A de 3.500 metros sobre el nivel del mar, en plena Cordillera Real del altiplano boliviano, un grupo de niños y adolescentes corre detrás de un balón con una ilusión que trasciende lo deportivo. Se trata de la Escuela de Fútbol Atlético San Vicente, ubicada en la comunidad de Ingas, municipio de Mocomoco, en la provincia Camacho del departamento de La Paz. Allí, el fútbol se ha convertido en un canal de formación integral, esperanza y dignidad para una niñez que sueña alto en medio de condiciones adversas.
La Escuela, cuyo nombre es una fusión entre el club Atlético de Madrid y San Vicente de Paúl, patrono de los pobres, es además de un espacio deportivo, una alternativa real en una región donde escasean las oportunidades educativas, recreativas y formativas para las nuevas generaciones.
Fundada en 2004 bajo el impulso del padre Diego José Plá, la iniciativa se articula a través de la Asociación Vamos Adelante (Nayrar Sarapxañani), una entidad de fieles sin fines de lucro, vinculada a las obras sociales de la Diócesis de El Alto.
La escuela donde nadie queda fuera
“El objetivo no es ganar torneos, sino formar personas”, explican desde la escuela. La propuesta gira en torno a tres pilares: deporte, fe y valores. “Aquí todos los niños tienen su espacio, no importa cómo jueguen. Lo importante es divertirse, aprender y crecer como personas”, cuenta el padre Diego.
Con un enfoque muy humano, la escuela tiene el propósito de inculcar valores como la solidaridad, el trabajo en equipo, la justicia, el esfuerzo y la libertad, desde la vivencia concreta de los desafíos cotidianos de la vida andina.
La elección del nombre Atlético San Vicente no es casual. Los valores que representa el club madrileño como son: la superación, entrega, humildad y esfuerzo colectivo, se entrelazan con la espiritualidad cristiana de servicio y atención a los más vulnerables. A través del deporte, la escuela conecta con las comunidades rurales, donde muchas veces el olvido estatal y las condiciones de pobreza se agudizan: “La pelota se convierte en puente para llegar a los niños y adolescentes, para que descubran que también ellos tienen derecho a soñar”, resume el padre Diego.
Expansión en territorio y en esperanza
El impacto del proyecto ha motivado la expansión del mismo. A las instalaciones en la comunidad de Ingas, se sumarán próximamente dos nuevas sedes: una en Pacobamba, ubicada a 4.200 metros de altitud, y otra en Ichicollo, en la provincia Saavedra. Tres escuelas, un mismo espíritu: abrir caminos donde solo había cerros y silencio.
El proyecto no cuenta con grandes recursos, pero sí con aliados estratégicos que han hecho posible su continuidad. Uno de ellos es el grupo español “Los 50”, formado por hinchas del Atlético de Madrid, periodistas, exfutbolistas, empresarios y simpatizantes, quienes, movidos por la causa, se han comprometido con la sostenibilidad del proyecto. Gracias a su apoyo, los niños y niñas recientemente recibieron uniformes completos, balones, botiquines y material deportivo.
Incluso se han impulsado competiciones intercolegiales, donde se provee también de implementos a las escuelas participantes. A su vez, los profesores de educación física locales, muchos de ellos formados en la misma Escuela Atlético San Vicente, se suman al esfuerzo como entrenadores y educadores comunitarios.
Futuro con dignidad desde el altiplano
La Escuela Atlético San Vicente enseña a trabajar en equipo, a valorar el esfuerzo, a respetar reglas, a cuidar del otro y a creer en uno mismo: “Queremos que los chicos y chicas entiendan que su origen no es un obstáculo, sino una fuerza”, asegura el padre Diego Plá.
Esta experiencia se convierte en modelo de cómo una propuesta pastoral, educativa y deportiva puede transformar comunidades enteras. Con una visión que integra fe, cultura local y compromiso social, la Escuela de Fútbol Atlético San Vicente es una experiencia de evangelización desde lo cotidiano, que responde a los desafíos concretos de los más pequeños, en una tierra de altura que también eleva la esperanza.
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