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Así serán las exequias del Papa Francisco según su testamento - ADN Celam

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Así serán las exequias del Papa Francisco según su testamento

En medio del clima de recogimiento y oración que vive la Iglesia por el fallecimiento del Papa Francisco, ADN Celam conversó el profesor Rixio Portillo, investigador de la Universidad de Monterrey, para ofrecer una mirada esclarecedora sobre los signos, decisiones y gestos que acompañan el testamento y las exequias del pontífice.

Desde la elección de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor hasta la insistencia en un funeral sencillo “en la tierra”, Portillo ayuda a comprender el mensaje pastoral, teológico y eclesiológico que estas decisiones encierran.

A través de esta entrevista, el lector podrá redescubrir la coherencia de vida y magisterio con los principios evangélicos que predicó el Papa Francisco: la fraternidad, la justicia social, la centralidad de los pobres, la sinodalidad, y una espiritualidad anclada en la humanidad de Cristo y en la cercanía maternal de María. La conversación, rica en referencias históricas, se convierte en un homenaje reflexivo que invita a mirar hacia adelante con esperanza y sin ansiedad, como él mismo enseñó.

Aspectos espirituales y teológicos del Testamento del Papa Francisco

Pregunta: Profesor Portillo, al leer este testamento del Papa Francisco, donde pide un entierro sencillo en la Basílica de Santa María la Mayor, ¿qué aspectos espirituales y teológicos destaca usted de esta elección?

Respuesta: Sobre el testamento espiritual, a mí me parece que hay datos allí bastante importantes que reflejan quién es el Papa Francisco. Y creo que el primer dato es la primera línea, cómo él hace una invocación a la Trinidad. Pensemos que la Trinidad es, como es, el misterio, el dogma de fe más importante del cristianismo, porque de alguna manera tiene que ver con la esencia misma de Dios, uno y trino, de Dios que es comunidad.

Y que ha sido a partir del Vaticano II cuando la teología ha consolidado un poco la madurez de pensamiento de la insondable riqueza que tiene el vivir la Trinidad como misterio de fe compartido. Porque Dios comunidad ya redimensiona un poco un modelo social, un modelo de comunidad, un modelo de Iglesia.

Entonces, que el Papa Francisco comience con este aspecto lo hace, primero, heredero del Vaticano II, pero también de la esencia misma del cristianismo, es decir, de la fuente originaria que es la vida de la Trinidad. Como paso siguiente, los elementos que describe: cómo quiere que sea recordado y cómo quiere que sea sepultado. Que también vemos un poco la maduración humana en cómo querer permanecer un poco en la vida de la gente.

Pensemos que quizás la gente que le tiene miedo a la muerte no piense en estas cosas, pero el Papa Francisco, se adelantó y escribió esto en el mes de febrero.

Ir a la Madre para protegerse y cobijarse

P.: ¿Qué significado tiene que Francisco haya pedido reposar cerca de la imagen de la Salus Populi Romani? ¿Qué nos dice esto sobre su relación con la Virgen María y su modo de vivir la fe?

R.: El Papa Francisco también tiene dentro de sus características una sensibilidad latinoamericana muy propia, para él, de devoción a la Virgen María. Es una relación especial. Yo creo que todos los latinoamericanos tenemos una relación especial con María, sobre todo que María ha sido artífice de este proceso de evangelización en el continente.

Imágenes tan emblemáticas como Guadalupe en el caso, por ejemplo, mexicano, pero pensemos en Colombia con Chiquinquirá, y también podríamos pensar en Venezuela con Coromoto, o la Virgen de Luján en Argentina. De tal manera que el Papa Francisco lo que está es haciendo eco de esa herencia latinoamericana con una relación muy cercana a la Virgen.

Entendiendo que la Salus Populi Romani es como la patrona de la Iglesia en Roma, de la diócesis del Papa. Un dato que yo siempre he creído que es muy relevante del Papa Francisco: él vio este paso de pontificado de servicio a la Iglesia Universal como un cambio de diócesis. Es decir, pasó de Buenos Aires a Roma, es decir, como una naturalidad en el servicio episcopal. Ni siquiera entendió el servicio petrino como una cosa jerárquica, de que él estaba por encima de los demás.

Entonces, es parte de esta dinámica de ir a la madre, a la patrona de la diócesis, a la madre de toda la diócesis, a protegerse y a cobijarse.

Fuera de la Muralla Vaticana

P.: ¿Por qué fuera de las grutas vaticanas?

R.: Creo que también un poco en ese pensamiento estructural de la continuidad y disrupción del Papa Francisco. No es la primera vez. León XIII también quiso estar enterrado fuera, en San Giovanni Laterano, porque recordamos que León XIII fue el Papa del encierro.

Entonces, pienso que el Papa Francisco da continuidad en la discontinuidad, quiere estar fuera de la Muralla Vaticana, en Santa María la Mayor.

Volver a la tierra: un gesto coherente con la visión integral y ecológica de Francisco

P.: El Papa insiste en un entierro “en la tierra”, “sencillo” y “sin decoración particular”. ¿Cómo interpreta usted esta voluntad dentro del contexto eclesiológico que ha impulsado Francisco durante su pontificado?

R.: Muy importante ese detalle que dices de “tierra”, porque de esas tres palabras principales que el Papa Francisco habla en el abordaje de la realidad social con los movimientos populares, está “tierra, techo y trabajo”. Y la tierra tiene una dimensión de raíces, tiene una dimensión de origen, de pertenencia, de comunidad, de seguridad, de cubrir, la palabra tierra tiene toda una dimensión antropológica, cósmica con la persona.

Entonces, el querer ser enterrado tampoco es una cosa nueva que se ha inventado él, sino que también mira a partir de la tradición, donde se le da cristiana sepultura a los difuntos. Entonces, bueno, para que estén debajo de la tierra y volver a la tierra, a la naturaleza. Por eso digo: a la esencia misma.

Me parece también, como un gesto interpretativo del Papa Francisco, su decisión de rescatar ese sentido de tierra, un poco —insisto— de originalidad, de primacía de naturaleza. Obviamente, si queremos hacer alguna relación pertinente, está la Laudato Si’, que es parte de su grandísimo legado, una encíclica de desarrollo humano integral y social, ecológica y social, pero principalmente humana. Y creo que el símbolo de la tierra puede simbolizar eso.

Cambios en las exequias

P.: ¿En qué se diferencian estas exequias respecto a las de pontífices anteriores y qué implicaciones tiene esto para la tradición futura?

R.: El cambio de la forma de las exequias no es tan complejo como se pensó. A mi modo de ver, simplemente se redujeron algunas cosas, algunas letanías, la posibilidad de la traducción en latín al italiano. Pero creo que quizás el dato más importante es ver todo el servicio fúnebre a un pontífice alejado de un sentido monárquico real o de jefe de Estado, hacia un funeral episcopal.

Lo que hizo fue como que traer cómo era el sepelio, lo que dice la norma de la Iglesia de que el sepelio de los obispos, a traerlo aquí. El Papa es el obispo de Roma. Es como el mismo rito. Un cambio solamente muy particular es que no va a tener el báculo o el pastoral ni en las manos, ni sobre el féretro, ni también colocado en algún lugar cerca. Pero, insisto, eso forma parte del protocolo de sepelios para los obispos.

Reivindicando el sentido episcopal del servicio petrino

¿Qué es importante? Bueno, sí, porque al fin y al cabo está reivindicando el sentido episcopal del servicio petrino como obispo de Roma. Para mí esto es una cosa clave de poder tratar de entender al Papa Francisco: que él se veía como un obispo. En su último libro Esperanza, la autobiografía, él dice que no se ve como un jefe de Estado. Incluso, cuando le preguntan cómo se ve él, dice “Padre Jorge”.

Entonces, ya esto es una marca identitaria que incluso va más allá de la muerte, porque él quería ser enterrado, como un obispo, como el obispo de Roma. Creo que ahí está la clave un poco interpretativa. Creo que ya no hay cabida para un Papa monárquico de corona.

Es decir, la impronta que va a dejar Francisco en el pontificado es realmente un sentido pastoral de cercanía. Y el próximo Papa necesariamente va a tener que entrar en esta lógica de ser obispo, de ser padre, de ser pastor, y no tanto de ser rey, porque eso ya lo dejamos atrás.

Un legado de sencillez

P.: ¿Qué legado simbólico deja Francisco con esta decisión?

R.: Yo creo que el gran legado es la sencillez, la simplicidad. Una persona que no es nada suntuosa, que no vio el servicio petrino como algo para engrandecerse, sino para ser el último. Hay muchos elementos durante su vida que así lo demuestran.

En el video en el que se encuentra con el Papa Benedicto en Castel Gandolfo, se jala de la mano como para sentarse en el mismo banco, al mismo nivel. Esa sencillez y esa humildad que vivía el Papa Francisco, y que obviamente está unida a ese sentido de cómo va a ser el sepelio.

P.: En su testamento, el Papa habla del sufrimiento como ofrenda por la paz mundial y la fraternidad entre los pueblos. ¿Cómo vincula usted este gesto con su magisterio sobre la sinodalidad, la fraternidad y la justicia global?

Justicia social

R.: En esa sencillez y simplicidad, creo que también ha sido un pontificado de una altísima sensibilidad social. No quiere decir que los demás no lo han sido.

El largo recorrido de la Doctrina Social de la Iglesia dispone que no ha sido un tema secundario en el magisterio ni en el pensamiento teológico, pero en el Papa Francisco es una nueva dimensión. Es como una profundidad mucho más directa, mucho más precisa. Porque no hay intervención del Papa Francisco que no fuese tocada por el sabor social y por el sabor al Evangelio. Así creo que ambas cosas siempre estaban presentes.

El término de justicia social, aunque ahorita hay varios autores que lo están discutiendo, no es nuevo ni tampoco lo inventó el Papa Francisco, sino al contrario: fue el Papa Pío XI en Quadragesimo anno. Y lo interesante es que si la justicia es una virtud cardinal, es “a cada quien lo que le corresponde”. Viéndolo en el sentido social, es “a cada quien lo que le corresponde socialmente”.

Francisco, voz y abrazo para toda minoría

Pensar un poco en esa mucha deuda social hacia los menos favorecidos y hacia tantos grupos sociales minoritarios, rechazados, descartados, en esa cultura del descarte que tanto mencionaba el Papa Francisco.

Siempre he repetido durante estos días, y seguramente sea una frase interesante también decir: “No ha habido minoría social que no esté representada, tocada, acogida por el Papa Francisco”. No hay grupo social minoritario descartado en la opinión pública y en la contemporaneidad que no haya tenido un eco en el corazón del Papa. Y eso habla muy bien de él porque, por supuesto, va en ese sentido horizontal de convivencia humana, que abre las puertas a la fraternidad con el máximo ejemplo de la fraternidad.

La vuelta al sentido episcopal del papado

P.: Desde una mirada histórica, ¿hay precedentes de un Papa que haya dejado instrucciones tan personales y humildes sobre su entierro?

R.: No es que haya decisiones precisas sobre cómo va a ser el entierro. Cada Papa decide más o menos cómo va a ser su proceso. Recordemos, por ejemplo, a Pío XI y a Pío XII, sobre todo, que fue el que decidió que fuese enterrado en las grutas vaticanas. Y que gracias a él se pudieron descubrir lo que conocemos como las reliquias históricas de huesos del Papa Pedro.

Entonces, no ha sido como el primero que ha pensado cómo va a ser ese futuro, cómo va a ser ese final o cómo va a gozar. Pero creo que lo destacable del Papa Francisco es volver a los orígenes de esa forma episcopal de entender el servicio petrino como servicio episcopal, como obispo de Roma.

Y que, por tanto, el homenaje que puede ser recibido póstumo sea como el que recibe cualquier obispo en su diócesis. Obviamente, con la característica de que toda la grey, la Iglesia universal, es la que le rinde homenaje. Y para eso van a estar los tres días de capilla ardiente y los novendiales, que van a ser para poder expresar ese amor, esa cercanía, esa humildad relativa que podamos sentir ante la pérdida del Papa Francisco.

Qué es lo que Dios ha dispuesto para la Iglesia

P.: ¿Cómo cree usted que este gesto puede influir en la manera en que los fieles y la jerarquía viven el paso de un pontífice y preparan el camino hacia un nuevo Papa?

R.: Yo creo que esa es la palabra: ansiedad, incertidumbre. Es como el momento para decir “¿quién podrá seguir?”. Pero el Papa Francisco, en la Evangelii Gaudium, en “el tiempo es superior al espacio”, dice: “Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras y tenacidad”.

Y creo que es eso, es decir, este momento es de no tener ningún tipo de ansiedad, sino la esperanza por el jubileo, de ver qué es lo que Dios ha dispuesto para la Iglesia, que debe iluminar a los cardenales. Y con la tenacidad de las convicciones de que la enseñanza de una Iglesia en salida, pobre para los pobres, es la mejor ruta, es el mejor camino trazado, es la mejor herencia que nos pueda dejar, es la mejor tarea que seguramente podamos hacer.

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