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Avances y desafíos de la Iglesia brasileña por la “cultura del cuidado”

Monseñor Jose Aparecido Gonçalves de Almeida es el presidente de la Comisión de protección de menores de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil. Participó del 2.º Encuentro de comisiones, que el Consejo Episcopal Latinaomericano y Caribeño (Celam) y el Episcopado colombiano, realizaron en Bogotá, del 3 al 5 de septiembre.

El prelado comentó que en la Conferencia Episcopal Brasileña a través de la comisión que preside ayuda “a los obispos diocesanos en estos temas y a organizar sus propias comisiones diocesanas”.

Indicó que el año pasado se hizo una consulta en todo el país para conocer los avances que en prevención de abusos se tenía. Entre los resultados obtenidos destacó que “un 70% de las diócesis tienen su comisión ya formada”.

Por otra parte, “hay otras diócesis que trabajan junto con otras sobre las normas, mientras que algunas están preparando las suyas”, por lo que “seguimos verificando las necesidades que van surgiendo”.

Monseñor Jose Aparecido Gonçalves de Almeida, presidente de la Comisión de protección de menores de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil

Así funciona Brasil

Todos los años en la Asamblea General de los Obispos brasileños se presentan avances “sobre la situación de protección de menores y la Comisión Nacional se pone a disposición para los coloquios que sean necesarios”.

En este sentido, los organismos propios del Episcopado y todo el personal (laicos y eclesiásticos) han recibido información sobre prevención. Cabe recordar que la Iglesia en este país se organiza en regiones, son 19 en total: 3 Norte; 5 Nordeste; 1 Noroeste; 2 Oeste; 1 Centro Oeste; 3 este; 4 Sur.

La Comisión nacional brasileña de prevención de abusos además cuenta con un Obispo psicólogo y otro que es pastoralista. También cuenta con un equipo de abogados en calidad de asesores.

También hay un equipo de formación, que “trabaja muchísimo al servicio de las diócesis capacitando a agentes, ofreciendo material para preparar documentos, estatutos y en problemas de protección”.

La Conferencia de Obispos no actúa sola, sino que lo hace en colaboración con las Conferencias de los Religiosos que tienen muy adelantado sus trabajos, aunque todavía hay algunas congregaciones que requieren avanzar en estos temas.

Tres claves contra los abusos

Osnilda Lima, miembro del Comité de Protección de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB)

 

Osnilda Lima, miembro del Comité de Protección de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), acompañó a Don Gonçalves durante esta jornada en Bogotá, que le deja “un sentimiento de profunda responsabilidad y compromiso renovado”.

La especialista considera que “el intercambio de experiencias y conocimientos con líderes de toda la región ha sido invaluable para fortalecer mi convicción de que la protección de los más vulnerables es una prioridad ineludible para la Iglesia”.

Ante esta dolorosa herida [de los abusos] ha propuesto tres claves: 1) La necesidad de una respuesta unificada. 2) La centralidad de las víctimas. 3) La cultura del cuidado.

Por supuesto, la prevención del abuso “requiere un cambio cultural profundo en la Iglesia. Esto implica formar a los líderes y agentes pastorales, promover la transparencia y la rendición de cuentas, y crear espacios de escucha y diálogo”.

Lecciones aprendidas

Para Lima “fueron muchas las lecciones aprendidas en este encuentro, en el camino ya recorrido por algunas Conferencias, sus logros, avances y compromisos y procesos transformadores”.

Frente a la gravedad de este problema “todos los miembros de la comunidad deben trabajar juntos para prevenirlo y erradicarlo” de esta forma se logra “una acción continua, porque no basta con establecer protocolos, sino que es fundamental crear una cultura de prevención y cuidado”.

Por otra parte, la escucha y la reparación. Ambos son importantes atender y reparar a las víctimas es central. Esto pasa por el papel de la formación y la sensibilización de todos los miembros de la Iglesia desde obispos a laicos para identificar “las señales de alerta y denunciar cualquier sospecha”.

La integrante de la comisión apuntó que se debe también “trabajar en conjunto tanto dentro de la Iglesia como con las autoridades civiles y organizaciones de la sociedad civil, para prevenir y abordar el abuso de manera efectiva”.

Ello garantiza la transparencia como compromiso y, en efecto, el encuentro “reiteró la importancia de actuar con transparencia en los casos de abuso, informando a las autoridades competentes y colaborando en las investigaciones”.

“Mantendremos nuestro firme compromiso de erradicar cualquier tipo de abuso y violencia, ya sea psicológica, emocional, espiritual, sexual o moral, en nuestra amada Iglesia. Nuestros espacios deben ser siempre ambientes seguros y acogedores para todos”, finalizó.

 

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