El cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador, ha cumplido 80 años y tras cinco años de espera, el Papa Francisco ha aceptado su renuncia por mayoría de edad el pasado 04 de octubre.
ADN Celam conversó con el purpurado sobre los planes futuros, la situación en El Salvador y América Latina como la Reforma de la curia que este año ha entrado en vigor.
¿Cuáles son sus planes en adelante?
“Todo sigue igual excepto dos cosas. Una, que en la Conferencia Episcopal tendré voz, mas no voto; segundo, por tener 80 ya no puedo participar en un cónclave, sino en las reuniones previas al cónclave de resto todo sigue igual, sigo siendo un párroco, visitando parroquias, confirmando, dando charlas todo sigue igual, no paso a pensión”.
Tras 50 años de sacerdocio, 40 de obispo, ¿qué eco hace de este camino?
“Realmente hago memoria de esa historia larga de ese año 70 en el que era obispo [Oscar Arnulfo] Romero, cuando él se ordena sacerdote. Yo nazco en ese año 42, son dos fechas que sorprenden por la coincidencia.
Comenzamos un camino juntos, durante tanto tiempo y creo que lo que más marca es esta experiencia es haber conocido a Romero, de haber caminado con él; haber gozado de su amistad y su confianza y eso para mí ha sido un regalo increíble.
Que el Papa haya querido con mi nombre homenajear a Romero al nombrarme cardenal es parte de esa bella historia. En ese marco está también la experiencia del Celam; estuve dos años allí, como presidente activo de comunicación; el Celam fue para mí una universidad para pastores, un espacio de comunión, de intercambio, de soñar juntos.
Es una experiencia riquísima que llevo conmigo y que he podido compartir desde la perspectiva de mi Iglesia y de nuestro querido Santo Oscar Romero. Es una experiencia para agradecer al Señor”.
Comunicar desde la coherencia
Usted ha sido un hombre y un pastor comprometido con la comunicación, ¿qué mensaje deja a los periodistas, especialmente a los católicos, sobre todo en estos tiempos de redes sociales?
“Voy a contestarte con una anécdota del padre Federico Lombardi. El Papa cuando va a Canadá a una Iglesia como la canadiense con tantos problemas deja tres consignas: primero, volver al kerigma; segundo, el testimonio que la gente vea coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos; y tercero, la vida fraterna.
Para mí el tema de la comunicación lo tomo como ‘evangelizar es comunicar’, una frase que usamos tanto en mi tiempo en el Celam como en la actualidad. Cuando íbamos a Santo Domingo a un encuentro de agencias a la cuarta conferencia, hubo una frase que a mí me impactó mucho «Información para la comunicación, comunicación para la comunión».
Fíjate, que en ese encuentro fue tan traumática la comunicación, porque no se podía hablar libremente había voceros oficiales de Roma, quedamos sin periodistas en la asamblea porque no les interesaba lo que decía un vocero, sino lo que decía la gente. Entonces esta experiencia de comunicación a mí me marca cuando uno se aleja del compartir fraterno, de la solidaridad, entonces ya no es Iglesia. El Papa Francisco es un gran comunicador, porque es un hombre coherente lo que él dice, lo práctica”.
El papel de las mujeres
¿Qué tan difícil será hacer pedagogía sobre la reforma de la curia?
“Una Iglesia que está contra las cuerdas en ciertos lugares se tiene que cuestionar y siendo un pueblo como dice el Papa, un santo pueblo fiel de Dios, está visión inspira en el área sinodal, en la gente de América Latina; y esa es la Iglesia que sueña y que debe estar presente en cada lugar.
El tema de la mujer fue un punto bien tratado en el idioma español, porque es un punto clave y el Papa lo ha llevado hasta el límite al poner al frente de dicasterios a mujeres. Entonces creo que esa experiencia de la sinodalidad se vivió en torno a la letra de la Constitución apostólica y en ella fue poner la evangelización como primer punto y eso es totalmente revolucionario.
Eso es esencia profunda y demuestra una estructura genial y el Papa va al frente en ese Ministerio de la Evangelización y cómo lo predica con lo que es, con lo que hace y con lo que dice: esa iglesia que peregrina encabezada por la madre de Jesucristo”.
Realidad Centroamericana
¿Cuál es el camino que deben tomar los salvadoreños para lograr el anhelado bien común?
Primero hay que pensar que somos parte de una región que se llamaba Centroamérica. Este caminar como Iglesia de tanto tiempo, ya son más de 50 años de mirar cómo ayudamos a nuestra región; ahora hace falta que seamos una familia, entonces en esta perspectiva, nuestra Iglesia tiene mucho que aportar desde su experiencia de Iglesia martirial y también de un país de mucha confrontación y de muchos conflictos de intolerancia. Hay muchos muros que se han levantado, por eso, el Papa Francisco insiste tanto en levantar puentes y no muros.
¿Qué opina usted de lo dicho por Daniel Ortega que en la Iglesia no hay democracia, sino una dictadura perfecta?
“La Iglesia es ministerio, comunión y misión; son palabras tan importantes en nuestro quehacer eclesial; somos una Iglesia con cara histórica de Cristo caminando por la tierra; la Iglesia no es una sociedad o un Estado en la que concilia con mecanismos eleccionarios, sino un cuerpo de Cristo en la historia, en la que todos sus miembros ponen manos, corazón, pies, para que su presencia salvífica esté en todo el mundo.
Como decía Francisco queremos ser evangelio, hago un llamado a todos a vivir este llamado de una Iglesia que camina y consuela; no ser una Iglesia caricatura, sino que sea casa para todos, creíble, esto supone una conversión permanente en todos los sentidos, ese es un trabajo que nunca termina”.
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