Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes (Argentina) asegura que “hoy se mantienen vigentes todos los desafíos de Aparecida”, por eso el papa Francisco consideró que no es el tiempo de convocar una nueva Asamblea de las Conferencias de América Latina y el Caribe, sino más bien una Asamblea Eclesial que los reasumiera.
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En efecto, “dicha Asamblea orientó su camino a partir del lema: Todos somos discípulos misioneros en salida, evocando así el núcleo central que motivó la oración, la reflexión y los compromisos de Aparecida”. Sobre este particular, el cardenal Lacunza, sin titubear, ha dicho que “el pontificado de Francisco no se explica sin Aparecida”, inclusive “Evangelii gaudium, su documento programático, es una ‘traducción’ en lenguaje universal de Aparecida”.
Asimismo indica que se debe seguir desarticulando “todo clericalismo, tanto entre ministros como en el laicado”, porque “estamos llamados a asumir la misión como algo inherente a nuestra identidad bautismal con la incorporación plena de laicas y laicos en la vida y misión de la Iglesia”, señala en referencia a la recién promulgada constitución apostólica Praedicate evangelium.
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De hecho, en el artículo 10 de la reforma se lee: “Todo cristiano es un discípulo misionero”, ¿Es esto un guiño directo a Aparecida? Stanovnik considera que sí: “En buena parte puede decirse que posee inspiraciones como el Sínodo sobre la Sinodalidad. El ‘caminar juntos’ de las Iglesias particulares de América Latina y el Caribe tiene características propias y continuadas a lo largo de toda su historia, pero con un efecto acelerador a partir de las Asambleas de las Conferencias que se celebraron en el continente desde mediados del siglo pasado en forma ininterrumpida. Por ejemplo, se puede percibir ese influjo en uno de los principios generales de la mencionada Constitución, donde se especifica que todos, lo cual incluye a laicos y laicas, pueden ser nombrados para llevar funciones de gobierno y responsabilidad en la Curia”.
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