La región del Catatumbo, en el noreste de Colombia enfrenta una de las peores crisis humanitarias de los últimos años. Israel Bravo Cortés, obispo de Tibú, en diálogo con ADN Celam, narró la difícil situación en esta zona del país y señaló que la población enfrenta un panorama desolador marcado por el desplazamiento de cientos de familias, asesinatos masivos y miedo de la población.
“Esta es una tragedia humanitaria muy grande, una situación de muertes y de situaciones fratricidas muy crueles que han traído desolación, desesperanza, desconsuelo y desazón a la población civil”, afirmó, agregando que las comunidades huyen de sus hogares, dejando atrás cultivos, animales y pertenencias, mientras intentan salvar sus vidas en medio de un conflicto que no discrimina entre civiles y actores armados.
Según reportes, son más de 80 personas que han muerto en los últimos días en medio del fracaso del proceso de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con el Gobierno, suspendido por el presidente Gustavo Petro la semana pasada y la razón por la que este lunes 20 de enero el primer mandatario declarara estado de conmoción interior y de emergencia económica en este país.
- Foto: Archivo / EL TIEMPO
Respuesta de emergencia en Tibú
El prelado, indicó que la Iglesia católica en Tibú, ha estado siempre presente liderando esfuerzos y proyectos que permitan brindar acogida a las familias desplazadas. Explicó que, desde el inicio de este conflicto, la diócesis ha habilitado albergues en espacios como el antiguo Seminario Menor y un centro construido durante la pandemia, los cuales albergan actualmente a más de 520 personas.
“Asimismo, la administración local unida a nosotros abrió otros tres espacios de acogida. La coordinación entre la Iglesia, la alcaldía y la gobernación ha sido indispensable para responder a esta emergencia”, afirmó. A esto agregó, que a pesar de los esfuerzos realizados las necesidades son apremiantes y desbordan la capacidad de ayuda. “La situación es difícil y compleja pues la llegada de alimentos y suministros enfrenta grandes dificultades debido a los bloqueos y la inseguridad en la región”, indicó.
- Foto: Internet
El llamado urgente del obispo a las autoridades
Para enfrentar esta crisis humanitaria, el obispo de Tibú animó a las autoridades locales y nacionales a reforzar su compromiso con la protección de la población civil. “Es crucial garantizar los derechos fundamentales de las comunidades afectadas. Hacemos un llamado a la calma y a la responsabilidad, evitando la difusión de información no verificada que solo genera más pánico y desestabilización”, declaró.
El prelado también evidenció la urgencia de fortalecer la presencia estatal en el territorio, no solo con fuerza pública, sino con servicios básicos y oportunidades que promuevan la dignidad humana. “El Estado debe consolidar su acción en áreas como salud, vivienda y educación. Solo a través de un esfuerzo conjunto podremos reconstruir la confianza y garantizar un ambiente de paz y seguridad para nuestra gente”, añadió.
El diálogo y la reconciliación son el camino a la paz
En medio de este panorama, la Iglesia insiste en la importancia del diálogo y la reconciliación como único camino para superar el conflicto. “El derramamiento de sangre no tiene sentido. Es hora de sentarnos a dialogar, de reconocer que somos hermanos y de trabajar por la construcción de paz”, indicó el obispo.
El mensaje de esperanza por parte de la Iglesia se refuerza con acciones concretas. A través de programas de apoyo a campesinos, propuestas de cultivos alternativos y el acompañamiento espiritual, con ello la Iglesia busca promover un cambio positivo en la región.
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