Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, viene muy a propósito repasar el conversatorio «Mujeres en la Iglesia Sinodal: ¿Cómo pasar de los discursos a las prácticas?», realizado el pasado 6 de marzo.
Fue un espacio virtual organizado por la Comisión del Eje de mujeres en la Iglesia y sociedad, sobre todo para cuestionar prácticas machistas (y clericalistas) aún encalladas en la Iglesia con todo y los avances notables en materia de protagonismo de las mujeres en el Pontificado de Francisco.
Cuatro mujeres de nuestro continente han compartido sus visiones. Se trata de la Hermana María Suyapa Cacho de Honduras, Erika Aldunate de Bolivia, Cristina Dos Anjos de Brasil – todas madres sinodales – y la hermana Birgit Weiler desde Perú, recientemente nombrada consultora de la Secretaría general del Sínodo.
Ellas no solo han destacado la relevancia de la inclusión de las mujeres en los procesos sinodales, sino también el imperativo de convertir las palabras en hechos para impulsar una Iglesia más equitativa y participativa.
Desde la voz de los garífunas
La hermana María Suyapa Cacho, proveniente de Honduras, es hija de la Caridad de San Vicente de Paúl; ha dedicado gran parte de su vida consagrada a la dignificación del pueblo garífuna y afrodescendiente del continente.
Es también representante de la pastoral Afro y Garífuna de Centroamérica. Participó activamente en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe en sus tres fases: escucha, discernimiento y momento asambleario. Actualmente es Madre Sinodal e integrante de la Comisión Ampliada Eje Mujeres en la Iglesia y la Sociedad.
Ha resaltado que el proceso sinodal fue profundamente transformador. Desde la primera sesión en Roma – en octubre de 2023–, la diversidad en el aula Pablo VI marcó la experiencia, donde personas de diferentes orígenes, lenguas y culturas se unieron en comunión.
Afirmó que “Dios nos reunió como pueblos diversos de una misma fe para compartir bajo la acción del Espíritu Santo”, sumando “la ausencia de jerarquías y diferencias de género en este encuentro sinodal”.
Como facilitadora en la sesión, la hermana Suyapa enfatizó la importancia de la escucha activa y el respeto en los círculos menores: “Mantener una escucha activa, receptiva y profunda a cada miembro del círculo menor en sus intervenciones».
La conversación en el Espíritu Santo fue crucial para “crear un ambiente de armonía y fraternidad que facilitara el diálogo y el discernimiento”. Su propia experiencia refleja la diversidad cultural y la necesidad de practicar la sinodalidad a través de acciones concretas, llevando la participación activa de las mujeres a la realidad de la Iglesia
Rescató el valor de la diversidad cultural y étnica, además de mencionar la entrega de un tambor al Papa Francisco, puesto que podía sentir “dentro de mi corazón el latido del corazón de cada uno de nuestros pueblos garífunas de América Latina y todo lo que hacemos uso del tambor. En ese tambor iba la carta de saludo de parte del pueblo afro latinoamericano al Papa Francisco”.
Su participación ha significado un reconocimiento profundo de la diversidad cultural y étnica, aportando al diálogo sinodal desde la riqueza de la identidad garífuna.
Con los más pobres
Erika Aldunate tiene una licenciatura en Teología Dogmática y un doctorado en Historia de la Iglesia. Es profesora en la Universidad Católica Boliviana y en el Instituto Superior de Estudios Teológicos (ISET) en La Paz.
Además, ejerce como directora del Centro de Promoción del Laicado «Ricardo Bacherer» y lidera la Pastoral Universitaria Arquidiocesana PUNA. Compartió su vivencia en el Sínodo y destacó la diversidad como un elemento fundamental en su experiencia en el sínodo.
Con respecto a la variedad explicó que “las personas que he podido conocer, no solo varones y mujeres, sino también jóvenes de todos los lugares del mundo con diferentes formas de pensamiento”.
Además, resaltó el impacto del método de conversación espiritual y aseguró que el método les permitió “conversar temas complicados y polémicos en armonía” y “todos tengan la oportunidad de hablar, escuchar y reaccionar con respeto”.
Esta laica boliviana enfatizó su aporte sobre el tema de la pobreza, porque “Jesús siendo de condición rica se hizo pobre”. Animó a hacerse eco de las enseñanzas del Papa Francisco y su visión de una iglesia comprometida con los pobres.
Con hechos concretos
Cristina Dos Anjos, laica, es especialista en proyectos sociales, especializada en la Dimensión Social de la Fe, asesora nacional para las migraciones en la secretaría nacional de Cáritas Brasileña. Es una de las participantes brasileñas en el Sínodo.
Comentó la alegría de participar en el Sínodo y agradeció a sus compañeras por el compromiso firme al estar participando en ese proceso. Su papel en el eje de Mujeres en la Iglesia y en la Sociedad desde 2021 demuestra su dedicación a la reflexión y diálogo en torno a la participación femenina en la Iglesia.
Ella enfatizó la importancia de la visibilización de las mujeres y propuso acciones para “mapear experiencias de contribución de mujeres en espacios que históricamente no eran de las mujeres”.
Cristina abogó por acciones concretas que “reconozcan y valoren las voces y experiencias de las mujeres en todos los ámbitos de la Iglesia” toda vez que instó a “movilizarnos y ayudar a construir lo que queremos ver realizado”.
Es preciso que todos y todas “nos coloquemos en esa perspectiva para este proceso sinodal”. Hizo un llamado para impulsar colectivamente la participación activa y comprometida en pos de la realización de nuestras aspiraciones.
Construyendo una Iglesia sinodal y solidaria
La hermana Birgit Weiler, con más de 34 años de misión en Perú, pertenece al Equipo de Reflexión Teológica del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam). Además, colaboró en la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe y sus procesos de escucha y discernimiento.
Es asesora teológica de la Presidencia de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama). Recientemente fue nombrada por el Papa Francisco como miembro del Consejo de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.
La religiosa de la Congregación de las Hermanas Misioneras Médicas ha resaltado la importancia de “construir una iglesia verdaderamente de hermanos y hermanas en la fe”.
Enfatizó la presencia de rostros de pobres en Latinoamérica y el Caribe, puesto que “están en muchos casos los rostros de mujeres”. Ella mencionó que estamos llamados a “recoger y oír las voces de mujeres en las periferias sociales y culturales”.
Ha compartido experiencias concretas de mujeres que enfrentan obstáculos en su servicio pastoral, subrayando que “estos son ejemplos reales de lo que sucede hoy en día. Necesitamos solidaridad entre nosotras, las mujeres, en el espíritu de Jesús, solidaridad también con varones que nos ayuden a transformar estas situaciones de una injusticia hiriente aparente».
La hermana Weiler abogó por la apertura de espacios que fomenten la participación conjunta de mujeres y hombres en la Iglesia, con la consiguiente distribución equitativa de responsabilidades y liderazgos.
Uno de los objetivos de corto plazo será “contribuir al desmantelamiento de las estructuras machistas y clericales que aún persisten” para poder avanzar hacia una Iglesia sinodal, donde prevalezca el respeto mutuo, la escucha atenta y la solidaridad entre todos sus miembros.
“¿Qué más hace falta?”. Con esa pregunta cerró su intervención, una interrogante que sigue latente para que “las mujeres en la iglesia se sientan genuinamente valoradas por lo que son”.
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