Con modalidad híbrida (presencial y virtual) se está llevando a cabo el Congreso Continental de Ecumenismo con amplia asistencia y pluralidad de voces y procedencias. “Venimos transitando este proceso del cual este Congreso es un hito muy importante”, indicó Dra. Susana Nuin, coordinadora del Cebitepal y factótum del entramado de fraternidad patentizado en este encuentro que continúa el viernes 4 de noviembre.
¿Qué palabras, qué conceptos resuenan en estos espacios en los que las diferencias unen, combinando oxímoron tan agradables a nuestro Dios? En la voz del metropolita Iosif Bosch, referente de la Iglesia Ortodoxa, “nos reunimos cada uno desde nuestra propia identidad, abrazando esta posibilidad que nos brinda el Espíritu Santo de estar unidos en la diversidad”.
Se sumaron en las instancias inaugurales el arzobispo anglicano Julio Murray quien puso el acento en la necesidad de fortalecer la conciencia ecuménica “pero siempre juntos” y monseñor Jorge Lozano, secretario general del Celam, quien —a través de un video— subrayó lo hermoso de compartir la alegría del Evangelio, “reconociéndonos unidos por Jesucristo y así organizamos este Congreso con el Celam, las conferencias episcopales y otras Iglesias cristianas”.
Análisis profético
El programa previsto invitó a hacer Análisis Profético del Ecumenismo en América Latina y el Caribe. Se explayaron sobre el tema dos hermanos chilenos: Dra. Elizabeth Salazar —se basó en Mateo 12,50 y en el poema de Atahualpa Yupanqui “Los hermanos”— y el Dr. Patricio Merino refirió al aporte del Celam al diálogo ecuménico en dos vertientes analíticas: logros y desafíos.
Salazar hizo un repaso de la historia del ecumenismo en el continente americano pivoteando entre conceptos de San Mateo y Yupanqui, destacó el encuentro de las religiones originarias con el cristianismo de la mano del español e incluso algunos momentos de profunda ecumenicidad, “la Unidad se acerca y se aleja”. Reconoció el valor de las Iglesias ortodoxas en América Latina y “los destellos ecuménicos” de su paisano el padre Alberto Hurtado en su amistad con los más pobres trabajando codo a codo con el Ejército de Salvación en Chile. “Reuniones como esta son semillas que parecían dormidas pero están dando frutos”, afirmó tan convencida como feliz.
“¿Cuáles son los logros de estos 60 años de vida del Celam en materia de ecumenismo?”, se preguntó Merino y fue respondiendo: haber impulsado estructuras e incorporado el diálogo ecuménico a la acción evangelizadora. No cejar en la búsqueda de la Unidad y haber hecho pedagogía de lo interreligioso y lo ecuménico, enseñando incluso a partir de las diferencias. Superar el concepto de “secta” al referirse al evangelismo y acercarse al movimiento pentecostal americano aceptando el concepto del papa Francisco “ecumenismo del camino”, entre otros.
Con respecto a los desafíos, Merino focalizó en que el diálogo ecuménico en América Latina no debe espejarse en el europeo: son sensibles realidades diferentes; los interlocutores también lo son. Otro pendiente es el desconocimiento mutuo que lleva a confusiones conceptuales y la evidente falta de promoción de la mujer en los ámbitos comunes. Y recalcó que hay que repensar el ecumenismo desde una visión pentecostal.
En tanto que el sacerdote católico brasileño Marcial Maçaneiro sostuvo que “no se hace ecumenismo escapando de la historia y sí teniendo conciencia de que el ecumenismo apunta al futuro”. Explicó que, desde su análisis, hay un ecumenismo pastoral (hay cientos de centros de formación con participación ecuménica y una brújula extraordinaria: Aparecida), un ecumenismo de recepción (que precisa todavía recibir a todos incluyendo a los pentecostales que son en sí mismos una invitación a renovar Pentecostés, “a vivir esa pentecostalidad de los primeros cristianos que eran sinodales cada día de la semana”) y un ecumenismo de resistencia (“tenemos que pedir perdón y resistir al mal; insistir en el bien y en las bienaventuranzas”).
Ante el pertinaz resfrío del Dr. Humberto Shikiya, su intervención fue leída por el teólogo Milton Mejía que se centró en el impacto del Covid en las economías y las sociedades latinoamericanas: “Con la pandemia ha quedado al descubierto la alta vulnerabilidad de la humanidad en un plazo muy corto y la corresponsabilidad ante el cuidado mutuo”. “El movimiento ecuménico tiene la capacidad de facilitar las interacciones dinámicas entre lo global y lo local para poder transformar junto a otros actores las condiciones adversas que por causas estructurales generan injusticia y desigualdad.”
Y finalizó con un poema del pedagogo brasileño Paulo Freire: “Es necesario tener esperanza, pero tener esperanza del verbo esperanzar; porque hay personas que tienen esperanza del verbo esperar. Y la esperanza del verbo esperar no es esperanza, es espera. Esperanzar es levantarse, esperanzar es ir tras, esperanzar es construir. ¡Esperanzar no es rendirse! Esperanzar es seguir adelante, esperanzar es juntarse con otros y otras para hacerlo de otro modo”.
Inteacciones vía Padlet para todos y todas
Los congresales virtuales fueron invitados por la Dra. Elena López Ruf a participar de una actividad que reflejó sus respuestas en una pizarra electrónica (padlet). Respondieron con frases breves a dos preguntas: qué es para cada uno el ecumenismo y cuál es la motivación para andar el camino de la Unidad de los Cristianos. Las respuestas fueron ramilletes de humanidad al servicio de toda la humanidad. Cuánta fraternidad tan solo en un ratito de reflexión conjunta.
Testimonios
Se escucharon tres “ocasiones de ecumenismo” que ya tienen mucho ejercicio, creatividad y siguen planeando más: Somos Uno desde Brasil; Conferencia Episcopal de México; y Bíblica Virtual desde Argentina.
“Nuestros ejercicios de Unidad entre cristianos nacieron con los desayunos compartidos y los grupos de alabanza, ellos nos llevaron a hacer trabajo social con los más pobres en búsqueda de la santidad de la vida”, explica Isaías Carneiro cabeza laica de Somos Uno. “Tratamos de que la Semana de Unidad de los Cristianos no quede atrapada en un protocolo pastoral sino que sea una realidad concreta, realizada”, explica entusiasmado. Varios espacios fueron naciendo en torno a estos ideales: Corazón Nuevo, Encristos y siguen desayunando ecuménicamente, “¡este es mi testimonio desde Brasil!”.
Y según cambiamos de geografía también cambian las iniciativas. Desde México, la profesora Úrsula Longhi, cuenta que sus esfuerzos ecuménicos están puestos en los aspectos formativos que tienen muy buena recepción en los delegados diocesanos, especialmente de modo presencial en las arquidiócesis de Monterrey y Guadalajara. Su nuevo proyecto es “De visitas virtuales entre comunidades cristianas” que consiste en profundizar en el diálogo armando paneles bíblicos y de oración al que ya vienen involucrando a amigos judíos e islámicos.
El pastor bautista Juan José Barreda —peruano radicado en Argentina— compartió la experiencia con los más jóvenes llamada Bíblica Virtual donde conviven diversas tradiciones cristianas: “Es una comunidad de estudios virtuales, no-formales y contextuales sobre prácticas y creencias de la fe cristiana. Nuestra misión es aportar una comunidad educativa fundamentada en la lectura contextual de la Biblia, el diálogo libre y comprometido, y que aborde temas pertinentes a toda la sociedad. Queremos vincular dos espacios y horizontes que, históricamente, han estado separados: el académico y el de las prácticas de las comunidades de fe”.
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Las múltiples posibilidades que ofrece la organización de eventos con modalidad híbrida como este Congreso implican que puedan hacerse presentes valiosas personas que, por medio de un video, hacen escuchar su voz. Tal es el caso del Profesor Dr. Marco Strona que comparte cátedra con el Profesor Dr. Alberto Larrosa en el Diplomado sobre Migración con perspectiva ecuménica y sinodal que impulsa el Cebitepal: “Surgió de los alumnos crear un foro que colecte las buenas prácticas sobre Migración. Comprender la migración constituye un reto de este tiempo”. Larrosa se preguntó cómo responder pastoralmente al fenómeno migratorio que impacta en el mundo de hoy desde la comunión cristiana, “todos tenemos un don para compartir: católicos y protestantes”.
Desde el Uruguay pero en este caso en vivo desde el Zoom, el pastor metodista Jorge Gerhard abordó la cuestión ambiental, la agroecología y la responsabilidad que tenemos los cristianos de cuidar nuestro planeta: “En el 2017 nos llegó la invitación de nuestros hermanos católicos de ‘Cristianos en red’. Y dijimos: ‘tenemos que ir’. Éramos muchos y diversos: judíos, ambientalistas, sindicalistas, recolectores, impulsores de huertas comunitarias ecológicas. Surgió el compromiso, difícil por cierto, de cuidar la Casa Común. Más allá de en qué creemos está el deseo de querer cuidar. ¿Qué podemos hacer juntos? Reciclaje, agroecología y —un problema compartido— lidiar con el Estado. ¿Qué nos hizo superar los discursos teológicos? Compartir las esperanzas”.
¿Por qué queremos la Unidad?
Por cuestiones de Programa y para no alargar demasiado la primera Jornada del Congreso, monseñor Iosif Bosch fue invitado a introducir la temática que se desarrollará completa el viernes 4 de noviembre: ¿Cuál es la razón de ser del ecumenismo?
“Para los ortodoxos, la teología es sobre todo experiencia, nuestros teólogos son Moisés, Pedro, Pablo… aquellas personas que han tenido el don para encontrarse con Dios, lo que llamamos teificación o cristificación. Nosotros nunca vemos el dogma fuera del contexto histórico lo que le da dinamismo. Por eso sostenemos que el ecumenismo hoy es una urgencia porque existe una urgencia de fe en el hombre. Hay también una urgencia ecológica, un ecumenismo ecológico ‘verde’”, explicó Bosch con profundidad.
Oraciones finales y un hasta mañana
El padre Pedro Brassesco, secretario adjunto de Celam, invitó a rezar con el Decálogo sobre la Paz de san Juan Pablo II:
- Nos comprometemos a proclamar nuestra firme convicción de que la violencia y el terrorismo se oponen al auténtico espíritu religioso, y, condenando todo recurso a la violencia y a la guerra en nombre de Dios o de la religión, nos comprometemos a hacer todo lo posible por erradicar las causas del terrorismo.
- Nos comprometemos a educar a las personas en el respeto y la estima recíprocos, a fin de que se llegue a una convivencia pacífica y solidaria entre los miembros de etnias, culturas y religiones diversas.
- Nos comprometemos a promover la cultura del diálogo, para que aumenten la comprensión y la confianza recíprocas entre las personas y entre los pueblos, pues estas son las condiciones de una paz auténtica.
- Nos comprometemos a defender el derecho de toda persona humana a vivir una existencia digna según su identidad cultural y a formar libremente su propia familia.
- Nos comprometemos a dialogar con sinceridad y paciencia, sin considerar lo que nos diferencia como un muro insuperable, sino, al contrario, reconociendo que la confrontación con la diversidad de los demás puede convertirse en ocasión de mayor comprensión recíproca.
- Nos comprometemos a perdonarnos mutuamente los errores y los prejuicios del pasado y del presente, y a sostenernos en el esfuerzo común por vencer el egoísmo y el abuso, el odio y la violencia, y por aprender del pasado que la paz sin justicia no es verdadera paz.
- Nos comprometemos a estar al lado de quienes sufren la miseria y el abandono, convirtiéndonos en voz de quienes no tienen voz y trabajando concretamente para superar esas situaciones, con la convicción de que nadie puede ser feliz solo
- Nos comprometemos a hacer nuestro el grito de quienes no se resignan a la violencia y al mal, y queremos contribuir con todas nuestras fuerzas a dar a la humanidad de nuestro tiempo una esperanza real de justicia y de paz.
- Nos comprometemos a apoyar cualquier iniciativa que promueva la amistad entre los pueblos, convencidos de que el progreso tecnológico, cuando falta un entendimiento sólido entre los pueblos, expone al mundo a riesgos crecientes de destrucción y de muerte.
- Nos comprometemos a solicitar a los responsables de las naciones que hagan todo lo posible para que, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, se construya y se consolide un mundo de solidaridad y de paz fundado en la justicia.
A continuación, la Dra. Salazar guio la oración de modo espontáneo, vívido, en letanía repitiendo “Interrumpe, Señor, nuestros discursos, si son para separar y no para unir”.
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El viernes 4 de noviembre,
a partir de las 8.30 Hora de Colombia – 10.30 Hora de Argentina,
puede seguirse la última jornada este Congreso accediendo a través del siguiente link:
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