«Es necesario que la cooperación internacional abandone el modelo paternalista, colonialista, filantrópico de cooperación y pase a un modelo de comunión eclesial, de proceso sinodal, de subsidiariedad y de empoderamiento,» afirmó el Card. Michael Czerny prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, al dirigirse a los representantes de las organizaciones que, desde diferentes partes del mundo, asisten al Encuentro con Instituciones y Organismos Eclesiales de Ayuda a la Iglesia en el continente, convocado por la Pontificia Comisión para América Latina este 22 y 23 de junio en el Vaticano.
Fraternidad y profundidad
El encuentro se inició con una reflexión desde la Pontificia Comisión para América Latina centrada en el escenario social y eclesial del continente. Posteriormente las instituciones y organizaciones de ayuda presentaron el alcance de su tarea en el contexto eclesial del continente.
Mons. Lizardo Estrada, secretario general del Celam y Ricardo Calle secretario ejecutivo del Fondo Populorum Progressio, representan al Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño en el evento del que destacan el ambiente de fraternidad y la profundidad de las reflexiones que enriquecen el quehacer de ambas organizaciones.
El Celam desde el acompañamiento a las Conferencias Episcopales del continente y el Fondo Populorum Progressio con su misión dirigida al favorecimiento de los pueblos originarios y afrodescendientes. Para Ricardo Calle, dentro de la jornada «fue muy importante la reflexión de la Pontificia Comisión para América Latina que invitó al acompañamiento de procesos más no de proyectos, lo que se identifica plenamente con la misión del Fondo Populorum Progressio por lo que el especialista expresó su entusiasmo.
«Nos sentimos llamados a organizar la esperanza en estas dos comunidades con la participación de sus integrantes, involucrándolos en su desarrollo desde el discernimiento, la propuesta y posterior ejecución. Esperanza que debe fundamentarse y nutrirse con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, dirigida hacia los procesos de evangelización y los fundamentos que nos mueven a vivir la solidaridad, seguros de que la opción pastoral de la Iglesia son los pobres,» afirmó.
Cooperación solidaria y sinérgica
El Card. Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral dedicó su intervención a la necesidad de una cooperación solidaria y sinérgica al servicio de las Iglesias de América Latina. Al respecto, abogó por una cooperación sinodal con dos vertientes trascendentales: cooperar para la sinodalidad y cooperar de manera sinodal.
Profundizando en estos dos conceptos, el cardenal explicó que cooperar para la sinodalidad consiste en apoyar de forma prioritaria, los procesos que en la Iglesia están orientados a una transformación de mentalidades, prácticas y estructuras, siempre en favor de una mayor sinodalidad.
Aquí según explicó el purpurado, entran las iniciativas que representan las nuevas estructuras, es decir, aquellas que facilitan la escucha y la participación de los sectores más periféricos en la vida de la Iglesia; además de la formación en la espiritualidad de comunión de los agentes pastorales y la participación de grupos subalternos en la toma de decisiones.
Procesos antes que proyectos
Mientras que cooperar de manera sinodal consiste en acortar la brecha que separa a donantes de receptores, es decir, trabajar en la medida de lo posible por disminuir esa asimetría de poder que se produce de forma natural cuando se asume cualquiera de los dos roles.
Para Mons. Czerny implementar esta propuesta requiere de la aplicación de siete principios. El primero de ellos habla de entender que la lógica de la comunión debe prevalecer sobre la lógica filantrópica. Esto en palabras del cardenal es comprender que «la cooperación no es un acto de mera dadivosidad hacia los pobres, sino una devolución de los recursos que, por derecho, les pertenecen». Así agrega el prelado, la cooperación funciona en la lógica de la comunión en tanto los recursos necesarios llegan a los verdaderos destinatarios.
También hacen parte de estos principios el descolonizar la cooperación, evitar la fragmentación y el clientelismo, superando la tendencia a crear relaciones clientelares entre donantes y receptores, lo que termina restando objetividad y sentido estratégico a la asignación de fondos. Igualmente está la búsqueda de formas de articulación con donantes y receptores, privilegiando los procesos sobre los proyectos, todo esto pensando en una mayor transparencia en la toma de decisiones y la rendición de cuentas. Una cooperación que tenga un carácter samaritano.
Principios de la tarea
Ejemplo de esta práctica es la creación de fondos colaborativos entre organizaciones donantes y las Redes Eclesiales Territoriales asistidas por el CELAM y Cáritas de América Latina, porque conocen los territorios y son buenos ejemplos del concepto de agregación legítima, especialmente en el caso del Fondo Populorum Progressio.
El Cardenal recordó que, en este caso, el cambio se inició con el cierre de la Fundación, seguido de la transformación a Fondo, confiándole al Celam la responsabilidad de su gestión, especialmente ayudando a analizar y seleccionar los proyectos y a darles seguimiento. El CELAM a través de sus redes pastorales y su estrecha colaboración con las pastorales de indígenas y afrodescendientes de las Conferencias Episcopales, podrá ejercer ese rol de forma legítima y pertinente. «De este modo pretendimos dar un paso importante de cooperación sinodal. Esperamos que este ejemplo pueda ser replicado y que, de igual modo, se comporten todas las instancias vaticanas,» comentó.
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Los convocados
Para el delegado pontificio la realidad clama por un cambio de paradigma y exige para las actividades que se logren a través de la cooperación internacional que sean espacios en donde se asuman nuevos retos desde el carácter eclesial.
Ese anhelo de revitalización de la misión evangelizadora de la Iglesia advierte el cardenal debe asociarse a la revisión y transformación profunda de los procesos de cooperación internacional, destinados al desarrollo humano integral, frente a lo que agrega, el camino lleva a una cooperación eclesial servicial y subsidiaria. Finalmente invitó a recuperar la compasión y la solidaridad, haciendo expresión de ello en la vida cotidiana o a través de nuestro ministerio o servicio. «Desarrollemos un verdadero desarrollo. Generemos la responsabilidad y la responsabilización mutua entre el individuo, la sociedad, el Estado y las religiones,» alentó.
Asisten al Encuentro con Instituciones y organismos Eclesiales de Ayuda a la Iglesia en América Latina, instituciones como: ACN Internacional, Adveniat, la Arquidiócesis de Colonia, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Manos Unidas, la Conferencia Episcopal Italiana, Misereor, Porticus Latinoamérica, Cáritas América Latina y el Caribe, el Servicio de Intervenciones Caritativas para el Desarrollo de los Pueblos, Fundación Internacional Buen Pastor América Latina, Oficina de la Colecta Nacionales de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Servicios Católicos de Ayuda, BEGECA, Agencia Católica para el Desarrollo en el Extranjero (CAFOD) y Cáritas Canadá, entre otras.
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