Monseñor Juan Miguel Castro Rojas, obispo de San Isidro, jurisdicción eclesial al sur de Costa Rica, anunció que todos los 23 de julio se celebrará la instauración del “Ordo Virginium” (Orden de las Vírgenes Consagradas) en esta diócesis, día cuando se hicieron las primeras consagraciones en 2022.
Actualmente San Isidro cuenta con 8 consagradas – una ya fallecida – con apenas un año de su instauración. Además hay un grupo de cinco jóvenes en formación y tres que empezarán su discernimiento en 2024.
Para monseñor Castro aseguró que “será una celebración muy hermosa de total apoyo a esta vocación de la vida consagrada femenina”.
5.000 en todo el mundo
Lisandra Chaves, delegada diocesana para el Ordo Virginum, explicó que “la vocación es muy floreciente en todo el mundo, pero en San Isidro, para tener apenas un año de instauración del Orden de Vírgenes y ya tantas vocaciones, es solo fruto del Espíritu Santo”.
Toda vez que agradeció a monseñor Juan Miguel Castro por “su completo apoyo a nuestro crecimiento y formación inicial y permanente, porque esta noticia es realmente una grata sorpresa que nos motiva y nos alienta en nuestra misión”.
Chaves explicó que “el Orden de las Vírgenes Consagradas es la primera vocación de vida consagrada en la Iglesia que data de los tiempos apostólicos”.
“En el mundo hay 5.000 vírgenes consagradas, mientras que en América Latina se calcula que haya entre 800 a 1000. En Costa Rica cuentan con 35”, añadió.
Esposas de Cristo
Cuenta esta laica costarricense que “a estas mujeres se les llama Esposas de Cristo, porque su ritual de consagración es una boda mística con Cristo. Reciben el anillo de esposas, el velo que fue en la antigüedad el signo de mujer casada y la liturgia de consagración para orar con y por la Iglesia”.
Se trata de una ceremonia que data del siglo II, por tanto, “es una ceremonia única y permanente donde las mujeres hacen una promesa de virginidad y castidad perpetua.
Fue hasta el siglo IV que “ya se contó con un ritual público de consagración de vírgenes y que solo podía realizar un Obispo y así se mantiene hasta la fecha”.
“Las vírgenes consagradas no viven en comunidad, no usan hábito, no tienen regla monástica, viven en sus casas, tienen trabajos civiles y no tienen superiora ni coordinadora, su único superior es el Obispo”, indicó.
Son mujeres seglares que “se comprometen a orar principalmente y a servir al Señor en lo qué Él llame y sus trabajos les permitan”.
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