El Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, México, expresó su profundo dolor por el asesinato del P. Marcelo Pérez Pérez, sacerdote tsotsil que dedicó su vida a la promoción de la paz y la justicia en las comunidades indígenas de Chiapas.
El Cardenal lamenta el asesinato del P. Marcelo Pérez y expresa su profundo dolor, a tiempo que recuerda que fue de los primeros sacerdotes indígenas tsotsiles que él ordenó como presbítero. “Siempre estuvo comprometido con la justicia y la paz entre los pueblos originarios, sobre todo en Simojovel y acompañando a las víctimas de la violencia interna en Pantelhó.”, indicó el cardenal.
El domingo 20 de octubre, el sacerdote Marcelo Pérez Pérez, conocido activista por la paz en los Altos de Chiapas, fue asesinado en San Cristóbal de las Casas, tras salir de una misa. El ataque ocurrió cuando el padre conducía su camioneta y fue interceptado por dos sujetos armados que viajaban en motocicleta. Pérez Pérez recibió al menos ocho impactos de bala, falleciendo en el lugar de los hechos.
Luchador por los valores del Reino
Según el Cardenal Arizmendi, el sacerdote nunca se involucró en políticas partidistas, sino que siempre defendió el respeto y la justicia entre las comunidades: “Siempre luchando por que los valores del Reino de Dios se hicieran vida en las comunidades. Son los valores de verdad y vida, santidad y gracia, justicia, amor y paz”.
El padre Marcelo Pérez había sido amenazado en varias ocasiones debido a su lucha contra actividades ilícitas en la región, especialmente durante su tiempo como párroco en Simojovel, donde enfrentó al crimen organizado. También había participado como mediador en conflictos sociales en Pantelhó, donde grupos armados se disputan el control territorial desde 2021.
“En las luchas internas de Pantelhó por el poder político y económico, no se inclinó por un partido, sino por el respeto entre todos, por la defensa de los desplazados y por el diálogo entre las partes, para llegar a soluciones pacíficas”, afirmó el purpurado y lo recuerda como un “sacerdote muy centrado en su vocación, de mucha oración, muy pegado al Sagrario, y muy comprometido con su pueblo. Nunca se avergonzó de su origen, en San Andrés Larráinzar. Supo tratar siempre bien a los no indígenas”.
Creciente violencia en Chiapas
El asesinato del padre Pérez es un reflejo de la creciente ola de violencia que azota Chiapas y otras regiones del país. El Cardenal Arizmendi subrayó la gravedad de la situación: “Su asesinato nos demuestra, una vez más, el clima de violencia que se ha desatado en Chiapas y en casi todo el país. Hay una descomposición social, que empieza por la destrucción de la familia y se consolida por la impunidad en que actúan grupos armados”.
“No todo es culpa del gobierno, pero es indicativo de que el gobierno y todos nosotros, incluso las iglesias, estamos rebasados”, sostuvo la autoridad eclesial. Y exhortó al gobierno y a la sociedad a reflexionar y a encontrar formas de desmantelar a estos grupos violentos que tanto daño están causando: “No hemos logrado que la violencia se detenga, sino que va en aumento. Esto nos debe hacer reflexionar a todos, a los creyentes también, pero sobre todo al gobierno en el poder, para que busquen cómo desmantelar a estos grupos armados, que están haciendo tanto daño a la comunidad”.
El Cardenal expresó su esperanza en la fe, confiando en que el P. Marcelo Pérez descanse en paz con Cristo Resucitado: “En la fe, esperamos su descanso en paz con Cristo Resucitado, porque son dichosos los que sufren por construir la justicia y la paz”, dijo, recordando las bienaventuranzas.
«La paz es más grande que la muerte»
A lo largo de su vida, Marcelo Pérez se destacó por su compromiso con las comunidades indígenas de Chiapas, sirviendo como párroco en Chenalhó, Simojovel y, más recientemente, en la Parroquia de Guadalupe en San Cristóbal de las Casas.
Su trabajo incluyó la mediación en conflictos relacionados con desplazamientos forzados y violencia vinculada al crimen organizado. Fue particularmente conocido por su papel como mediador durante la formación de autodefensas en Pantelhó y otros municipios donde el narcotráfico y la trata de personas han dejado una huella profunda.
En una entrevista para el medio “El Mañana”, padre Marcelo Pérez había dicho: “No busco una seguridad personal, lo que busco es la paz para el pueblo. Y la paz es más grande que la muerte, que las amenazas y que mi vida”.
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