La celebración de las fiestas patrias en Chile ha sido ocasión para que en la mayoría de las diócesis del país tuviese lugar el tradicional Te Deum. En Santiago, en una celebración que contó con la presencia del presidente de la República, Gabriel Boric, el cardenal Celestino Aós presidió un momento de oración que quería fuese una oportunidad para buscar “luz y fuerza para nuestra vida”.
No separar “a Jesús de su obra salvadora”
Junto al purpurado se hicieron presentes representantes de los credos más importantes presentes en el país. En sus palabras, el arzobispo de Santiago insistió en no separar “a Jesús de su obra salvadora”, haciendo un llamado a la conversión y dejando claro que frente a aquello que el pueblo de Israel espera de Dios, su plan es que “crea al ser humano para que sea capaz de amar”.
El cardenal Aós resaltó que “sin libertad no hay amor”, afirmando que “nos unimos en Fiestas Patrias celebrando una libertad social y política lograda en la independencia”, algo que el pueblo chile es llamado a custodiar y aumentar, todavía más ante las “esclavitudes culturales, ideológicas, económicas, sociales”, que forman parte del entramado social.
El mal esclaviza de muchas formas
Señalando que “el mal siempre esclaviza y tiene muchas formas”, reflexionó sobre la parábola de los viñadores asesinos y sobre la entrega de Jesús en la Cruz, invitando a poner a Jesucristo en el centro, afirmando que eso significa “que Él sea luz en nuestro trabajo, en nuestras leyes, en nuestras relaciones familiares y laborales, en nuestros negocios, en nuestras diversiones. Un cristiano es cristiano siempre y en todas partes”.
“Amar en tiempos difíciles, amar hoy”, resaltó el cardenal, que hizo ver la necesidad de “la oración, la misa dominical, y los sacramentos, que no son un lujo superfluo o para unos pocos sino medios de vida y savia de gracia que nos hace dar buenos frutos”. En ese sentido, afirmó que “la desobediencia consciente y la indiferencia indican que no soy auténtico cristiano”.
Dar frutos
Una llamada a dar furto, pues “ser improductivo es como estar muerto”. A dar frutos buenos, que se hacen presentes en la medida en que Jesucristo es el centro, pues “no todo lo que piensa, dice o hace un católico, un sacerdote o un obispo, es cristiano. Hay que confrontarlo con los valores del Evangelio y con los valores del Jesucristo”.
Dar frutos en Chile, que vive “tiempos desafiantes y hermosos”, afirmó el cardenal, relatando situaciones presentes en la vida del país en los últimos años, y diciendo que “siguen las causas injustas, se suma la violencia, el crimen organizado, la inseguridad económica, la atención deficiente en salud, las malas relaciones y convivencia alterada”. Ante ello llamó a los gobernantes a “conocer y trabajar para solucionar los eventuales conflictos, con el diálogo y la colaboración. Y para corregir y castigar no con una voluntad arbitraria sino con la ley justa e igual para todos”.
Deber y el derecho de interesarse por la política
El Te Deum ha querido que sea momento en el que “damos gracias por los buenos políticos y oramos para que todo cristiano se convenza de que tiene el deber y el derecho de interesarse por la política, de tomar parte activa en la política”, como espacio en el que “tutelar y promover los valores y derechos fundamentales e inviolables de la persona”. También ha llamado a asumir que “la libertad religiosa es un derecho de todo ser humano”, haciendo ver que “ni como ciudadano ni como miembro de la iglesia quiero ni pido privilegios, pero sí quiero como todo ciudadano ser escuchado y colaborar y trabajar por el bien común, por la paz, la solidaridad, la justicia y la esperanza”.
En relación con la violencia, algo que no construye, insistió en que “los violentos no hacen ni presente ni futuro para Chile”. Desde ahí llamó a educar para la paz, a prepararse para el porvenir “con ánimo generoso y solidario”, a no ver un enemigo en quien no piensa como nosotros. Por eso, hizo ver que el gobernante cristiano tiene que promover el bien común, el desarrollo integral, el diálogo, una cultura de la vida.
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Pero también llamó a que cada ciudadano haga su parte, a que los cristianos, independientemente del número, den frutos de buenas obras, para lo que es necesario estar unido a la Jesucristo, la Vid. Eso sin olvidarse de las obras, pues “no basta tener ideas y creencias; hay que tratar de llevarlas a la práctica”. Todo ello en el contexto de las Fiestas Patrias, que “deben ser una muestra de amor entre los ciudadanos”, a lo largo de todo el año.
Te Deum Santiago de Chile
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