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Colombia: Austeridad, entrega misionera, valentía y humildad, son algunas de las motivaciones sugeridas por el cardenal Rueda a sus hermanos obispos al inicio de la Asamblea Episcopal

En la capital colombiana, se dio inicio este lunes 1 de julio, a la CXIII Asamblea Plenaria, que tiene un carácter electivo. El cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, durante su discurso inaugural llamó la atención de los obispos invitándolos a vivir en austeridad, entrega por la misión, reconocerse frágiles y vulnerables, entre otras acciones que mencionó en su alocución.

El prelado inició tomando las lecturas del evangelista San Lucas 6, 12-16, donde Jesús pronuncia las bienaventuranzas luego de la elección de los Doce Apóstoles. Tras una breve reflexión del texto, el prelado dijo que esta lectura viene bien a todos los obispos pues traza el camino de servicio al pueblo de Dios a pesar de las pruebas que se puedan presentar, y confirma además que, Dios los asiste “la esperanza que no defrauda”.

A lo largo de su intervención, que estuvo orientada por el pasaje de las bienaventuranzas, el prelado desarrolló varias ideas que considera deben ser las que marcan el ser y quehacer de un obispo.

Bienaventurados los obispos que se esfuerzan por vivir la austeridad

Demarcó, “Felices los obispos que viven de manera austera”, porque es un testimonio que ofrecen y un gran aporte para la paz de Colombia. Esto, les señaló, se logra rodeándose de personas profesionales e idóneas con un compromiso pleno con la Iglesia a la hora de una rendición de cuentas.

“Felices los obispos que aprendiendo de Jesús viven el espíritu de la pobreza y el desapego, son servidores humildes que no viven de la imagen, sino que, en la propia conciencia saben con sinceridad quienes son, y ponen su corazón en el verdadero tesoro que es Cristo crucificado y resucitado, vivo y cercano cada día”.

Bienaventurados los obispos que animan con su vida la misión

Resaltó que, como obispos deben estar dispuestos a darlo todo por la misión evangelizadora de la Iglesia, realizando su trabajo en equipo y dando ejemplo de un camino sinodal. Y esta sinodalidad, -agregó- “requiere la pobreza evangélica que nos lleva a salir del encierro del yo, para valorar el tú, y trabajar por el nosotros”.

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Bienaventurados los obispos que llegan hasta las lágrimas en su servicio

Así también, destacó a aquellos obispos que se reconocen frágiles y vulnerables, y a la vez, se descubren confortados y consolados por el amor de Dios. Éstos, observó son obispos con capacidad para consolar al que está afligido, “son hermanos que prefieren llorar que sucumbir, son aquellos que no se dejan deslumbrar por las estadísticas, son capaces de conmoverse ante el sufrimiento de las personas y de la ciudad, y lloran por amor, uniéndose a las lágrimas de Jesús por Jerusalén”

Reveló que, “en un mundo enfermo por el desencanto y el cansancio, estos obispos son hombres valientes, cercanos, muy humanos y a la vez llenos del Espíritu Santo, por esta razón siembran con lágrimas, esperando cosechar entre cantares. Son obispos servidores de la esperanza porque logran leer e interpretar los signos de los tiempos con sus comunidades”

Bienaventurados los obispos que afrontan sin amargura las tribulaciones

Se refirió también a aquellos obispos que cargan la cruz de la misión, avanzando con valentía y dejándose acompañar, estos, aseguró son los que saben escuchar al Espíritu Santo, en medio de tanta turbulencia y ante el “ruido ensordecedor de las noticias falsas, en esta anti cultura de la post verdad”.

“Son Obispos que tienen en su conciencia el signo de María, serena y fiel junto a la cruz de su Hijo, que mantienen la paz ante la injuria y la difamación. Son obispos convencidos de que nada los podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”.

Y continuó, estos obispos “tienen a la vez, la capacidad de recibir la verdad sin declarar enemigos a quienes la ofrecen, y tienen la capacidad de decir siempre la verdad sin humillar y sin imponerse como autoritarios dictadores”.

Antes de concluir su mensaje, el cardenal Rueda, expresó en nombre propio y de monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos y monseñor Luis Manuel Alí Herrera, su gratitud por el apoyo recibido durante la gestión del trienio que concluyen como servicio a la Iglesia, a la vez que pidió perdón por los errores que se hayan podido cometer durante la misión realizada. Finalmente, manifestó la disposición para seguir sirviendo a la nueva línea directiva que salga elegida para el período 2024-2028.

 

Estos son algunos de los  principales momentos que nos presentan desde el departamento de comunicaciones de la CEC, sobre la primera jornada de la CXVII Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano en Bogotá. «Un inicio lleno de espiritualidad, comunión y trabajo por grupos, con énfasis en el análisis del contexto del país, desde la realidad de las regiones que acompañan».


 

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