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Así avanzó la segunda jornada del 6.° Congreso Americano Misionero (CAM6), con un llamado a dejarse iluminar por el Espíritu Santo

Monseñor Emilio Nappa, quien desempeña el rol de subsecretario adjunto del Dicasterio para la Evangelización y es también el presidente internacional de las Obras Misionales Pontificias, fue el encargado de abrir la segunda jornada del 6.° Congreso Americano Misionero (CAM6), con una reflexión titulada «Evangelizadores con Espíritu hasta los confines de la Tierra».

Una intervención en cuyo enfoque destaca la misión fundamental de la Iglesia de anunciar el Evangelio en todo el mundo, inspirada por el Espíritu Santo.

El prelado resalta algo importante en la misión evangelizadora en el mundo contemporáneo, se trata de la actualización del lenguaje y sus formas sin alterar el contenido expresado en la doctrina de la fe. Agrega que, se debe tener un equilibrio, porque, aunque el mensaje de Cristo se mantiene, los contextos culturales, las sensibilidades y los modos de comunicación cambian con el tiempo.

Al ubicar la Eucaristía como centro de la vida cristiana, también sugiere que esta ofrece un criterio fundamental para discernir y orientar la acción pastoral de las diócesis. Esto plantea un desafío que consiste en «comprometamos a colocar a los que nos escuchan para que estén en condiciones de poder escuchar, en situación de dignidad como persona».

El Espíritu Santo como fuente de comunión

Luego tomó la palabra el franciscano y teólogo Dinh Anh Nhue Nguyen, actual secretario general de la Pontificia Unión Misional (PUM), quien abordó una reflexión sobre el «protagonismo del Espíritu Santo». Es reconocido por su profundo compromiso con la animación y formación misionera en la Iglesia, fomentando la reflexión teológica y pastoral sobre la misión en contextos contemporáneos.

Durante su disertación, el religioso vietnamita resaltó cómo el Espíritu Santo actúa como el verdadero protagonista de la misión, guiando, inspirando y transformando a los misioneros y a las comunidades. «El Espíritu no solo inspira positivamente a realizar algunas acciones, sino también impidiéndoles llegar a donde no se suponía que debían llegar. Todo nació bajo la guía del Espíritu Santo».

El directivo observó la importancia de mirar al Espíritu Santo como fuente de comunión y creatividad para el anuncio del Evangelio. Por último, animó a los asistentes del Congreso a vivir una espiritualidad misionera enfocada en la escucha y en la apertura a las llamadas del Espíritu. “Se requiere una preparación divino-espiritual, estar siempre en comunión con Jesús y su Espíritu. Sin él no podemos dar fruto…”.

Se debe salir de la zona de confort

Finalmente, intervino con su testimonio Ana Ivelisse Rodríguez Ruiz, una misionera puertorriqueña comprometida con la Comunidad Misionera de Villaregia, una asociación católica de vida consagrada y laical dedicada a la evangelización y a proyectos de desarrollo humano y espiritual en diversas regiones del mundo.

Ana Ivelsisse compartió su experiencia de vida misionera que inició según contó en Puerto Rico con el programa “Verano misionero”, donde descubrió su vocación. Menciona además con orgullo que, a lo largo de veintiséis años como misionera ha tenido el privilegio de servir en varios países de tres continentes, entre ellos Perú, Italia, México, Bolivia, Puerto Rico y desde 2017 en Burkina Faso y Costa de Marfil.

A toda esta vivencia de la misión agrega «es el Espíritu Santo quien actúa, nosotros solo somos medios, instrumentos, altavoces. No es fácil, pero es infinitamente gratificante. Requiere obligarme a salir de mi zona de comfort, aprender idiomas… La alegría es ver cómo la vida se transforma gracias al Evangelio. No se puede describir con palabras».

Igualmente, indicó que para ser un verdadero misionero(a) es indispensable testimoniar el reino de justicia, de compartir y ser testimonio. Observó que al haber interiorizado y puesto en práctica estos aspectos, su misión se convirtió en un auténtico estilo de vida. «solo desde allí se puede evangelizar».

Actualmente, Ana Ivelisse está llevando a cabo su misión ad gentes en Burkina Faso, un país de África occidental que enfrenta numerosos desafíos socioeconómicos y religiosos.

 

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