“Que el título de ‘servidor’ —diácono— opaque cada vez más al de ‘eminencia’”. Así termina la carta que el Papa Francisco envió a los nuevos cardenales creados en el consistorio del 7 de diciembre —21 en total—, entre quienes se encuentra el Card. Jaime Spengler, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
Esta frase la ha evocado en varias oportunidades el Card. Spengler durante las entrevistas que ha dado a la prensa este fin de semana, asumiéndola como parte de su “programa pastoral” al ingresar al colegio cardenalicio.
Tres actitudes
También el Card. Jaime se ha referido a tres actitudes sugeridas por el Papa, al abrazar su nueva responsabilidad: “Ojos altos” para ampliar la mirada y abrir el corazón; “manos juntas”, refiriéndose a la importancia de la oración; y “pies desnudos”, para tocar la realidad, los sufrimientos del pueblo.
Mientras respondía las preguntas de los periodistas —algunas en italiano, otras en alemán y muchas en portugués—, el Card. Jaime también recordó su itinerario vocacional. “Desde mis primeros años, siendo franciscano, me propuse nunca decir no a aquello que me fuera solicitado, y estar disponible a lo que la Iglesia me pide”, dijo, cuando alguien indagó sobre el momento en que se anunció que sería creado cardenal.
“La desigualdad en América Latina es un escándalo”
¿Qué representa su cardenalato para la Iglesia latinoamericana? El presidente del Celam no dudó en afirmar que “es un reconocimiento a la Iglesia de nuestro continente, pero también un mayor compromiso con el sucesor de Pedro”, manifestando su especial preocupación por “las problemáticas que atraviesan nuestros países, donde los pobres son los que más sufren”. “La desigualdad en América Latina es un gran escándalo —acotó–, y la Iglesia no puede dejar de decir una palabra profética ante esta realidad”.
De igual forma el Card. Spengler se ha referido a otros desafíos que tiene el continente, como “la urgencia del cuidado de la casa común y, en particular, de la Amazonía, pues de ello depende nuestra supervivencia”, así como la necesidad de “dar a conocer y poner en práctica la Doctrina Social de la Iglesia”.
No perder la esperanza
Sobre la crisis vocacional que afronta la Iglesia, también se ha pronunciado el arzobispo de Porto Alegre (Brasil), al comentar que “la caída en el número de vocaciones para el sacerdocio y la vida consagrada nos indica que debemos fortalecer nuestro testimonio y cooperación a nivel de la Iglesia”, al tiempo que “debemos esforzarnos más por transmitir la fe en un lenguaje adecuado a las nuevas generaciones”.
Finalmente, ante el pedido de una periodista brasileña, el Card. Jaime Spengler tuvo una palabra para los fieles de su arquidiócesis y para la gente de Rio Grande do Sul que este año han padecido el impacto de las inundaciones: “no perdamos la esperanza ha sido la peor tragedia que hemos vivido en muchas décadas, pero también hemos experimentado la mayor ola de solidaridad. Continuemos alimentando la solidaridad y la esperanza”, concluyó.
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