Mirando un poquito para atrás hacemos linda memoria en este comienzo de año. Vemos que cosas muy maravillosas pasaron en Nuestramérica en el 2024. Una de ellas sucedió en Brasil, flota en las aguas del río Amazonas y afluentes, y se llama “Barco Hospital Juan XXIII” de la Providencia de Dios que comenzó su travesía llevando salud a las poblaciones y comunidades indígenas de las orillas el 8 de diciembre de 2024. Es la tercera embarcación que se construye y navega con estos fines, apoyada por el Papa Francisco desde que nació la iniciativa.
¿Cómo es el Barco Hospital?
- Mide 48 metros de largo y 4 pisos
- Cuenta con moderna tecnología: equipos de diagnóstico, rayos X digitales, ultrasonido/ecocardiograma, mamografía digital, electrocardiograma, además de un laboratorio de análisis clínicos.
- Estructura hospitalaria dotada de: consultorios médicos, odontológicos, de oftalmología, sala de medicación, sala de vacunación, camas de enfermería, de hospitalización, procedimientos, centro quirúrgico, sala de recuperación de anestesia, farmacia para la distribución de medicamentos.
¿Qué servicio presta el Barco Hospital?
Las poblaciones reciben atención médica completa: desde la consulta médica, el diagnóstico y, si es necesario, la intervención quirúrgica y la medicación.
¿Ambulanchas? ¡Sí!
En caso de pacientes con complicaciones que requieran visitas domiciliarias, o traslado de insumos o planificación de expediciones a comunidades ribereñas, hay dos ambulanchas a disposición, un término que también tiene ritmo de “iglesia en salida”.
Misa inaugural: Un barco “que busca en el nombre de Jesús”
Así lo expresó el arzobispo de Manaos, cardenal Leonardo Ulrich Steiner, en su homilía: “Como Dios va en busca de Adán y Eva, que se habían distanciado de Él, “va a buscar y encuentra”. Una búsqueda que Dios también hizo con María “está buscando a María, la del pueblo de allá en Nazaret, esa jovencita, una adolescente, Dios la está buscando porque quiere estar con sus hijos e hijas” (…) “Dios tuvo la gracia de preguntar, ¿aceptas? Y ella dijo que sí. Sí, porque se da cuenta de que Dios la buscó, porque la buscó y se hizo uno de nosotros”.
“No esperaremos, buscaremos”, señaló Steiner, “Queremos conocerte y queremos preguntarte dónde estás para poder cuidar de tu salud, ya sea la salud de tu cuerpo o tu salud del espíritu” (…) “Es en el nombre de Jesús que lo vamos a hacer, en el nombre de Jesús que vamos a estar allí, en el nombre de Jesús que queremos ser también evangelizadores por la caridad”, haciendo un llamado a “seguir tras las huellas de Dios y llevar a cabo esta búsqueda y buscar a todos los hermanos y hermanas que están en necesidad”, destacando el gran número de personas involucradas en el proyecto que ayudará a ser “esta expresión de Dios”, y llegar “incluso a los lugares donde creo que no hay nadie, pero hay alguien que está necesitado”.
También hubo un agradecimiento explícito a Dios por la gente buena que ayudó en la concreción de proyecto y a las comunidades franciscanas: “gracias por las manos generosas que nos ayudaron en la construcción de este barco, para que ahora pueda servir a nuestras comunidades ribereñas” (…) “gracias a los frailes franciscanos que implementaron la idea”.
Esta Misa fue presidida por el cardenal Steiner y concelebrada por el Obispo de Óbidos (PA), Dom Bernardo Baumann; Obispo Auxiliar de Manaos, Dom Zenildo Lima; y el Obispo Emérito de Primavera do Leste- Paranatinga, Dom Derek Byrne. Asistieron a la inauguración varias autoridades del Estado de Amazonas y de otras regiones de Brasil.
Un barco signo de fraternidad, justicia, “donde todos tienen derecho a la salud, puede ser un signo de paz, pero puede ser también un signo de salvación”, dijo Steiner poniendo palabras a lo evidente: una reliquia de San Juan XXIII acompañará los servicios de la embarcación a la que le dio la bendición.
A su turno, Dom Bernardo Baumann recordó que los barcos hospital Papa Francisco, San Juan Pablo II y San Juan XXIII fueron una idea que surgió en 2013, queriendo responder a las necesidades de muchos enfermos que no podían llegar a las ciudades para ser tratados por falta de dinero para llegar o las largas colas que les hacían perder la esperanza, dando origen a la idea de hacer realidad un hospital que vaya al paciente. Así fue como “se plantó una semilla de mostaza y de repente creció y se convirtió en un gran árbol”.
“No seamos una Iglesia que sólo sale, sino una Iglesia que anuncia y también ayuda a la curación de las personas, como lo hizo Jesús”: “el estado de Amazonas gana hoy una perla, una gema, un tesoro que es para toda la población, para que la gente pueda encontrar salud, y también pueda encontrar su tratamiento”, dijo fray Francisco Belotti.
Y citó a San Francisco “hay que empezar por hacer lo necesario, luego lo posible y luego lograr lo imposible”; a San Juan XXIII “el milagro ocurre cuando la voluntad de los hombres se une a la voluntad de Dios”; y a Mahatma Gandhi “Llevo sobre mis hombros toda la transformación que quiero ver en este mundo”.
Esta construcción entre Iglesia y Estado agradeció al Ministerio Público del Trabajo, Tribunal Regional del Trabajo, Gobierno del Estado de Amazonas, Asamblea Legislativa del Estado de Amazonas, Municipalidad de Manaos, Sistema Único de Salud y a otras entidades y empresas, así como a la Arquidiócesis de Manaos, que desde el primer momento abrió los brazos, abrió el corazón. No se olvidó de sus colaboradores, que hacen su trabajo de forma voluntaria, haciendo que cada día sucedan milagros.
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