"Creo en el Espíritu Santo": Mons. Jorge Lozano

La fiesta de Pentecostés, la culminación de la Pascua y la maravillosa obra del Espíritu Santo en cada uno de nosotros; son los temas que aborda Monseñor Jorge Eduardo Lozano en su reflexión de la presente semana.

Asegurando que sin el Espíritu Santo, la Iglesia sería una ONG piadosa o un club de beneficencia, el Secretario General del Celam recuerda que la expresión «Creo en el Espíritu Santo» es una de las afirmaciones más importantes de nuestra fe, porque así como creemos en Dios padre y en Dios Hijo, también lo hacemos en Dios Espíritu Santo«.

La Palabra Santa

Tomando la Sagrada Escritura como punto de referencia, el arzobispo de San Juan de Cuyo recuerda que allí aparecen diferentes ejemplos que muestran evidencias de la acción del Espíritu Santo en la vida de los hombres, apelando a imágenes o símbolos como el agua, el fuego y la paloma.

Refiriéndose al agua, el prelado destaca algunos apartes del Evangelio del apóstol San Juan, como el de la crucifixión donde Jesús es atacado en el costado con una lanza y de su herida brota sangre y agua, lo que se relaciona con una efusión del Espíritu Santo, una fuente de su Divina e inagotable Misericordia. También habla de otro relato presente en el mismo Evangelio, donde Jesús dice que del interior de los creyentes brotará un manantial de agua viva o el Apóstol San Pablo que al hablar del bautismo asegura que todos “hemos bebido de un solo Espíritu”.

En el caso del fuego el obispo argentino hace referencia al ardor y la potencia transformadora del Espíritu. Lo que en el relato se muestra cuando San Juan Bautista el precursor, anuncia a Cristo como el que bautizará en el «Espíritu y el fuego”, o el momento en el que Jesús asegura haber venido a traer fuego sobre la tierra, deseando que ya estuviera ardiendo.

Mientras que al usar la paloma, destaca el prelado, la intención es usar un símbolo que relacione al Espíritu Santo con la libertad y la paz, por lo que aparece en los relatos del bautismo de Jesús, donde al salir del agua es el Espíritu Santo que en forma de paloma se posa sobre Él.

Su obra en nosotros

Para Monseñor Lozano, llegar a la fiesta de Pentecostés y vivir el final de la Pascua, permite constatar que en nuestra vida hay evidencias de la obra del Espíritu Santo, el mismo que nos enseña a orar a Dios, reconocerlo como Padre y a Jesús como hijo de Dios. Es el Espíritu Santo que hemos de considerar y valorar como fuente de comunión que nos enseña a evitar al uniformidad, valorar la diversidad y evitar la anarquía.

El Espíritu Santo «nos ayuda a comprender la Palabra de Dios, nos impulsa a la misión con audacia y fervor. La acción del Espíritu se da por desborde«. Ante el firme deseo de soñar con la construcción de un mundo nuevo, podemos entender el Espíritu Santo como la causa y fuente de la esperanza cristiana, presente en todos los sacramentos.

«Sin Él no hay sínodo, ni Iglesia, Él suscita la audacia misionera. Le pone el pecho a los desafíos, no se achica. Hace accesible la buena noticia a todas las lenguas y culturas». afirma.
Vivimos en una época caracterizada por la fragmentación de las personas, las familias y en general de los grupos sociales y solo el Espíritu Santo logra inspirar el corazón cuando existe una búsqueda común.

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Consuelo en el dolor

Por otra parte el prelado explica que la Iglesia es conducida por el Espíritu Santo. Esa inspiración la convierte en un signo evidente del Reino que crece poco a poco como la levadura. De ahí que la invocación «Ven Espíritu de Dios» nos llene de confianza en medio de la tribulación, consuele nuestras fatigas, nos dé la luz necesaria para discernir y ponernos en marcha, sacudirnos de la comodidad y la costumbre.

Finalmente Monseñor Lozano, invita a los creyentes a sumarse a la oración que propone el Papa Francisco para el próximo Sínodo sobre la sinodalidad y que invoca la presencia liberadora del Espíritu Santo. «Ven Espíritu Santo. Tu que suscitas lenguas nuevas y pones en los labios palabras de vida, líbranos de convertirnos en una Iglesia de museo, hermosa pero muda, con mucho pasado y poco futuro».