ADN Celam

Cinco lecciones de las redes y pastorales de América Latina y el Caribe luego de su encuentro en Bogotá

“Absolutamente inédito”. Así han descrito los participantes del Encuentro de los Procesos Pastorales, convocado por el Centro de programas y redes de acción pastoral (Ceprap), la experiencia vivida del 14 al 16 de mayo en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).

Cada pastoral pudo reflexionar sobre su propio accionar e invitar a trabajar en conjunto en propuestas concretas entre las demás plataformas y redes. Concluyen que “se ganó una mirada integral” y “se ha logrado un importante saldo organizativo y de articulación”.

Entre los participantes estuvieron: Comisión de Pastoral Pueblos Originarios. Secretariado de Pastoral Afroamericana y del Caribe-SEPAC. Pastoral Garífuna Inculturada de Centro y Norteamérica -PAGAICEYNA. Comisión Animadora del Eje Mujeres en la iglesia y la sociedad.

También Plataforma Paz, Democracia y Derechos Humanos. Comisión Ecología Integral de América Latina y el Caribe. Plataforma Economías de América Latina y el Caribe. Pastoral LAyC de Acompañamiento y Prevención de Adicciones. Pastoral Habitantes de Calle. Pastoral Familiar. Pastoral Juvenil. Pastoral Penitenciaria. Comisiones Episcopales de Catequesis. Cáritas América Latina y el Caribe.

Por supuesto, las grandes redes eclesiales territoriales y temáticas: Red Eclesial Panamazónica (REPAM).Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM). Red Eclesial del Gran Chaco y Acuífero Guaraní (Regchag). Red eclesial de migración, refugio, trata y desplazamiento “CLAMOR” . Pax Christi Internacional América Latina y el Caribe. Red de Justicia y Paz en la patria grande.

ADN Celam recoge los cinco temas clave que las pastorales y redes de América Latina han propuesto luego de este evento, que buscó conectar a cada uno de quienes hacen vida en la Iglesia en favor de las periferias.

1) Esfuerzo sinodal

Amén de todo el proceso sinodal emprendido por el Papa Francisco, las plataformas y redes de acción pastoral han encontrado muchos puntos en común. Se trato de construir “un nosotros” a partir de las particularidades y realidades.

Cada uno de los presentes se ha reconocido en medio de las diversidades y dinámicas propias para entender que solo “caminando juntos y articuladamente” se podrán lograr mejores resultados.

Por supuesto, no es un trabajo que se logrará de la noche a la mañana, es paulatino, dependerá de la voluntad que cada uno ponga a la siembra, puesto que en este encuentro se ha lanzado una semilla que germinará de acuerdo con la calidad y calidez de las relaciones para que broten oportunidades de transformación.

2) El poder de la fraternidad

Un aporte significativo fue el ambiente de fraternidad vivido. Tuvieron la oportunidad de compartir saberes, experiencias y esperanzas. Cuestión que imposibilita el encuentro virtual.

Se retoma así el valor de la presencialidad, en un ambiente de escucha atenta, bajo una metodología dialógica, compartida, a partir de las necesidades surgidas en el intercambio. La construcción del Reino se basa en este tipo de ejercicio de cercanía, cada uno se reconoce en el otro como hijo de Dios para que “todos sean uno” (Jn. 17, 21).

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3) Dinámica de la intersección

El valor de la escucha respetuosa. Esto ha permitido encontrar conexiones muy interesantes como la trazabilidad de las pastorales de familia, juventud y adicciones en problemas de personas en situación de calle, por ejemplo.

La preocupación de las redes territoriales en una comunicación pastoral para la incidencia y en la denuncia profética de las situaciones de injusticia desde los territorios y de cómo atenta eso contra el plan de salvación en el que Jesús nos invita para que todos tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn. 10,10).

Por supuesto, todos los participantes son conscientes de que haya un solo camino, pero si muy atentos de los puntos de cruce y es allí donde el Espíritu Santo sopla para animar a suscitar algún proceso conjunto, en esa dinámica de intersección de encuentro.

4) Celebrar la fe comprometida

Las plataformas y redes pastorales han celebrado la fe. Este es un punto supremamente importante que a partir de la espiritualidad, oración y fe inculturada se comprende mejor el misterio de la redención representado en la mesa común (Eucaristía) como en espacios de oración conjuntos.

Estos días sirvieron para avivar la fe y el compromiso a partir de una espiritualidad de conjunto, una espiritualidad de comunión y tener esa posibilidad de alimentar mutuamente el camino de la fe.

En una imagen: es el beso de Dios que va dando en la historia, posibilitada por las conexiones y gama de esfuerzos en construir el bien común en un fervor que se convierte en acciones concretas, puesto que “la fe si no va acompañada de obras, está del todo muerta”. (St. 2,17)

5) Retomar la pastoral de conjunto

Se ha sentado un precedente dentro de un camino que será largo, pero no imposible: cohesionar lo que durante años (en algunos casos) ha estado fragmentado.

Esto responde a esa dinámica de caminar juntos, que no busca uniformar ni imponer, sino ser una instancia de constante de consulta y construcción constante, escuchando la voz del Espíritu Santo.

Así pues, se retoma el concepto de la Conferencia general del Episcopado en Medellín (1968) de transitar como pastoral de conjunto para dar respuestas más orgánicas a las realidades actuales, a partir de diversas miradas, pero con un horizonte común.

 

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