ADN Celam

Concluyó en Ecuador el Simposio Teológico Internacional “Fraternidad para sanar el mundo”

Con una Eucaristía junto al monumento a la Mitad del Mundo, presidida por el cardenal Pedro Barreto, arzobispo de Huancayo, Perú, y presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), concluyó este sábado 07 de septiembre, el Simposio Teológico Internacional, que congregó a más de 600 participantes de los diferentes continentes del mundo.

Un espacio académico que se vivió del 4 al 7 de septiembre con el tema: “Fraternidad para sanar el mundo” y que buscó proponer caminos para restaurar la fraternidad en el contexto de un mundo herido, así como la relación de la fe cristiana con la realidad social.

Al concluir el Simposio, desde ADN Celam, quisimos conversar con uno de sus organizadores, así como también con un participante, quienes nos compartieron sus impresiones, experiencias y aprendizajes de lo vivido en este evento eclesial y que afirmaron, les plantea grandes desafíos en su vida personal y la de sus comunidades.

«Fue un evento que superó todas las expectativas»

Así lo expresó el padre Juan Carlos Garzón, secretario general del Congreso Eucarístico, quien fue el encargado de estar al frente de la coordinación del Simposio. El sacerdote se mostró agradecido por el apoyo recibido por parte de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) y de todas las instituciones de Iglesia en Europa y de Norteamérica.

Explicó que fueron 3 años y medio de preparación, para lograr que durante cuatro días se reflexionara sobre la relación entre la Eucaristía y la fraternidad, tocando temas con una perspectiva nacional de fraternidad en el Ecuador, pero también en el contexto de otros continentes, desde una cosmovisión indígena, política, de literatura e histórica. Adicional a ello, mencionó que en principio esperaban 300 personas y llegaron 600, esto dijo «es un motivo de alegría, luego también la perseverancia de todos los participantes hasta concluir el evento y la riqueza de las exposiciones ofrecidas».

Así también, dijo que este Simposio fue la antesala al Congreso Internacional que dará inicio del 8 al 16 de septiembre y que servirá para seguir reflexionando sobre lo que es el sentido de la fe de los cristianos. Aclarando que, el simposio tuvo un carácter académico donde estuvieron convocados docentes, agentes de pastoral, catequistas y el Congreso, propiamente tiene un carácter catequético con testimonios, conversatorios que los enriquece y entrelazan.

«Aquellas personas que participen de los dos eventos se van a dar cuenta cómo se ha realizado un hilo conductor, primero una reflexión sobre la eucaristía y luego la vivencia eucarística y la misión eucarística, los misioneros eucarísticos también que se convierten en misioneros de fraternidad», apuntó.

La Eucaristía como sacramento para curar al mundo

Por su parte, el padre Juan David Muriel Mejía, profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y miembro Comisión Nacional de Liturgia en Colombia, expresó su complacencia por lo vivido en este espacio.

El sacerdote destacó los matices que los diferentes expositores fueron ofreciendo con respecto al tema de reconocer en la Eucaristía un sacramento para la curación y no solamente visto desde la unción o a la penitencia. Partiendo este recorrido de elementos muy humanos como lo son las guerras, los conflictos, las generaciones de jóvenes, es decir, partiendo de la realidad que se vive en las comunidades, con sus luces y sombras, pero también con sus tristezas y esperanzas.

Todo lo aprendido aquí nos plantea un desafío porque fíjense la misma asamblea era una asamblea plural, había jóvenes, personas de edad, religiosas, seminaristas sacerdotes, obispos, laicos comprometidos, personas que inclusive pienso habrán venido por curiosidad o por interés académico. Esa pluriculturalidad de un banquete que se sirve para todos, es un gran desafío para entender el sacramento de la eucaristía como un sacramento que nos necesita para continuarse, para curar el mundo, para amarnos al estilo del Evangelio”.

Destacó el testimonio de una de las ponentes, una mujer católica de mucha fe, que a pesar de su esposo ser de otra religión y sus hijos no ir a misa, construyen la unidad de la familia, sin que todos sus miembros participen de la fe. “Yo creo que el testimonio evangelizador que nosotros tenemos desde la participación en la Eucaristía, tiene que ser el de desgarrar situaciones concretas de desamor y de egoísmo y de construir situaciones concretas de justicia y solidaridad”.

 

Fotos: Cortesía oficina de comunicaciones del Simposio Teológico Internacional

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