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Cardenal Mario Grech: “Si el Espíritu Santo no tuviera la primacía en nuestro trabajo, la finalidad del Sínodo sería administrativa, jurídica o política, ¡no eclesial!”

Al iniciar la segunda sesión de la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, durante la primera Congregación General, este 2 de octubre, el Cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo, recordó a los participantes que han sido convocados una vez más bajo la guía del Espíritu Santo: “Invocamos al Espíritu para que nos ilumine y haga que nuestro oído esté atento a su Voz”.

“Mientras celebramos esta Asamblea, ¡en muchas partes del mundo se libran guerras! Estamos al borde de una expansión del conflicto. ¿Cuántas generaciones tendrán que pasar antes de que los pueblos en guerra puedan volver a ‘sentarse juntos’ y hablarse para construir un futuro de paz?”, apuntó.

En su saludo a los padres y madres sinodales, recordó que hay muchas personas en el aula que son provenientes de las zonas en guerra y a través de sus voces podemos escuchar el grito y el llanto de aquellos que sufren y que “ven violadas las libertades fundamentales de sus pueblos”.  El purpurado llamó a orar por el don de la paz para todos los pueblos, especialmente por los niños que respiran el “clima de odio”.

Sínodo, escuela de discernimiento

 “El Sínodo es esencialmente una escuela de discernimiento”, subrayó el cardenal Grech y señaló que “una Iglesia sinodal es una propuesta para la sociedad de hoy: el discernimiento es fruto de un ejercicio maduro de la sinodalidad como estilo y como método”.

También advirtió que “el discernimiento eclesial puede ser un desafío y un ejemplo para cualquier tipo de asamblea que deba encontrar en la escucha mutua de sus miembros la regla de oro para la búsqueda de la verdad y el bien común”.

El cardenal considera que el discernimiento es un “puente” a través del cual creyentes y no creyentes pueden escucharse y comprenderse. Y señaló que el horizonte de la Asamblea es la Iglesia, esperando que “el resultado de nuestro trabajo sobre las relaciones, los procesos, los lugares, pueda ser de ayuda para todos los hombres y contribuir a la construcción de un mundo más justo”.

Guiados por el Espíritu Santo

El Cardenal indicó que el Sínodo no es simplemente una reunión para cambios estructurales o reformas administrativas, sino un llamado a estar alineados con el Espíritu de la verdad: “Si el Espíritu Santo no tuviera la primacía en nuestro trabajo, la finalidad del Sínodo sería administrativa, jurídica o política, ¡no eclesial!”.

“Es el Espíritu quien conduce a la Iglesia al conocimiento de la verdad”, dijo e hizo mención a la constitución Dei Verbum: “Es verdadero lo que cree la Iglesia porque la totalidad de los bautizados no puede errar en la fe, en virtud del don del Espíritu”.

“Desde el inicio de este proceso sinodal, hemos reiterado que se fundamenta en esta verdad: el discernimiento eclesial, la escucha mutua para escuchar lo que el Espíritu dice a la Iglesia. Se trata de una escucha que ha sostenido todas las etapas del proceso”, indicó el Card. Grech, rememorando   la consulta del pueblo santo de Dios en las Iglesias locales, el discernimiento de los Pastores en las Conferencias Episcopales, el posterior discernimiento en las Asambleas continentales, la doble sesión de la Asamblea en torno al Santo Padre, principio y fundamento de la unidad de toda la Iglesia.

El fruto del discernimiento

Citando al Papa Francisco en el 50.º aniversario de la institución del Sínodo, el Cardenal Grech sostuvo: “Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha”, y reiteró el llamado a “escucharse unos a otros para escuchar lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Para garantizar que esta escucha sea de todos y siempre involucre a todos”.

Además, dejó claro que no se trata de un “acto de cortesía”, sino un “acto debido, una aplicación del principio de circularidad que debe regir la vida de la Iglesia”.

“El Sínodo es un proceso que compromete a toda la Iglesia y a todos en la Iglesia, cada uno según su función, su carisma y su ministerio”, indicó el Secretario General del Sínodo, exhortando a  una “circularidad continua”, donde sea posible madurar un estilo y una forma sinodal de Iglesia en la que rija el principio del intercambio de dones: “Que pronto ocurra que cada Iglesia «ofrezca sus propios dones a las demás Iglesias y a toda la Iglesia, de modo que la Ecclesia tota y cada Iglesia se beneficien de la comunicación recíproca de todos y del avance conjunto hacia la salvación» (LG 13)”.

Obispo, maestro y garante

Así recalcó el Cardenal Grech, toda vez que detalló la tarea de un obispo: “Es ser maestro y garante del discernimiento eclesial”, y que esta tarea se aplica en su Iglesia, donde ejerce su ministerio de guía, porque “el obispo que ha iniciado la consulta en su Iglesia y ha activado los organismos de participación como sujetos del discernimiento eclesial, continúa este discernimiento en la Conferencia Episcopal».

Por ende, como sujetos del discernimiento eclesial, «[el obispo] continúa este discernimiento en la Conferencia Episcopal y en las Asambleas continentales que el proceso sinodal nos ha entregado como ‘lugar’ significativo de la escucha de las Iglesias de un continente. En este aspecto, será necesario seguir reflexionando en los planos teológico, canónico y pastoral”.

La autoridad eclesial manifestó que este proceso ordenado beneficia al ministerio petrino, que emerge cada vez más como el servicio a la unidad de la Iglesia y en la Iglesia y que ha llamado a toda la Iglesia a la acción sinodal y, “en beneficio de la Iglesia, recoge y devuelve los frutos del discernimiento en razón de su ministerio de solicitud por todas las Iglesias”.

“Esto es válido para esta XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tiene como tema la sinodalidad. Pero puede convertirse en el estilo y en el modo de proceder de una Iglesia sinodal que ha redescubierto con el Espíritu, que habla a la Iglesia, también la fuerza del discernimiento eclesial como fruto de la escucha del Espíritu a través de la escucha mutua de todos en la Iglesia”, dijo el Card, Grech en su saludo inaugural.

“El ministerio petrino es el eje de la sinodalidad católica y el proceso sinodal tiene como objetivo ayudar a Pedro en su discernimiento para toda la Iglesia”, puntualizó, a la espera de un trabajo intenso durante el desarrollo de esta segunda sesión.

El Cardenal Mario Grech explicó que, tras esta fase del Sínodo, seguirá la fase receptiva, en la que se aplicará lo aprendido durante el proceso sinodal 2021-2024. El éxito de esta fase dependerá de la apertura al Espíritu Santo, más que de los esfuerzos humanos, citando a Santo Tomás, destacó que “El acto de una Iglesia que cree – esta Asamblea – no se concluye con una enunciación teórica o un Documento final, sino con la vida concreta de la Iglesia, una Iglesia que vive del Evangelio, que camina junta en la fuerza del Espíritu hacia el cumplimiento del Reino. ¡Buen trabajo!”, finalizó.

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