias”.
Asimismo, criticó la narrativa que asocia a los migrantes irregulares con la delincuencia, calificándola de “falacia injusta y simplista”. Expulsar a 180.000 inmigrantes, argumentó, no solo es irreal, sino también un reflejo de “incapacidad de la política para abordar una problemática social que afecta a una población que convive y trabaja cada día entre nosotros”.
Una mirada cristiana a la migración
En su carta, el arzobispo vinculó el tema migratorio con los valores de la Navidad, instando a renovar esfuerzos por un país más justo: “La Navidad es una buena oportunidad para renovar los esfuerzos por un país más justo e inclusivo, y una política más eficaz y menos de trinchera”, concluyó.
Además, en junio de este año, el Comité Permanente del Episcopado chileno publicó el documento “Fui forastero y me recibieron (Mt 25,35). Una mirada cristiana a la migración”, en el que los obispos hicieron un llamado a las autoridades a favorecer estrategias eficaces que permitan la regularidad migratoria de las personas que hoy están en condición irregular y no tienen problemas penales o delictuales.
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