La Iglesia de América ha entrado en modo “congreso americano misionero”, tras el arranque de la sexta edición de este evento en Ponce, al sur de Puerto Rico, que se celebra por vez primera en la región Caribe.
Este evento continental comenzó justo con la festividad de la Divina Providencia, patrona de la nación, este 19 de noviembre. Una celebración que data de 1969 cuando el entonces Papa [san] Pablo VI la instituyó. Es de este modo “como de la mano de la Virgen María se abre este Congreso”, afirmó monseñor Rubén González, presidente del Episcopado puertorriqueño.
“¿Quién a Puerto Rico orienta?”, preguntó el prelado al tiempo que los participantes corearon “la Virgen de la Divina Providencia”. De este modo, los 1300 peregrinos de todo el continente inician los trabajos que culminarán este 24 de noviembre.
Además durante la apertura de este evento han entronizado las reliquias de Carlos Manuel Cecilio Rodríguez Santiago (1918-1963), laico, primer beato de Puerto Rico, quien con su ejemplo de entrega y de disponibilidad total, a pesar de su precaria salud, fue fiel a la causa de Jesús, mediante la liturgia y el servicio a todos.
Puente de la fe de América
En el anfiteatro Juan Pachín Vicéns, 12.000 personas han participado en la Eucaristía de apertura, celebrada por el enviado extraordinario del Papa Francisco, el cardenal Baltazar Porras, arzobispo emérito de Caracas. Monseñor Roberto González, arzobispo de San Juan, dio la bienvenida al delegado vaticano.
57 obispos, centenares de presbíteros, diáconos, religiosas, misioneros y misioneras, provenientes de Puerto Rico y de todo el hemisferio, han participado activamente.
En su homilía, el cardenal Porras recordó que tiene “un especial cariño por esta tierra insular”, vinculada a su natal Venezuela con el obispado de San Juan desde épocas coloniales.
Recordó que por encargo del Santo Padre espera que “los fieles cristianos de América fomenten en sí mismos un espíritu verdaderamente cristiano” y puedan “gastar todas sus energías en la obra de evangelización”.
Tras hacer un minucioso recorrido histórico de los CAM, el purpurado ha señalado que esta sexta versión tiene una particularidad, “se celebra en una de las islas del Caribe, Puerto Rico, que juntamente con la isla de La Española, Santo Domingo, fue el puente desde donde la fe católica pasó en un primer momento de la Península Ibérica a las Antillas Mayores y desde allí a tierra firme”.
Aumentar la fe
El cardenal Porras ha destacado la importancia de la inculturación del Evangelio, porque “no podemos entender nuestra vocación católica americana si hacemos distinción de lenguas, culturales, islas o territorios continentales, fijándonos más en las diferencias que en las coincidencias”.
Por lo que encomió el esfuerzo que desde el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño se hace para expandir sus fronteras e incluir en su renovación de manera expresa el término “y caribeño” en su nombre.
Para Porras esto es “un llamado a la integración, en las que la mirada tiene que ser mutua: vernos, conocernos y enriquecernos los unos a los otros. En consonancia con el Papa Francisco somos Iglesia en salida que camina junto a otros, sinodalmente”,
Además invitó a vivir este CAM 6 con intensidad para que “salgamos de nosotros mismos” más allá de las ponencias, testimonios, trabajo en grupos y contacto con las parroquias. En especial, ha pedido abrirnos a “nuestros hermanos de otras latitudes, aumentar la fraternidad y descubrir las potencialidades de cada”.
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